sábado, 22 de octubre de 2022


 




TIEMPO DE VIAJE



REGISTRO TERRITORIAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL



Autor/es y titular/es originarios de derechos


Apellidos y nombre: MARÍN BADILLO, José María (Alias: Mercurio Marin)

Nacionalidad: España

Título: TIEMPO DE VIAJE

Objeto de propiedad intelectual: Obra literaria o científica

Clase de obra: Literaria

NÚMERO DE ASIENTO REGISTRAL:

 04 / 2022 / 1701

RTA-00729-2022


















TIEMPO DE VIAJE

1

Fue un poco antes de mi adolescencia cuando comenzó a rondar por mi cabeza, que muchas de las frecuencias de radio no eran “fabricadas” aquí en la Tierra, además tenía una sensación muy real de intuir que otras realidades transcurrían en el mismo instante que transcurría mi vida. Podía ver en algunas ocasiones como “flases” a personas, vehículos, y artefactos voladores por calles y cielos desconocidos por mí y que parecían ir a chocar conmigo, pero en ese mismo instante era “atravesado” por esas mismas personas, maquinas, etc. sin que ocurriese nada más. De repente volvía a mi realidad habitual y tenía la sensación de haber tenido un sueño vívido. Era una sensación tan real y a la vez ilusoria que mi cerebro no procesaba correctamente. ¿Cómo es posible que existan otros mundos en este mismo instante-tiempo?; ¿cómo era posible que en el mismo espacio que ahora ocupo yo, pudiese suceder esto? -El poeta francés Paul Éluard, amigo y rival de Dalí por el amor de Gala, acuñó una de mis frases favoritas: “hay otros mundos, pero están en este”. Han pasado muchos años desde la primera vez que tuve esta sensación, pero este asunto seguía rondando en mi cabeza a diario, era como una mosca que por fin no molestaba, pero que te mira fijamente a los ojos recordándote buscar una solución.

2

Iniciado en distintas Ordenes y asociaciones de carácter Esotérico y Alquímico, fui adquiriendo una conciencia a la que voy a denominar macrocósmica (La órbita Macrocósmica es el circuito de energía compuesto por los Ocho Canales Misteriosos, los más importantes de los cuales son los dos que componen la órbita Microcósmica).

En unas de las reuniones esotéricas, que manteníamos un pequeño grupo de colegas, los domingos con uno de nuestros maestros tuve la suficiente entereza una vez concluida la reunión, para hablarle abiertamente y cuando ya se habían marchado los compañeros, sobre el asunto de las frecuencias y de las ensoñaciones que yo creía padecer. Me quede algo sorprendido por la buena acogida que mi maestro dispenso a esta cuestión, ya que de inmediato comenzó a relatarme algunas de sus averiguaciones a este respecto, pidiéndome eso sí, un pacto de silencio entre ambos acerca de este asunto. El profesor resolvió que para tratar acerca de estas cuestiones, nos viésemos a solas en días que el fijó en su agenda. Al principio de estas reuniones me relato que paso algunos años de su vida como profesor-investigador de farmacia en la casa Real de un país centro-europeo. En este empleo me dijo, conoció a importantes personas; entre ellas, algunas vinculadas con sociedades secretas y que con el paso de los años llego a pertenecer a una de estas como científico-consultor. Pasados unos meses de esas reuniones, resolvió entregarme un grueso diario escrito en francés donde se relatan una serie de increíbles experiencias y vivencias, que ahora intentare relatar aquí con la mejor traducción posible y una narración suficientemente coherente, ya que por ser yo un hombre de ciencias no estoy suficientemente versado en estas, u otras artes literarias... Las reuniones continuaron y en ellas comentábamos el diario y los descubrimientos que el mismo realizó y el de otros colegas, en esos años que tuvo relación con la citada organización.

El profesor había llegado al conocimiento de algo que estaba relacionado con este asunto que a mí me perturbaba y que a la postre fue lo que le motivo a interesarse tan de repente, sobre mis elucubraciones. Me decía que con gran paciencia y sabiendo descifrar ese diario -ahora entre mis manos-, llegaría al fondo de esa y otras cuestiones y por fin entendería el significado de “mis frecuencias y visiones”.

Comenzaba el diario describiendo su trabajo con la empresa a la que le había dedicado más tiempo. Su cometido principal en esta, era informar a los miembros de esa sociedad sobre los avances en sus estudios referentes a la astrología, la química, la numerología y otras ciencias que dominaba a la perfección. Otro de su cometido, era analizar las muestras más extrañas, orgánicas, o, inorgánicas que algún miembro de esta asociación aportaba tras algún viaje al extranjero.

3

El diario

Nota. –

*He omitido adrede, desde el principio en este diario, el nombre de todas las personas que aparecen aquí, ya que de caer el diario en manos inadecuadas podría correr grave peligro la vida de estos y la de sus familias. También quiero decir, que lo escrito aquí, solo hace referencia a los acontecimientos para mi, más significativos y mas importantes ocurridos en el tiempo que estuve colaborando en esa sociedad.

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Las investigaciones se realizaban en el Castillo de Wewelsburg. un castillo renacentista situado en el norte del Estado federado alemán de Renania del Norte-Westfalia, en el pueblo de Wewelsburg, que a su vez forma parte de la ciudad de Büren, en el distrito de Paderborn, en el valle del río Alme. El castillo tiene planta triangular con sendas torres en cada vértice y de época renacentista. La forma de Welwelsburg representa una flecha perpendicular al eje este-oeste, y se encuentra orientada en sentido sur-norte, de tal forma que la torre norte representa la punta de una flecha que apunta al norte. Todo el conjunto arquitectónico, revela un aspecto esotérico. Un gran patio interior enlaza los edificios que forman este conjunto. A nivel de la tierra se encuentra la GruppenführerSaal, una sala circular con doce columnas y una rueda solar en el centro de la misma donde parten doce rayos formados cada uno por dos runas. Justamente debajo de esta GruppenführerSaal, hay una cripta llamada Walhalla (como la morada de Odín, en la mitología nórdica, a donde van los guerreros muertos en batalla para prepararse para el ragnarok, el destino de los dioses, la última batalla entre las fuerzas del bien y las fuerzas de la oscuridad) en la sala se podían ver doce asientos de piedra y un círculo central en el suelo con unas inscripciones que algunos estudiosos, identifican con el “Sol Negro. Tanto la ariosofía, como las doctrinas teosóficas, pregonan que existe en el mundo un núcleo de iniciados que, desde un centro esotérico, (y es por esto que Wewelsburg se encuentra en un sitio de poder) dirigen el mundo espiritualmente.

4

Cuando llegue por primera vez a estas instalaciones fui invitado a dar un paseo de reconocimiento para que fuese habituándome al lugar donde iba a realizar mis trabajos e investigaciones. Las grandes salas que componían la edificación estaban dedicadas casi en su integridad a salas de experimentación e investigación, había salas más grandes y otras más pequeñas según el uso al que eran destinadas; salvo la torre que hacia la función de estancias y dormitorios para los científicos que en ocasiones más o menos largas permanecíamos allí. La primera sala que visite en la planta baja, pude observar un artefacto metálico con aspecto cilíndrico, de unos 8 metros de largo por 3 de alto, al preguntar al guía que me acompañaba para que sirviera ese artefacto, me respondió diciendo ser un prototipo para desplazarse por el aire con un mínimo gasto energético. El aparato no podía ser inspeccionado en su interior -me anuncio mi guía- por ser estrictamente secreto y para inspeccionarlo se requería un pase especial. No obstante -me informo el guía- si usted desea saber más acerca de ese prototipo, pronto conocerá al director de este proyecto y usted mismo le podrá preguntar personalmente sobre lo que desee saber. La siguiente sala situada también en la planta del patio se usaba para fabricar cabezas con aspecto humano, estaban elaboradas por fuera por distintos metales y muy bien ensambladas mediante remaches. Estas cabezas se insertarían mas tarde en un humano fallecido con anterioridad y al conjunto lo llamaban Bafomet... Por supuesto me quede estupefacto y sin palabras al oír de mi guía que esa cabeza seria injertada en un cadáver.... ¿Qué otras sorpresas me esperaban? El guía me dio un pequeño golpe en el hombro al ver que me había quedado parado de golpe y me hizo señas de seguirle, le sonreí y volví tras sus pasos. De esta forma fuimos visitando una a una todas las salas de la planta baja y en cada una de ellas me seguía sorprendiendo con las investigaciones y desarrollos de maquinas increíbles y otros inventos mecánicos que pude ver allí y que quizás más adelante si es de utilidad relataré. Subimos una gran escalera para acceder a la primera planta donde según me seguía informando mi amable guía se dedicaba principalmente a investigaciones medicas de “ámbito general”. Al igual que en la planta baja, se repetían unas grandes salas de trabajo. Fue una de ellas la que mas llamo mi atención, pues se estudiaban la regeneración de cuerpos humanos.

Sobre unos pedestales elevados del suelo unos treinta centímetros, unos enormes depósitos cúbicos, con un gran cristal incrustado en uno de sus laterales, para poder observar el interior, llenos de un liquido naranja y sumergido en este liquido; un cuerpo humano -un cuerpo por deposito-. En total, pude contar trece contenedores cada uno de ellos con cuerpos sumergidos de lo que fueron antes seres humanos. La escena era totalmente dantesca, incluso para mi acostumbrado por mi trabajo, a tratar con la muerte casi a diario. En la sala continua y conectada a la de los depósitos por una gran puerta, sobre grandes estanterías reposaban las cabezas metálicas con aspecto humano ya terminadas y que relucían bajo los focos existentes en el techo. Pude contar en esta sala siete estanterías y nueve cabezas en cada una de ellas; lo que me daba una suma de sesenta y tres. Estas cabezas -seguía informándome mi guía- tenían la habilidad entre otras, de responder a cualquier pregunta que se le formulase siempre que fuese un razonamiento no estúpido, o banal. Además eran en su funcionamiento totalmente autónomas; es decir no necesitaban de un cuerpo que las irrigara con cualquier producto, tanto si fuese de origen orgánico, o inorgánico, etc. y no necesitaban ser recargadas por ninguna fuente de alimentación externa. Más adelante pude comprobar por mi mismo el uso al que se destinaban estas cabezas...


5

Las investigaciones y en el periodo de los años que pasé visitando y trabajando eventualmente en las instalaciones, me permitieron adentrarme en los conocimientos que allí se atesoraban; como el que ahora paso a describir y que sería en adelante el centro de atención, estudio y experimentación de una gran parte de los científicos, técnicos y demás personal especializado que allí trabajábamos. Mi trabajo se centro casi desde un principio en este gran proyecto al que denominaban “Anillo del Cielo” y que voy a intentar describir lo mejor posible y lo que sucedió con esta fantástica maquina. La maquina, situada en la Gruppenführer Saal, con doce columnas y una rueda solar en el centro de la misma sobre la cual se había construido el “Anillo del Cielo”. La citada maquina, estaba compuesta por una serie de artefactos. El más evidente era un especie de anillo, una enorme circunferencia gigantesca del mismo diámetro de la propia circunferencia allí existente con anterioridad y rodeado por las doce columnas “forradas” de vidrio macizo insertados en estas columnas, unos grandes y ajustados anillos que se superponían alternativamente unos encima de otros, estos eran de cobre y otro material desconocido hasta ese momento por mi y que los compañeros llamaban, Neutridimio, esta aleación creada por ellos en esas instalaciones daba como resultado una materia que tenia la propiedad entre otras y cuando era atravesada por una corriente eléctrica atraer las ondas de pensamientos y otras propiedades que hasta más tarde no me serian reveladas. El anillo cuando recibía la corriente parecía estar levitando en su posición horizontal justo en el centro de las columnas, este descansaba sobre unos imanes permanentes situados a su rededor, fijados en el suelo que hacían de esa enorme circunferencia un elemento latente que la retina del ojo humano era incapaz de detectar.

El revestimiento, el interior así como la composición de ese anillo lo desconozco quizás más adelante y cuando tenga más información daré a conocer; ahora solo sé que es una multi-composición de metales, y minerales. Las columnas con los componentes antes referidos al recibir una corriente eléctrica de muy alto voltaje y de una relativa baja intensidad, se veían envuelto por una luz jamás vista hasta entonces por mí. Las descargas eléctricas producidas por esas doce columnas, sobre el anillo eran atronadoras, parecía que estábamos en una de las más grandes tormentas eléctricas presenciada jamás por ninguna persona. Los que se exponían a menos de un metro de la luz que generaba el “Anillo del Cielo”, no sentían ningún dolor, o, malestar; nada especial, aunque sin ellos saberlo, todos sus pensamientos eran absorbidos; desde los primeros recuerdos de la infancia hasta los que en ese momento se estaban produciendo en cada uno de ellos, y de alguna forma aun no comprensible eran sustraídos a los allí presentes, quedando estos sin voluntad propia y en un estado de inconsciencia tal, que una vez finalizado el experimento, estas personas y al ser preguntadas por la experiencia decían no recordar nada, incluso algunos de ellos manifestaban una amnesia total sobre sí mismos y que se mantenía durante varios minutos una vez concluida la sesión del experimento. Aunque se les habían entregado trajes especiales a los científicos que estaban a menos de un metro donde se situaba el anillo, se mostraban ineficaces, pues al quedar estas personas sin voluntad, todos los instrumentos de medida y otros artilugios que portaban los trajes para poder experimentar, no servían en absoluto; no por defecto de los instrumentos, sino por la incapacidad de los científicos para poder controlar los aparatos. Por este motivo el control del Anillo debía hacerse en la planta de superior del edificio, alejados de donde se encontraba físicamente la máquina para poder evitar las radiaciones que se producían al poner en funcionamiento la maquina. Para poder experimentar en las cercanías del el anillo habría que emplear los cuerpos de los humanos ya fallecidos junto con las cabezas.

El método que se empleo lo describo a continuación... Los cuerpos que habían sido introducidos en los tanques eran tratados tras sacarlos de esos tanques por un líquido de procedencia extraterrestre y que había sido descubierto hacia algún tiempo, tras el impacto sufrido por un bólido procedente del espacio y que al parecer era un resto de la cola de un cometa. El meteorito era prácticamente igual a una gran geoda y dentro de este se pudo descubrir posteriormente el líquido al que hice referencia. El hallazgo descubierto en una región del Ártico, cerca de donde esta sociedad mantenía una base de investigación... Este hallazgo paso desapercibido a los medios de comunicación, pero no para los miembros de la sociedad que de inmediato organizaron una expedición hasta el lugar del impacto, se apropiaron del meteoro y de inmediato comenzaron su estudio en la misma base del Ártico y posteriormente trasladado a las instalaciones en las que me encuentro. Una vez en el laboratorio se descubrió que se trataba efectivamente de una especie de geoda; en su interior, al ser esta agitada parecía existir algún tipo de sustancia liquida.

La extracción de esa sustancia se realizo por el procedimiento alquímico igual al realizado en los primeros tiempos de esa honorable ciencia. Extraída la sustancia acuosa, se estudio con gran ahínco por todos los profesores que allí investigábamos.

Descubrimos que añadiendo el “Acua Vitae” obtenida tras la recogida del rocío en los meses apropósito para esta cuestión al líquido extraterrestre, se producía el “milagro”.

Al incorporar el Acua Vitae en grandes cantidades al líquido extraterrestre, obteníamos suficiente líquido para los experimentos. El líquido ya procesado, se asemejaba a un gel ni muy pastoso ni muy líquido, pero suficientemente maleable para ser tratado. Al entrar este en contacto con los restos humanos, desaparecía la degeneración y la putrefacción de esos restos; hacia que los restos cobrasen vida propia y cada trozo de esos restos humanos; manos, piernas, estómagos, corazones, etc. etc. volvían a la vida de forma autónoma. Además si se colocaban los restos humanos en una gran bandeja en la que cupiesen tronco y extremidades y dejando estos restos suficientemente juntos sin necesidad de costuras etc., al ser rociados con el citado liquido, al cabo de unas horas esos miembros quedaban totalmente soldados, con una perfección que nadie hubiese diferenciado unos de otros; era algo imposible pero que se verificaba en cada experimento.

Los cuerpos humanos sin vida, llegaban a estas instalaciones por razones de seguridad y para no levantar sospechas, empaquetados en cajas que las empresas cárnicas usaban para enviar carnes congeladas dedicadas a la exportación a otros países, de esta forma se realizaban los transportes de los cuerpos hasta las instalaciones sin levantar sospechas. Los restos al ser expuestos a este líquido como he dicho, se regeneraban; todos, menos las cabezas, pues estas al ser expuestas al citado líquido tomaban un aspecto regenerado en su aspecto exterior, pero la masa encefálica quedaba reducida a una masa gris-verdosa y apestosa; por esa cuestión, las cabezas humanas se hacían desaparecer al carecer de valor científico alguno. En un momento determinado de los experimentos con estos cuerpos, se coloco uno de los Bafomet en íntima unión con el extremo del tórax y justo en el lugar que debía estar la cabeza humana; el resultado fue todo un éxito, al día siguiente y habiendo quedado este Bafomet en la bandeja y con el liquido impregnando todo el cuerpo, se pudo comprobar con gran asombro que esa cabeza realizada en los laboratorios contiguos a este, había conseguido enlazarse por sí misma y con unos finos pero muy resistentes hilos de lo que parecía en principio cerámica, al resto del cuerpo. Una vez incorporado el sujeto y habiendo sido limpiado a conciencia, se le dieron unas breves pero especificas ordenes para ver cómo podría funcionar esa cabeza, “arrastrando” todo el cuerpo. El experimento fue un acierto; no solo respondió a las órdenes que habían sido, como siempre introducidas en su boca con anterioridad.

El Kroenen realizo unos paseos por la sala donde había sido “resucitado” el cuerpo, observando a través de sus gafas metálicas a todos los allí presentes dando la impresión de conocer a cada uno de nosotros.

Solucionado el problema para poder realizar los experimentos delante del portal con los Kroenen, –nombre con el que se denomino al conjunto los Bafomet y los restos humanos- al poder estos y de una forma totalmente automática reaccionar ante cualquier eventualidad que pudiera surgir y siempre ateniendo las órdenes introducidas en sus bocas. La consecución de estas órdenes quedaban en estos sujetos férreamente grabadas sin posibilidad de modificar externamente esas instrucciones, la única forma de detener a un Kroenen una vez “programado” era destruir la cabeza hasta su ultimo índice de masa. El experimento comenzó con el Kroenen situado dentro del recinto donde estaba instalado el anillo, con sus columnas. Los científicos ubicados en otra sala del edificio podían manejar con total seguridad la energía y otros parámetros necesarios para la puesta en marcha del Portal Cósmico, como fue bautizado desde ese momento.

El sujeto seudo-humano; el Kroenen había sido instruido para que pasase lo que pasase grabara todo en su memoria y poder informar en el supuesto que no fuese destruido en el transcurso del experimento.

La energía fue llegando muy poco a poco al Portal Cósmico, al principio se fue aumentado la tensión manteniendo una baja intensidad y a una frecuencia de resonancia de ciclos bajos, esta fue una decisión bastante acertada pues como se comprobó posteriormente ese procedimiento era el perfecto para saber los grados de penetración en el cosmos; esto se averiguo más tarde tras realizar innumerables “experiencias cósmicas”. La habitación empezó a iluminarse de esa luz emanada por el anillo al girar y hasta entonces desconocida. Se aumento la tensión, la intensidad y la frecuencia de resonancia aplicada al anillo; al comienzo del experimento se podía ver como giraba, su velocidad de giro aumentaba hasta dar la sensación en un momento determinado, de una absoluta quietud de giro, además y al mismo tiempo aumentaba la intensidad de la misteriosa luz llegando a cegar los ojos de las cámaras colocadas para la observación de los sucesos que allí pudiesen ocurrir. Esto creó un enorme desasosiego en los científicos que controlaban el proceso, no tenían respuesta, todo podía írseles de las manos sus logros hasta entonces conseguidos con gran esfuerzo y paciencia, se irían al traste... la rápida respuesta de los ingenieros que habían construido el Portal Cósmico siguiendo los planos eléctricos y mecánicos que los científicos les habían entregado para tal fin; consiguieron detener en un momento determinado el artilugio y con la ayuda de las sondas colocadas en el mismo anillo y que daban una lectura instantánea en sus instrumentos de medida de toda la estructura electro-magnética. Esto, la intervención de los técnicos fue la que evito un desastre de coordinación y porque no decirlo de pánico en los científicos y observadores que en ese momento nos encontrábamos presentes en el experimento. Controlado “in extrimis” el artefacto, por los colegas ingenieros, el anillo se fue deteniendo pero con mayor rapidez de la que hubiese sido prevista hacia el punto cero, esto provoco un gran y terrible estruendo en todas las instalaciones, parecía que un pequeño terremoto había afectado a todo el terreno sobre en el que se asentaban las instalaciones. Pasado el primer momento, quedo todo en un silencio de ultra tumba por unos instantes. Las alarmas silenciosas se dispararon y todos los pasillos, recintos y habitáculos fueron invadidos por las luces intermitentes de las balizas colocadas para tal fin y otros elementos sonoros de muy baja frecuencia que podían ser “oídas” en las barrigas de los habitantes que allí trabajábamos, advirtiendo de un inminente peligro. Repuestos del susto todo quedo bajo control, las instalaciones en general y especialmente el lugar donde se encontraba el anillo del Portal Galáctico estaban a salvo. El lugar quedo absolutamente tranquilo, parecía que allí no hubiese ocurrido una pequeña conmoción “cósmica”; todo salvo una masa viscosa y anaranjada que apareció extendida por el suelo de la Gruppenführer Saal. Entraron los científicos con trajes de protección para analizar lo ocurrido.

Los instrumentos de medición de radiaciones estaban en los niveles adecuados, la masa viscosa parecía tener vida propia, al remover esta masa deforme se encontró el Bafomet, la cabeza un tanto mugrienta y deformada en uno de sus extremos fue recogida y puesta dentro de una caja, el resto de esa masa fue recogida y depositada en sendos bidones con cierres herméticos. Las revelaciones que el Bafomet hizo mediante la transcripción telepática al receptor llamado hombre de humo –otra invención elaborada en nuestras instalaciones con anterioridad a estos nuevos proyectos- pues su cabeza estaba dentro de un casco de cristal envuelto en humo. Este ser tenía la capacidad de recibir mentalmente los pensamientos y recuerdos de todo ser viviente; y en especial de los Kroenen, solo con la exposición visual de sus cabezas bastaba para ello. Una vez desencriptados los recuerdos, este hombre de humo hizo una transcripción fonética literal; sin ningún ápice de invención. Las interpretaciones eran resueltas por los científicos para poder abordar inmediatamente soluciones de cualquier índole a lo “vivido” por el Kroenen en cualquier escenario en el que se hubiese encontrado al ser enviados a misiones por parte de la organización. La traducción realizada por el hombre de humo fue la siguiente: Una gran energía de origen desconocido se fue adueñando de todo lo que estaba presente en la sala, y que con rapidez fue aumentado de intensidad hasta cegar mi visión, en ese momento recibí una oleada de pequeños empujones que me hicieron flotar en lo que parecía un cielo desconocido al que vemos habitualmente y no programado en mi mente; las estrellas, nebulosas y otros astros surgían desde la nada hasta alcanzar mi posición, no sabiendo si eran esos astros los que se acercaban a mi o, yo a ellos. Las conexiones que con gran trabajo hice a ese montón de despojos humano se iban deteriorando e intenté con la ayuda de ese mismo cuerpo cortarlas, pues sabía que si continuaba unido al cuerpo que se me había adosado, sería mi perdición y destrucción. La masa de carne se fue colapsando hasta hacer irreconocible forma alguna de lo que antes había sido un cuerpo. El viaje fue un paseo por un universo ajeno al mapa estelar que se había grabado en mi cerebro arenoso desde la observación propia de un terrestre; aunque puedo y con la ayuda de un despojo bien construido dibujar un mapa del desplazamiento que realicé a ese universo. En un momento imposible de precisar todo quedo inerte, era como si se hubiese congelado el mismo universo por el que estaba siendo llevado. De repente hubo una gran explosión y me vi envuelto en esa masa asquerosa que por unos momentos fue el cuerpo prestado.

Hasta aquí el relato del Kroenen, los científicos, ingenieros, astrólogos y todos los que podían aportar alguna luz a esa narración estábamos reunidos para determinar los pasos siguientes a esa investigación; todos convinimos que lo más razonable e inmediato era colocar otro despojo humano a la cabeza y que de esa forma el Kroenen pudiese dibujar el mapa estelar por el que supuestamente había transitado al ser absorbido, o, desplazado por el anillo asunto este tampoco aclarado, ya que al quedar los ojos de las cámaras situadas enfrente y alrededor del Portal Galáctico, ciegos no se pudo determinar con exactitud, si el cuerpo había sido desplazado del lugar, o, todo había llegado desde el mismo Portal al Kroenen.

De inmediato la cabeza fue llevada al laboratorio pertinente para ser colocada en la bandeja y repetir la experiencia con el cuerpo pegado y decapitado de lo que habían sido varios hombres. Todo transcurrió sin ningún problema; al igual que había ocurrido en el primer experimento, tras ser rociado todo el cuerpo y cabeza por el liquido extraterrestre, desde la cabeza surgieron esas especies de lianas que hacía de conexión con el cuerpo y que aportaban la movilidad necesaria para la ejecución de órdenes emanadas desde la propia cabeza del Kroenen. Transcurridas las horas necesarias para que toda una maraña de conexiones entre la cabeza y el cuerpo se hubiesen realizado, se llevo el experimento del trazado del mapa galáctico; al principio fue un poco dubitativo pues parecía que el pulso del ser creado en el laboratorio no era suficientemente firme como para poder realizar un plano estelar a mano alzada, después de algunos minutos de desafortunados esfuerzos y de la destrucción de algunos papeles especiales para el trazado de esa carta estelar, empezó a surgir con gran claridad un mapa con todo tipo de detalles y que todos observábamos embelesados. Una vez terminado de completar el mapa estelar por el ente, la observación, no coincidía con ningún mapa estelar conocido. Fueron días duros de trabajo para todos incluido yo mismo; pues mi misión era la de coordinar el grupo de astrónomos. Estos inauditos sucesos nos tenían fuera de control emocional, algo extraño, pues éramos científicos y no podíamos aceptar que ese descontrol afectase el trabajo, pero evidentemente estaba sucediendo y eso aumentaba aun más la ansiedad de todo el equipo. En esa gran sala rodeada de enormes ventanales, donde todo el equipo debatía y cuestionaba toda conjetura que se planteaba y cada vez más llena de planos estelares reales, o imaginados y levantados una y otra vez y que por fin eran desechados por no coincidir con lo relatado y copiado por el ente. Recuerdo con cuanta emoción en un momento determinado de esos días de febril esfuerzo por parte de todo los equipos y en particular el mío, como observando las lejanas montañas que se divisaban por esos grandes ventanales, para relajar un poco los ojos ya cansados por tanto esfuerzo, vi que en un ventanal desde que el observaba el exterior del complejo donde se encontraban y por un juego de luz exterior interior en los cristales, se hacía difícil a esa hora observar las montañas que me daban una gran paz, el cristal parecía haberse vuelto un espejo y era preciso colocar la palma de la mano a modo de anti refractante; justo en el momento que coloque la palma cerca de los ojos vi el mapa que había justo debajo de mi mesa reflejado en el cristal y con gran asombro pude ver como ahora visualizaba un universo totalmente nuevo en ese mapa. Estaba claro que el reflejo hacia que observara al revés la carta estelar; como si lo viese efectivamente atraves de un verdadero espejo, inmediatamente solicite a uno de los ayudantes que servían de nexo de comunicación con los otros equipos de trabajo, un espejo. Un tanto asombrado el ayudante busco en las instalaciones el mayor espejo que pudo encontrar y al entregármelo, lo puse ante el mapa estelar de forma que lo que se visualizo fue un mapa que al instante y observando la imagen reflejada conocía muy bien y que era exactamente el dibujado por el Kroenen; se trataba de la constelación de Orión. Advertidos todos los colegas del asunto y tras examinar cada uno de ellos esa imagen reflejada del mapa estelar en el espejo, llegaron a varias hipótesis de inmediato; alguna de ellas apuntaban a que el Kroenen y por razones desconocidas por nosotros tuviese montado su sistema óptico al revés de forma que este ser visualizase las imágenes percibidas al contrario; como vistas desde un espejo; otra hipótesis planteada y esta era de las más atrevidas es que el ente hubiese estado en un universo paralelo pero igual al que podemos observar todos, dicho de otra forma se había asomado al reverso de nuestro propio universo. Muchas más elucubraciones fueron planteadas, o, sugeridas cuando todos los científicos del complejo se reunieron para estudiar este asunto. Solicitaron la presencia de los constructores de la cabeza; realizada con distintas aleaciones para cubrir la masa de barro de la cabeza del Kroenen. Estos informaron que en absoluto había ningún tipo de óptica en esa estructura que pudiese distorsionar la visión de ese artilugio y que se habían realizado múltiples pruebas para supervisar todas las funciones incluida la de la visión en esa estructura y que la visión de esta cabeza metálica era exactamente igual a la de la visión los humanos, primero invertían las imágenes recibidas y después de procesadas eran recompuestas. Se hizo entrar al ente para que realizara un unos dibujos iguales a los que le presentaron y que copio sin ningún tipo de imperfección, todo estaba en su sitio, la vista del Kroenen era perfecta. ¿A qué se debía pues esa posible distorsión? ¿Por qué había dibujado el Kroenen ese mapa estelar de esa forma? ¿Habría traspasado los umbrales científicos hasta ese momento establecidos y que no daban pie a conjeturas algunas? Y lo más angustioso y desconcertante; ¿habría atravesado como si de un agujero negro se tratara el universo conocido y pasado al otro lado?

Todas estas cuestiones se debatieron durante muchos días, pero acuciados por los “inversores” de mas grado de la sociedad que financiaba todos los estudios y proyectos que aquí se realizaban y para que los trabajos ya iniciados no cayeran en un tiempo muerto, se les pidió a todos y con la aportación por parte de esa sociedad, de grandes emolumentos económicos para incentivar, la lujuria que también produce el dinero y por supuesto la propia autoestima de y entre ellos.

4 Ahora y con renovadas energías que llegan desde el dinero y el ego disfrazo de autoestima, todos los científicos y hasta los encargados de la limpieza, mantenimiento, etc. se pusieron a trabajar como si de una única unidad se tratara con un ahínco solo superable por los trabajos realizados por esclavos azotados por los látigos de sus dueños. Pronto se volvió al punto donde se habían abandonado los experimentos; el portal galáctico.

Se comenzó a probar las condiciones del funcionamiento del anillo y las consecuencias que las variaciones efectuadas con estos tres parámetros provocaban en dicho Portal Cósmico. Al aumentar la tensión se conseguía alargar la penetración en los campos electromagnéticos circundantes a los planetas más cercanos a la tierra, esto estaba bien pero el efecto era prácticamente nulo en cuanto no había una acción-reacción importante en la transmisión y recepción de objetos enviados a esos planetas. Variando los otros valores intensidad y frecuencia los resultados también eran de poca utilidad. Entonces ¿dónde estaba la clave para el “afinamiento” del anillo? Si se había transportado al Kroenen a algún punto lejano (inmensamente lejano) de nuestro firmamento, o, de su paralelo y todo ello en un instante ínfimo de tiempo (según nuestra medida del tiempo), ¿dónde estaba la clave para el buen control de la maquina? A los pocos días de experiencias y desaciertos, llego un poco de claridad. La respuesta estaba en la frecuencia de vibración propia que cada planeta, u objeto en el universo produce por factores como serian la masa, densidad, composición, distancia a la estrella de referencia y otros muchos más parámetros y que haciendo bien las cuentas daban como resultado una frecuencia única para cada planeta. Así y con esta aseveración, se ajustaba la frecuencia de resonancia del anillo y daba como resultado fijar el objeto que interesaba desplazar en la dirección exacta. Todo esto en teoría resultaba exacto; ahora correspondía poner a prueba esta teoría. Se manejaron muchos destinos para realizar las pruebas pertinentes, unos científicos hablaban de planetas muy alejados de la tierra, otros tomaban partido por alguno más cercano y con unas relativas condiciones de “supervivencia” para los Kroenen que se fuesen a enviar. Así cada uno fue imprimiendo su voluntad al proyecto. Tras varios días de reuniones, encuentros y desencuentros, se opto por lo que parecía más razonable; enviar el primer Kroenen con un destino prefijado; la Luna.

Se fijo el “aterrizaje” justo al borde de la cara oculta para evitar cualquier intromisión de cualquier país que pudiese tener algún gran telescopio apuntado a nuestro satélite y pudiese tener la mas mínima sospecha de que algo o alguien estaba caminando por esos lares. Efectivamente se fijaron día y hora para el primer traslado concertado, llegado ese instante todos los científicos y empleados que tuviesen que ver con el asunto estaban en sus puestos listos y entrenados para cumplir su función con exactitud. Se inicio la puesta en marcha del Portal Galáctico tal y como se había acordado en reuniones anteriores y que fijaban las coordenadas, tensión de funcionamiento del anillo, intensidades a aplicar, frecuencia y todo lo concerniente a la mecánica de gravitación del propio anillo. Cuando entro el ser a la nueva ubicación donde se había colocado el Portal Galáctico, todos callaron por unos momentos para observar los pasos del Kroenen por la sala hasta llegar junto al anillo. Las luces y todos los aparatos eléctricos y electrónicos de todo el complejo que en ese momento no eran imprescindibles fueron desconectadas para que toda la carga eléctrica se concentrara en el Portal Galáctico; este que se mantenía en levitación, al recibir la corriente eléctrica comenzó a girar muy poco a poco al principio, hasta llegar a aumentar el giro hasta hacerse de nuevo prácticamente invisible a los ojos de los allí concentrados. El puesto de observación y mando del anillo se había conseguido colocar dentro del mismo recinto donde ahora y de una manera imperceptible giraba. No había ninguna vibración y nada parecía indicar que esa máquina estuviese en funcionamiento. Al suministrar los niveles de tensión etc. marcados en las precisas y complicadas consolas de control, la misma luz que había sido observada en el primer experimento, volvía a inundar todo y como ocurrió la vez anterior cegó los ojos de los experimentadores; justo antes de desaparecer el anillo por esta cuestión, una corriente eléctrica aplicada a los cristales de la sala de control, los oscurecieron y los volvieron de un color violeta-rosáceo; de esta forma se podía ver que ocurría con el Kroenen, y sin que esa luz proveniente del anillo afectase las voluntades de nosotros. Las lentes del Kroenen se habían construido con la misma tecnología que los cristales de la sala de control para que este pudiese ver e informar con todo detalle lo que sucedía en su tele- transportación. Además de esto, se había dotado al ser de un traje espacial con unos potentes recubrimientos para que en el caso de un gran impacto, por muy altas presiones, etc. pudieran preservar el cuerpo que pendía de la cabeza del ser.

Todos pudimos observar como empezaba hacerse invisible y a desaparecer absolutamente, hasta quedar el Portal Galáctico solo pero envuelto de esa extraña luz. Las enormes antenas –inventadas por Nikola Tesla y que este Sr. bautizo como Teslascopio- perfeccionadas y construidas por los especialistas eléctricos y electrónicos que trabajaban en estas instalaciones, empezaban a seguir el rastro del Kroenen con una gran precisión por el espacio sideral, los transmisores y receptores de todo tipo colocados en el traje del ahora astronauta “semi-humano” funcionaban perfectamente. Todo parecía marchar bien, en los pocos segundos que duro todo esto, se pudo ver en las pantallas de rayos catódicos instaladas en el centro de control para tal fin, todo lo que la vista del astronauta podía alcanzar a observar; al principio no se podía ver nada definido y o conocido por los científicos, solo pequeños puntos de luz en toda la gama de los blancos, grises, hasta llegar a todas las gamas del espectro negro. De repente y a la vista de todos se podía ver un paisaje lunar igual al fotografiado y cartografiado por los astrónomos y que una vez acabados, entregaron a sus compañeros dedicados a programar con exactitud la frecuencia y demás parámetros, para conseguir un buen y preciso “aterrizaje” del astronauta. Las imágenes con algunas pequeñas interferencias eran perfectas, las órdenes que recibía el astronauta eran obedecidas al pie de la letra. La velocidad de desplazamiento era de unos cincuenta kilómetros por hora; velocidad más que aceptable si tenemos en cuenta la baja gravedad Lunar. Con el mapa del terreno grabado en los circuitos del casco que cubría la cabeza de barro del Kroenen y que se transmitían a esa masa arenosa, mediantes impulsos eléctricos para guiarle sin que hubiese el más mínimo contratiempo al transitar por esos espacios vírgenes, pues el hombre jamás había pisado el satélite de la Tierra. El astronauta se detenía en algún momento para recoger y depositar en una especie de zurrón que llevaba para ese fin, pequeños minerales del suelo lunar, y que a su regreso serian estudiados por los expertos. La visión lunar que llegaba a las lentes del astronauta eran impresionantes, los cráteres y demás accidentes geográficos lunares por donde caminaba, eran exactos a los observados por los astrónomos desde los telescopios. Cuando la información acerca del mapa lunar trazado por los científicos finalizo al llegar el Kroenen a la frontera de la cara oculta de nuestro satélite se detuvo; con todos los sensores colocados en su traje y al máximo rendimiento, se adentro en una zona jamás antes vista por nadie. Las imágenes que se recibían ahora perdían intensidad y por tanto la resolución de esas imágenes era inferior a las transmitidas hacia unos minutos, aunque de peor calidad pero muy bien iluminadas por los pequeños pero potentes faros que estaban empotrados a la altura de la cintura en el traje espacial, se apreciaban toda la orografía lunar que podía ser visualizada por las gafas-cámaras del astronauta. Al confiarse por la buena visión, este comenzó a imprimir de nuevo una marcha más que aceptable para el reconocimiento del terreno circundante. Habían transcurrido dos horas y recorrido unos 70 kilómetros desde que entro en la zona oscura lunar, se empezó a vislumbrar en el horizonte más cercano lo que parecían unas construcciones; la sorpresa fue tan mayúscula que se dio orden al Kroenen que se detuviese inmediatamente hasta analizar esas imágenes. Agolpados delante de los monitores de tv, los científicos parecían querer focalizar con sus ojos esas imágenes para poder exprimir hasta el último luminóforo de esas pantallas. El director técnico de la misión no sabía muy bien qué decisión, o, decisiones debía adoptar. Las respuestas emanaron del presidente de esta sociedad que se encontraba en el puesto de mando junto con otros altos grados repartidos en distintos puestos del centro de control. Las órdenes fueron claras y contundentes, el astronauta debía continuar; eso sí, con una marcha más comedida para no dejarse sorprender en el hipotético caso de tener un encuentro repentino con algún ente o, alguna maquina enviada en secreto por algún gobierno y que naturalmente querrían siguiese siendo así, costase lo que costase. En su avance ahora lento el astronauta al ir acercándose más pudo asegurarse de que efectivamente lo que allí había eran unas construcciones muy definidas, también se veían calles, y otros enseres urbanos que aun no podía concretar; después de dar un gran rodeo pudo hallar el punto de entrada, a esa ciudad lunar. Pasados los momentos más enervantes y tras haber recuperado la cordura científica debida a sus conocimientos y cargos, siguieron la exploración lunar, siempre con la emoción lógica por lo descubierto. El enviado a nuestro satélite entro y piso esa pequeña superficie construida a la que denominaron por el momento, Lunatis para poder referirse a ella y en adelante con contundencia. Todas las edificaciones eran clónicas unas de otras, tenían una altura aproximada de nueve metros, carecían de ventanas ni oquedades por las que se pudiese penetrar al interior; en cambio si existían unas pequeñas oquedades con forma octogonal en todas las construcciones, estas oquedades se situaban a ocho metros lineales unas de otras y a una altura de un metro y medio del suelo lunar; quizás fueran las cerraduras de apertura de alguna puerta invisible hasta el momento, o, de algún dispositivo desconocido para todos. De frente a uno de estos pequeños octógonos, totalmente inmóvil, el Kroenen escaneo con sus dispositivos esta forma geométrica; temperatura, densidad, profundidad de esas incisiones, etc. tratando de resolver sobre el terreno su utilidad funcional, y el uso al que podría estar destinada esa figura geométrica. En el laboratorio terrícola se construyo a toda prisa y en un material maleable, una réplica gracias al examen de las imágenes recibidas de ese conjunto de puntos que componían un octógono con un relieve invertido y con unas marcas peculiares a su alrededor. Cada marca era distinta una a la otra y coincidían con los puntos de la figura geométrica. Estudiando cada una de las marcas se llego a la conclusión de que eran muy parecidas al alfabeto cuneiforme sumerio; de hecho prácticamente no había diferencias apreciables entre las que estaban debajo de cada círculo de esa figura octogonal y que al parecer podría ser una cerradura táctil, o, algo similar. Se ordenaron las ocho marcas siguiendo el trazado lógico para construir un octógono y con las marcas correspondientes a cada número y según el significado dado por los estudiosos de esa civilización, consiguiendo así una interpretación lógica para la lectura de ese enigmático objeto.

La traducción de las marcas seria esta:

Primera marca.- FORTALEZA Segunda marca.- EL TODO, LO COMPLETO Tercera marca.- MOVIMIENTO Cuarta marca.- EL INDIVIDUO Quinta marca.- PROSPERIDAD Sesta marca.- OBSTACULOS Séptima marca.- VICTORIA Octava marca.- APERTURA.

La traducción parecía indicar algo así como: La fortaleza es el todo (o, lo complementa) en movimiento con el individuo otorga prosperidad vence obstáculos da la victoria y tiene la apertura (¿de alguna puerta?).

5 Las posibilidades para encontrar una clave eran increíblemente inmensas; además quedaba una posible interpretación esotérica del octógono, lo que abría aun más posibilidades de combinaciones posibles.

El Kroenen apostado justo delante de lo que parecía una cerradura de una caja fuerte, aun por descubrir en el futuro, recibía información de todo lo que acontecía en la instalación terrícola y de esta forma el cerebro de arena del ser hacia también por su parte conjeturas y cavilaciones sobre la forma de abordar ese octógono con esos puntos y símbolos que se encontraban inscritos allí. Llego la información para que pulsara cada uno de esos puntos siguiendo el orden que por lógico razonamiento se había aplicado al octógono siguiendo el simbolismo en particular y de este en concreto. Ya con el código marcado en su cerebro-arena el Kroenen comenzó a pulsar encima de cada hendidura que representaban los puntos; primero, Fortaleza; segundo, El Todo; tercero... así sucesivamente hasta que llego al que sería el ultimo para construir el octógono y que decía, Apertura. De repente, la puerta se abrió, más bien se podría decir, desapareció la pared, pues nada indicaba que se hubiese plegado, deslizado, entornado, etc. simplemente había desaparecido y dejaba entrever el interior del habitáculo sumido en la oscuridad. Avanzo con pasos cautelosos hacia el interior del habitáculo lunar, con sus dispositivos de defensa activados al máximo ya que podría tratarse de una especie de trampa, o, algo peor. En el momento que piso el suelo interior, como si se hubiesen abierto todas las ventanas de una casa muy soleada el recinto se ilumino con una luz ni muy fuerte ni muy lúgubre justo lo necesario para ver sin necesidad de los focos de su traje; allí se podía contemplar unas paredes, suelos, techos, tan impolutos, tan inexplicablemente bellos y desnudos a la vez que daba la sensación de estar estrenando una casa, o, lo que fuese aquel espacio totalmente diáfano que resplandecía con una belleza raramente vista antes por el ser ni por los científicos que contemplábamos este espectáculo desde el puesto de observación y control del Portal Galáctico, Portal este, que seguía girando e invadiendo con su luz particular todo el espacio donde se encontraba.

No existía ningún tipo de mobiliario, apliques de luz, nada de nada, solo unas marcas como de palmas de mano (una mano no humana) situadas en algunos lugares estratégicos y repartidos en el interior de este recinto; con todo el astronauta recorrió todo el espacio esperando poder encontrar alguna otra marca que se pudiese usar para saber más sobre ese espacio, ahora absurdamente vacio. El examen visual y los datos de telemetría aplicados allí no dieron ningún resultado, pues todo, presión atmosférica, composición del aire y todos los demás parámetros, estaban por decirlo de algún modo igual que en el exterior, nada hacía suponer que fuese un espacio con paredes, suelo y techo; nada. ¿Entonces qué o para que se había realizado ese esfuerzo constructivo, en un lugar tan inhóspito y desolado? Eran muchas las preguntas que se agolpaban en las cabezas de los científicos y en la del mismo Kroenen, pues como había referido anteriormente este ser poseía su cerebro-arenoso y en más de una ocasión con anterioridad en otros escenarios más agresivos que este en el que se encontraba, había resuelto por el mismo situaciones muy extremas, saliendo victorioso siempre de las misiones a las que había sido enviado en su caja y porteado por un instruido militar. Con todo este proceso mental en marcha el tiempo transcurría con rapidez, el tiempo de funcionamiento del Portal Galáctico, se había previsto en nueve horas. Como las soluciones, o, propuestas tardaban en llegar, se opto por lo mas practico; traer de vuelta al Kroenen con toda la información que había recabado, de las muestras minerales y algún otro artilugio que se había encontrado dentro de la ciudad lunar.

6

En este momento del relato detuve la lectura del diario que me había prestado el profesor Pablo M., para reflexionar sobre todo lo aquí manifestado, ya que más que un diario de unas experiencias vividas en primera persona, parecía un novelucho de CF con visos de una experiencia alucinatoria que por razones misteriosas había padecido mi amigo. Fue esto lo que me hizo efectuar una llamada telefónica al profesor para tomar una cita con él y aclarar mi maltrecho cerebro por el que pululaban estas fantásticas imágenes, saltando de unas neuronas a otras con un cierto desfase entre si, tras lo relatado hasta ahora en su diario. La respuesta a la llamada no se hizo esperar y mi amigo respondió con esa inconfundible voz que me aseguraba estar realmente hablando con la persona conocida por mí. Parecía hacerle gracia mis comentarios y mis apostillas a todo este “asunto”, el me aseguro que todo lo que se contaba en el diario era absolutamente real y no se había inventado nada de cada una de las palabras y frases escritas en el diario y que no se sentía ofendido por mi comentario sobre las posibles alucinaciones que yo había dejado entrever. Me emplazo para que fuese a su domicilio esa misma tarde y a una hora en concreto. En el recibidor de entrada a su mansión, todas las dudas, preguntas, y desafíos mentales que ahora arrastraba mi cabeza, se anteponían unos a otros como si de una conmoción físico-emocional se tratase. La reunión fue muy aclaratoria y congruente lo relatado en el diario era exacto, aunque había obviado datos y conversaciones sobre cuestiones técnicas; como se había llegado a construir el anillo, los materiales empleados en él y muchas más cuestiones de todo lo que allí en esas instalaciones se investigaba. Los datos que me aporto de forma verbal fueron más que interesantes y aclaratorios. El primer asunto de la conversación fue el anillo, o, Portal Galáctico como le habían denominado. Ahora y de viva voz, me volvió a hablar de algunos pasajes del diario pues tenía interés de que yo lo oyese de nuevo para que entendiese mejor todo este asunto. Cuando se descubrieron los avances del científico el Sr. Nikola Tesla un serbio-croata que llevaba unos años realizando su trabajo y experimentos en Estados Unidos, los miembros de la sociedad que costeaban nuestras investigaciones, pusieron su interés en estos portentosos inventos y que por el momento desafiaban toda la física eléctrica desarrollada hasta ese momento en el mundo. Las investigaciones de este gran hombre sobre corrientes eléctricas, transmisiones de radio y un sinfín mas de logros, algunos patentados y otros directamente robados, o, plagiados como el caso de Marconi que se atribuyo la invención de la radio, cuando en realidad el inventor fue el Sr. Tesla.

Los científicos enviados por la sociedad se centraron en las investigaciones sobre los experimentos llevados a cabo en Colorado Springs en los años 1899 por este insigne científico y que se relacionaban con las transmisiones de radio que se efectuaron al parecer con éxito y que sirvieron para contactar con inteligencias extraterrestres, estas pistas dieron a los enviados por la sociedad el ímpetu necesario, para seguir ahondando en estas y otras cuestiones. En sus investigaciones, averiguaron que con la ayuda del soporte financiero, ofrecido por J.P. Morgan, Nikola Tesla instaló en Colorado Springs un laboratorio experimental conteniendo equipos de transmisiónes de radio de alto voltaje. El laboratorio tenía una torre de 200 pies para transmisión y recepción de ondas de radio y el mejor equipo de recepción disponible en ese tiempo.

Según algunas entrevistas realizadas por los miembros de la sociedad, a personas afines al científico, revelaron que hubo varios “incidentes” en los que el investigador decía haber recibido señales inteligentes del espacio exterior.

En una conferencia que realizó en 1937, Tesla descubrió a todos los asistentes, alguna descripción de alguno de sus inventos; además en esta conferencia manifestó lo siguiente: “La energía cinética y el potencial de un cuerpo es el resultado del movimiento y viene determinado por el producto de su masa y el cuadrado de su velocidad. Si reducimos la masa, la energía será reducida a la misma proporción. Si se redujese a cero la energía sería igualmente cero para cualquier velocidad finita” También afirmo que podía transmitir a través de la tierra y el aire, grandes cantidades de energía a distancias de miles de millas. “Puedo fácilmente construir un puente del golfo que nos separa de Marte, y enviar un mensaje tan fácilmente como si fuese Chicago.” Todo esto fue interpretado por los miembros de la esta sociedad como una señal de que estaban en el buen camino de encontrar la fuente de la sabiduría cósmica y que ellos podrían usar estos conocimientos, para posteriormente dominar el mundo.

Ya en un relato de Homero, se decía lo siguiente.- Júpiter, el padre de Marte reconoció la mala actitud de su hijo, diciéndole; “De todos los dioses del Olimpo, encuentro que tu eres el más desagradable, ya que tu solamente disfrutas con la violencia, la guerra y batallas. Tienes una disposición malvada y obstinada.”

En excavaciones en Nineveh en el norte de Irak, fue descubierto en la biblioteca del Rey Assurbanipal cilindros de barro en los cuales se describe un viaje al cielo. Narra cómo el Rey Eitan, quien vivió hace unos 5,000 años, fue llevado como invitado de honor en un barco volador, en forma de un escudo, el cual aterrizó en un cuadrado detrás del palacio real, rotando, rodeado por un vórtice de llamas. De la nave voladora bajaron hombres altos, rubios de piel oscura, vestidos de blanco, hermosos como dioses, quienes invitaron al Rey Eitan a hacer un viaje. En medio de un torbellino de llamas, el Rey Eitan fue tan alto que la Tierra con sus mares, islas, continentes, apareció a sus ojos como “una rodaja en una canasta.” El Rey Eitan en la nave voladora alcanzó Marte, Venus y la luna. Después de dos semanas de ausencia, la nave voladora se deslizó sobre la ciudad (Nineveh) y aterrizó rodeado por un anillo de fuego. El Rey Eitan descendió con algunos hombres rubios quienes se quedaron como sus huéspedes durante varios días.


Todo encajaba, me seguía comentando mi amigo Pablo M.; las investigaciones que los compañeros realizaban en las instalaciones de Europa, redundaban con muchas de las ideas que Nikola Tesla estaba llevando a cabo, aunque ellos no habían podido conseguir los grandes avances de este científico; esta era la razón por la que costase lo que costase debían conseguir los planos, esquemas y demás asuntos relacionados con esas cuestiones; era vital...

Nos dispusimos a tomar unos refrescos allí mismo en su mesa de estudio para relajar las mentes un tanto colapsadas (cuando menos la mía) y dar por concluido el encuentro ; todos los simbolismos esotéricos que rodeaba el despacho me influían notablemente y este ambiente hacia que lo relatado hasta ese momento cobrase más fuerza y claridad en mi interior, además, una de las premisas que mantenían nuestros talleres en la buena dirección, se basaba precisamente en las representaciones simbólicas, estas nos hacían avanzar con una mayor velocidad en nuestros estudios.

Pasados unos días volví a retomar el diario por donde lo había dejado, no sin antes haber trabajado con las notas y recuerdos que me llegaban de la reunión en la casa del profesor y poner así un poco de orden en mi cabeza, antes de continuar la lectura de ese apasionante relato.

7

La llegada del Kroenen de vuelta a la tierra fue todo un acontecimiento; informados los miembros de la sociedad que financiaban el magno experimento, fueron llegando para mantener una reunión urgente dentro de las propias instalaciones ya que estaban ansiosos por conocer de primera mano lo acontecido en nuestro satélite y tomar las decisiones más correctas para los intereses de ellos.

El relato ofrecido mentalmente por el astronauta al hombre de humo y traducido simultáneamente por este otro ser misterioso también creado en esas instalaciones y siguiendo las instrucciones halladas en el interior de naves accidentadas, al parecer procedentes de otros sistemas galácticos, no dejo a nadie indiferente; los científicos habían vivido de primera mano todo o, casi todo lo relatado por el hombre de humo, no así los mecenas y otros invitados presentes ahora allí y que al conocer este asombroso descubrimiento; el de una nueva civilización extraterrestre, aun no conseguían reaccionar y salir de su asombro...

Las muestras lunares y los “artilugios” se entregaron a los científicos para que con toda la rapidez que este tipo de hallazgo implica las estudiasen, analizasen y ofreciesen una información vital para todos, nadie sabía los secretos que podrían encerrar esos minerales recogidos en la Luna, los posibles usos de estos aquí en la Tierra y como no; de ser así, cuanta más riqueza podría llegar a sus bolsillos. Se discutió acerca de los pasos siguientes a dar para el avance de este hallazgo y sobre como preservar estos descubrimientos del exterior de esos muros, por encima de las vidas de todos los que ahora estábamos en el conocimiento de la existencia de estas construcciones lunares y por supuesto, seguir con el secreto de la existencia de la propias instalaciones y de todos los avances que se desarrollaban en su interior. Los mandos militares –creo eran tres- que se encontraban en las instalaciones dieron instrucciones a los miembros de seguridad –estos no eran militares, eran civiles contratados por la sociedad- de la base para firmar un documento de confidencialidad con las condiciones más leoninas que he visto en mi vida. Todos firmamos sin excepción (no quedaba otro remedio) dando órdenes tajantes –los militares- a los encargados de la seguridad del complejo, para que ocurriese lo que ocurriese nadie absolutamente nadie pudiese salir sin una vigilancia al exterior, además de un control de sus actividades tanto profesionales como sociales, o, de cualquier carácter y que de incumplirse estos preceptos los disidentes, podrían ser ejecutados en el acto. Esta cuestión aunque parecía fuera de lugar, era absolutamente importante para los inversores de la sociedad y militares, ya que la filtración de cualquier dato pondría en alerta a otras potencias extranjeras y dejarían en evidencia a la propia sociedad y a sus miembros. Eso fue lo que nos dijeron, y justo en ese momento, tome la decisión de escribir este diario, pues no sabía la suerte que podría correr tanto yo mismo, como mis compañeros; obviamente, si ocurriese algún “percance” quedaría este escrito para desvelar la verdad de lo que aquí ocurre. Quiero manifestar a este diario que la mayoría de mis compañeros, no estábamos afiliados a ningún partido ni sindicato y que nuestra intervención voluntaria en todas las investigaciones y desarrollos de proyectos son por el bien de la ciencia y la humanidad; otra cosa es, que, los que nos financian las investigaciones hagan un uso no adecuado con nuestros descubrimientos. Tras esta lapidaria decisión los compañeros y amigos ya no estábamos seguros de lo que podía ocurrir allí; debido a esto, nos juramentamos y dimos comienzo a un boicoteo silencioso, para retrasar con argucias y otras estratagemas los trabajos sobre el Portal Galáctico. Aun así toda la cuestión sobre el manejo y la propia construcción del anillo, las columnas y los aparatos de control de este Portal ya estaban claras para los otros científicos que por razones de ideología, por dinero, o, por otras razones no se habían unido a este boicot y que por fortuna nuca llegaron a saber, pues cualquier filtración podría acabar con una ejecución sumarísima de todos los que nos habíamos incluido en el “retraso” de los trabajos.

8

Todo lo acontecido me anima a describir lo mejor que pueda la constitución del anillo, pieza esta clave junto con las columnas, para poder realizar estos fantásticos viajes en el espacio. El recubrimiento externo es de una aleación de Neodimio, Hierro y Boro; esta aleación convertía al anillo en un poderosísimo imán. Como acabo de describir la parte exterior estaba constantemente imantada de forma permanente sin necesidad de aplicar ningún tipo de energía eléctrica, o mecánica, la única intervención externa para la estabilidad del propio anillo eran unos contra imanes situados a una distancia de aproximación variable al anillo y en todo su rededor, la distancia de estos imanes de la misma aleación del anillo se podía controlar mecánicamente, haciendo que el propio anillo flotase a mas o menos distancia de estos imanes y conseguir así un primer control. Si se empezaba a acelerar de una forma incontrolada el propio anillo, estos imanes exteriores comenzarían por control también mecánico a girar sobre sí mismos, llegando si era preciso a bloquear el giro al oponer sus cargas magnéticas dejando al anillo en unos segundos frenado totalmente; esto solo se haría en caso de extrema necesidad, pues como se vio en el experimento con el Kroenen y el cuerpo al que había sido adosado, quedo muy mal trecho debido a esta cuestión. En el interior existían varias capas de distintos materiales dispuestos de la siguiente forma; una cobertura de vidrio con un espesor notable, estas piezas de vidrio, había sido realizada por soplado manual dando la curvatura exacta para cada una de estas piezas de forma que se ajustaran unas a otras con precisión milimétrica. La siguiente capa se había realizado con wolframio siguiendo la misma técnica utilizada en las piezas de vidrio quedando milimétricamente unidas unas a las otras, la otra capa la constituían una espirales de cobre enrolladas de forma igual a la de un motor de corriente alterna, que al ser inducidas desde el exterior por las columnas situadas a izquierda y derecha provocaban un campo magnético, que dependiendo de la frecuencia, voltaje, e intensidad aplicada girase a velocidad variable y a voluntad de los científicos. La otra capa era exacta a la segunda; es decir de wolframio, de esta manera se conseguía aislar estas bobinas de cobre del calor extremo que se producía al girar el anillo. La última capa era una bola de vidrio maciza a la que se le había incluido en el momento del soplado manual en su interior pequeñas láminas de metales y que a estas alturas del proyecto no se me había revelado aun su composición... La energía necesaria para alimentar el anillo y convertirlo en un Portal Galáctico se conseguía con diez generadores de corriente alterna y una potencia total de más de veinte mil megavatios; además de estos se habían construido dos generadores de corriente continua para modular en los aparatos electrónicos frecuencias extremadamente bajas y que actuarían de guía ondas para la de las frecuencias afectadas de cada planeta en cuestión. Estos generadores eléctricos eran movidos por agua procedente de un embalse construido en el lugar donde se ubicaban las instalaciones. Las columnas estaban construidas de vidrio y cada pieza en la parte central tenía un orificio de nueve centímetros de diámetro con el fin de colocar los postes de oro macizo que mantenían erguidas y estables en el lugar adecuado. Las bobinas circulares de Cobre y ese otro elemento, el Neutridimio encajaban en la estructura vítrea con una perfección micrométrica. Al entregar la enorme potencia a las columnas, se generaban relámpagos en estas de una magnitud realmente importante, pero de muy corta duración dependiendo de la frecuencia de resonancia de cada planeta, estas altísimas tensiones con la frecuencia adecuada, se inducían en el anillo, dando como resultado un vacio de espacio intemporal desde la Tierra al objeto celestial apuntado; al ocurrir este fenómeno se creaba un “pasillo interestelar”; era como andar flotando en una u otra dirección, pero no de forma simultánea en ambas direcciones, ya que dependiendo de la polaridad aplicada al anillo independientemente de la inducción que se producía en las columnas, se viajaba en una u otra dirección. Ya dije anteriormente, que las personas presentes en los primeros experimentos quedaban sin voluntad y recuerdos de sí mismos, debo decir también que estos individuos se situaron a mas de cinco metros de distancia del anillo, gracias a esto pudieron salvar sus vidas, pues de haber estado más cerca hubiesen sido transportados a algún lugar del espacio desconocido y con unas consecuencias nefatas como se pudo observar en los experimentos siguientes con el Kroenen.

La distancia focal para que ocurriese esta tele transportación al espacio exterior con gran precisión al lugar deseado, tenía que coincidir justo en el centro del anillo y a una distancia determinada del suelo, según la frecuencia a la que se ajustase. Resueltos estos y otros problemas que se fueron depurando con los repetidos ensayos, llego el momento de hacer una exploración científica detallada de nuestro querido satélite: La luna.




9

La capsula en la que fue enviado el cosmonauta; el Kroenen, estaba realizada totalmente con Wolframio tenía una forma oblonga, como una caja de gafas gigantesca. En su interior había un espacio más que suficiente para contener un sillón que se adaptaba y ajustaba perfectamente al cuerpo que allí se colocase. Además del sillón habían dispuestos unos cofres con toda una suerte de instrumentales, medidores, herramientas y hasta un mini taller con los útiles necesarios como para poder construir cualquier pequeña pieza. Una antena mejorada de ferro carbono integrada en el traje del astronauta haría de las comunicaciones de audio y video fuesen más eficaces que la usada en la primera exploración por nuestro peculiar astronauta. Otros objetos y pequeñas luces de distintos tamaños y color componían el interior del pequeño cubículo espacial. El espacio que ocupaba ahora el Portal Galáctico había sido readaptado para colocar una especie de trócola parecida a la usada en los grandes barcos de velas, esta estaba fijada en el centro del enorme techo que cubría y cerraba el recinto, la función de este artefacto era la de situar la capsula justo en el centro del anillo y a la distancia correspondiente del suelo del hangar, en el lugar correspondiente a las coordenadas y frecuencia del satélite, para que no hubiese ningún error al llegar a el destino prefijado.

Ni que decir tiene explicar aquí las medidas de seguridad exigidas a todos y las correspondientes al propio recinto y que cubría una gran extensión; todo era extremo, hasta para moverse dentro de las instalaciones se precisaba de un permiso especial y la compañía de un guardia de seguridad, los sollados donde y cuando podíamos descansábamos estaban fuertemente vigilados.

Reunidos todos los que por obligación científica, o, por otras cuestiones fácilmente previsibles para cualquier profano se dio comienzo al nuevo “salto”; se atenuó la intensidad lumínica del recinto, se encendieron las luces ámbar intermitentes y los generadores que aportarían la enorme potencia necesaria para el correcto funcionamiento del Portal Galáctico. Situado el navegante en su capsula y suspendida esta en el lugar adecuado, se pulso el interruptor de puesta en marcha por el jefe de los científicos y todo comenzó de nuevo tal y como lo relate en primer viaje; la luz fue surgiendo paulatinamente del centro del anillo, las columnas se tornaron de un azul verdoso variando sus tonos dependiendo de la frecuencia aplicada a los anillos de estas; en un momento determinado la intensidad luminosa fue tal que al igual que la primera vez que observe en marcha el Portal, nos dejo prácticamente cegados, momento este que de forma automática bajaron los cristales especiales que cubrían en el exterior a los ya existentes y volviendo a ser visible de nuevo todo el conjunto aparatístico que componía el anillo y las columnas. En un momento determinado la capsula desapareció de la vista de todos y las señales procedentes del traje del cosmonauta empezaron a recibirse en los receptores terrestres. Los científicos presenciábamos con el mayor interés y entusiasmo la experiencia, incluso los no científicos estaban absortos con todo lo que sucedía. En los monitores de televisión se observaban las mismas interferencias y ráfagas luminosas ya vistas antes en el primer desplazamiento; pasados unos minutos estas desaparecieron dejando paso a imágenes bastantes nítidas en las que se vio claramente al Kroenen dentro de la capsula maniobrando en los aparatos e instrumentos para ajustar con suma precisión el lugar de alunizaje y confirmar el buen funcionamiento de todos los sistemas eléctricos y electrónicos. Una vez asegurado el transporte y habiendo enviado toda la telemetría de vuelta a la Tierra, se observo como el cosmonauta procedía a la apertura de la puerta que en realidad era la mitad justa del recinto capsular; al quedar este tendido en el suelo lunar de forma horizontal las dos partes tocaban el suelo. Puesto de pie el Kroenen sobre el terreno y que afortunadamente había sido el precisado por los científicos que se encargaban de la navegación y que no era otro que el mismo lugar donde se había alunizado con anterioridad. Con todos los pertrechos necesarios el cosmonauta se dirigió al lugar donde se encontraban las edificaciones; con buen ritmo de marcha, esta vez mejorada en algunos kilómetros por hora más, el desplazamiento fue sencillamente un paseo pues el ser tenia grabado en su memoria de barro cada obstáculo por pequeño que fuese lo que facilito su pronta llegada a esa pequeña ciudad lunática. Aquí se encontraba de nuevo, nada parecía haber cambiado, o alterado el paisaje las mismas construcciones las mismas calles todas estaban igual que en el primer avistamiento, ahora con paso normal de marcha se dirigió a la misma casa visitada la vez anterior. Aplicando la misma clave utilizada con anterioridad, sobre las oquedades con forma octogonal, se franqueo la entrada a la vivienda; pisó el interior y todo el recinto se ilumino sin saber muy bien de donde provenía el foco o, los focos de luz. Con las instrucciones precisas se dirigió a esas marcas que estaban en las paredes con forma de mano no humana que ya había observado y grabado en su cerebro de arena con anterioridad, estudio ahora con mayor detenimiento todo lo concerniente a esa huella; profundidad de las marcas, composición, y todo lo que el astronauta podía averiguar insitu acerca de esa posible cerradura, pues ahí estaba con toda seguridad la clave para que se activase lo que fuese, aunque no sabíamos con seguridad que pudiese ser bueno, o no. Presionó con insistencia sobre la marca, apoyó toda la palma de la mano sobre la hendidura, digitalizo con sus propias huellas una a una de las marcas; nada aquello debía encerrar un secreto digno de algunos de los escritores de misterios más famosos, en ese momento el ser recibió instrucciones para que sacara un molde de esa misteriosa marca y con ese molde se retirase a la capsula para poder construir un contra molde y crear una marca exacta a las que había en algunos espacios de la pared del recinto. Gracias a la previsión de los técnicos, en el pequeño taller instalado en la capsula el Kroenen se afano en construir una réplica igual a las marcas que se encontraban en las paredes, el resultado fue una copia fidedigna al molde recogido; con este objeto ya elaborado se encamino de nuevo a Lunatis, donde una vez y ya de nuevo en el interior de la casa, coloco el molde recién fabricado sobre la palma de su mano e introduciéndolo en la marca de la pared, nada parecía suceder, pues habiendo transcurrido unos segundos, el recinto permanecía sin ningún cambio. De repente, una neblina azulada empezó a formarse en el centro del recinto, al principio no se distinguía nada era como un pequeño torbellino que no cesaba de girar sobre si mismo pero poco a poco se podía ver una imperceptible imagen que se fue haciendo más nítida por momentos; el sonido que producía este fenómeno apenas se podía recibir en los sensores de audio que el cosmonauta portaba en su traje. Lo que parecía ser la puerta de entrada a la vivienda apareció como por arte de magia y dejo el habitáculo precintado, ahora la atmosfera registrada en los instrumentos se hacía más rica en oxigeno, justo en la proporción adecuada para que un ser humano pudiese respirar. Esta cuestión alegro a los científicos pues aunque el Kroenen no necesitaba respirar y el cuerpo de despojos humanos que este Bafomet había integrado a su propio ser; solo necesitaba que el envoltorio que lo cubría estuviese humedecido con el liquido anaranjado obtenido del meteoro y del buen hacer de mis compañeros alquimistas y porque no decirlo del mío propio, además ya se pensaba si estas pruebas incipientes daban los frutos apetecidos, enviar un ser humano “verdadero” a explorar la superficie lunar y otras superficies en los casos en que se precisara.

En el centro de la habitación se empezó a vislumbrar una luz que iba haciéndose cada vez más real y ya con mayor nitidez se pudo apreciar la imagen de un ser; era la de un monstruo con cabeza de serpiente y un torso y extremidades parecida a las humanas aunque deformadas en lo que deberían ser las manos y los pies; estos los de las manos eran tres grandes dedos con un pequeño apéndice en un lateral, exacto a la huella que el Kroenen había realizado, los pies, eran como los de un pato, aunque esto no se podía apreciar con precisión en los monitores de televisión sobre los que estábamos observando todo lo que allí sucedía, pues los ojos del astronauta; unas gafas con una óptica muy elaborada y con un juego de filtros ajustables a voluntad para poder en caso necesario rastrear cualquier espectro de frecuencia, eran también los nuestros. La imagen permanecía estática como congelada, solo la luz que parecía envolverla variaba con pequeños matices entre azules y violetas rojizos; aunque esta imagen sin movimiento iba eso sí, rotando con los pasos del astronauta dando siempre la cara a este no dejando poder ver su parte posterior, era como si tuviese una inteligencia propia, o, alguien pudiese guiarla a voluntad, la cuestión ahora se centraba en poder entablar algún tipo de comunicación con esa holografía, se dieron las instrucciones necesarias para que nuestro ser y mediante los sistemas sonoros que portaba estableciera con distintas palabras en varios idiomas algún mensaje básico e intentar así provocar en esa aparición la reacción suficiente y entablar un mínimo dialogo básico, el Kroenen con una dicción magnifica se dirigía a la imagen sin que esta reaccionara de forma alguna; ahí estaba la cabeza de barro pensante observando fijamente a ese ser monstruoso que se mostraba en esa neblina colorida y que por el momento la única reacción observable, era la de seguir los pasos del astronauta; o mejor dicho los giros que este hacia a su rededor, en un impulso repentino el Kroenen quiso agarrar introduciendo un brazo en la luz al monstruo, cosa esta que no sucedió, pues la imagen era solo una aparición, nada tangible; todos nos pusimos muy nerviosos con esta acción pues las consecuencias que podría haber acarreado esta, eran inabordables, todo era como estar viviendo en un sueño nada era previsible, las causas efectos de lo que podría suceder en cualquier momento nos sobrepasaba, los pensamientos de todos nosotros y con una gran coordinación eran reflejados en notas escritas con gran rapidez y que le hacíamos entrega al jefe de la expedición, para poder llegar a soluciones inmediatas según cada uno de los que estábamos involucrados en la misión; y según los sucesos que allí acontecían. Un poco más relajados al ver en las pantallas una aparente quietud en la estancia pues el Kroenen había detenido la deambulaciòn que este efectuaba a la imagen luminosa y por otra parte monstruosa a los ojos de todos. El director nos hizo sentar en la mesa de reuniones para tratar con calma la situación suscitada, en principio nada había cambiado el orden establecido en el trazado de la expedición lunar salvo la aparición de esa espectral luminosidad y ese pequeño incidente parecía haber pasado desapercibido por el ente aparecido en esa extraña luz así que había que tomar medidas para la buena continuidad de la misión. Se decidió que el cosmonauta siguiera explorando por la gran habitación en busca de más pistas, u, objetos que en la primera visita hubiese pasado por alto ya que de encontrar algo podría ser valioso para solucionar ese misterio en el que estábamos sumidos todos y con pocos visos de solución inmediata; el tiempo pasaba sin novedades, parecía nos hubiésemos quedados tantalizados por la aparición luminosa y sin poder dar respuestas.

Las maquinas que alimentaban de energía el Portal Galáctico, trabajaban sin descanso y de seguir con ese ritmo posiblemente comenzarían a manifestar algún tipo de fallo en breve pues el tiempo de trabajo, a un máximo rendimiento como era el caso, se había fijado en 9 horas y hasta ese momento se habían consumido ya 8 horas.

El ser de la aparición se podía ver con mayor claridad ahora y su aspecto era cuando menos mas horroroso si cabía esperar; lo que antes nos habían parecido unos pies de pato, se mostraban ahora como unas plataformas triangulares con garras, sobre las que se soportaba; la observación de todo el cuerpo, visto con más detenimiento producía realmente miedo, los ojos se tornaban quizás por efecto de la luz neblinosa que lo envolvía, o, por su propia naturaleza, desde un amarillo intenso a un rojo carmesí, imposible de mantener fija la mirada en ellos sin sentir una especie de mareo cercano al desmayo. Ahora el ser seguía los pasos del Kroenen en su deambular por la gran habitación fuese donde fuese con pequeños giros circulares. Las otras marcas al igual que la primera sobre la que el Kroenen había colocado la réplica elaborada por él y que había servido para activar la aparición y clausurar el recinto se hacían ahora más visibles al ser estas iluminadas al parecer desde dentro, como si se tratase de un cristal opalescente con luz propia, como invitando a nuestro astronauta a probar de nuevo y con la replica que seguía llevando, en volver a colocar sobre estas marcas su “llave”.

La aparición espontanea de esta iluminación en las huellas, no paso desapercibida efectivamente por él y sin esperar respuestas que no llegaban de la Tierra, él y a su libre albedrio al pasar junto a otra marca de las allí existentes, deposito su molde-cerradura en la más cercana a él y espero mirando con fijeza algún tipo de resultado y como ocurrió en la primera y a los pocos segundos provoco ahora un leve zumbido grave que procedía de algún lugar de la estancia y que como no podía ser de otra forma, puso a nuestro enviado a Lunatis en guardia y con las defensas que portaba en su traje en alerta, pues estas habían sido añadidas a este en su segundo desplazamiento, ante el notable descubrimiento de esta ciudad y siempre como armas de evasión llegado el caso; pues si ocurría algún desafortunado incidente, el Kroenen tendría que volver al lugar exacto de su llegada a la Luna, de no hacerlo no podría ser devuelto a la Tierra ya que como explique con anterioridad, el corredor que establecía la conexión cósmica, solo funcionaba en una u otra dirección y con una precisión de error de un máximo de medio metro.

Sobre el piso apareció una luz esta vez de color anaranjado, formando un circulo de aproximadamente un metro de diámetro y en el que se veían perfectamente unas marcas parecidas a las inscritas en el octógono de la entrada del habitáculo en el que ahora se encontraba y que al igual que estas tendrían que ser resueltas con algún tipo de combinación secuencial; como el tiempo apremiaba y ahora sí el descontrol se había adueñado de todos nosotros debido a la incapacidad de dar respuestas eficaces a todo lo que sucedía, se opto por hacer regresar de nuevo y de inmediato al Kroenen a su punto de llegada a la Luna para ser devuelto a la base terrestre. La orden no se hizo esperar y ser recibida en los sensores del cosmonauta, actuando este con una absoluta disciplina para su acatamiento; aunque ahora se planteaba como sacar nuestro enviado de ese lugar pues al activar la primera cerradura se había cerrado la estancia y ahora había que volverla a abrir no sabiendo muy bien cómo; se pensó en volver a colocar la huella-cerradura sobre la primera marca y esperar el resultado, aunque parecía más lógico hacerlo sobre la segunda ya activada y volver después a la primera, la decisión fue esta y en este orden; así se hizo pero no ocurría nada, el tiempo transcurría inexorablemente y el Kroenen hábil en sus razonamientos ante situaciones desesperadas parecía moverse ahora con una rapidez inusitada girando por el recinto, acelerando cada vez mas hasta pasar a la máxima velocidad que sus piernas implantadas le permitían; en un momento determinado y con una rapidez enorme, desenvaino dos grandes cuchillos que formaban parte de su equipo defensivo, asestando con ellos golpes sobre la pared y siempre en el mismo lugar donde había infringido los primeros para intentar desgastar y poder romper esta con mayor facilidad, no ocurría nada ni un pequeño arañazo ni marca alguna se produjo así que decidió envainar los cuchillos y extraer del traje unas pequeñas pelotitas negras que arrojó en dirección a lo que había sido la puerta de entrada. Todo esto lo hacía de forma automática sin esperar instrucciones por lo que solo nos cabía estar expectantes esperando el desarrollo de acontecimientos, que no tardaron en suceder ya que las pequeñas pelotas explotaron provocando un enorme ruido y una espectacular deflagración que hizo temblar la estancia. Como de la nada apareció el ser que se veía en la imagen holográfica; ¡ahora era real! ¿Cómo y de donde había salido?

Nos quedamos estupefactos; esto no podía estar ocurriendo y sin embargo era real; el Kroenen aunque un poco ennegrecido por la fuerte explosión, avanzo hacia el monstruo llevando de nuevo en sus manos los cuchillos y tras varios desplazamientos de estos y con gran precisión hizo un corte no muy profundo en la piel reptiliana provocando se derramase un chorro de un liquido color azulado; como podrán comprender la persona, que llegue a leer este diario, los que contemplábamos estas imágenes sufríamos un ataque de pánico, pues la situación ahora estaba absolutamente fuera de control y la única razón que nos venía al cerebro, era desconectar el Portal Galáctico.

El extraterrestre recompuesto aunque un poco vacilante parecía haber recobrado la integridad y gesticulaba con manos y pies pero sin acercase al Kroenen dando la sensación de querer evitar otro enfrentamiento de consecuencias imprevisibles; con solo un movimiento inserto su mano-garra en uno de los huecos-cerradura más próximo a él provocando la apertura de la puerta, momento este que nuestro astronauta aprovecho para salir a toda prisa y seguir las órdenes recibidas con anterioridad para su regreso a la Tierra. Con toda la velocidad que eran capaces sus piernas prestadas se dirigió al lugar de alunizaje, aunque sus sensores le informaban que era perseguido por ese ser monstruoso aunque por suerte avanzaba a menor velocidad dándole el suficiente espacio para colocarse con relativo tiempo en el interior de la capsula. Todo estaba previsto aquí, la inversión de energía sobre el anillo se efectuaría justo en el momento que se situase en el interior de la capsula y en el supuesto de no ser alcanzado por el monstruo.


La situación aquí había cambiado, pues ahora las fuerzas de seguridad habían tomado el mando y se apostaban fuertemente armadas tras los muros donde está ubicado el Portal Galáctico, dispuestas si era necesario para entrar en combate y destruir cualquier otra cosa que no fuese el Kroenen y a este si fuese preciso en caso desesperado. Situado el cosmonauta en el lugar convenido se invirtieron las líneas de Schumann con la frecuencia de resonancia necesaria para traer el Kroenen a la Tierra; cuestión esta que resulto como en las experiencias anteriores, casi perfecta. Al aparecer la capsula en el centro del anillo se pulso el botón de emergencia deteniendo casi súbitamente la energía aplicada al Portal, provocando de nuevo un estremecimiento terrible en todas las instalaciones y daños sobre el Kroenen, aunque eso si de menor cuantía, gracias a la protección ofrecida por la capsula.

10

Afortunadamente y quizás gracias al paro de emergencia no llego a través del portal el ser misterioso y a nuestros ojos horripilante hallado en Lunatis; la cuestión ahora planteada era saber si se podría continuar con la misión, o no, pues de segur adelante con ella y después del enfrentamiento y daños acaecidos en Lunatis todo podía ocurrir allí; desde un enfrentamiento abierto con el extraterrestre hasta el posible advenimiento de ese ser a nuestro planeta.

La tecnología y las propias construcciones en Lunatis nos hacían comprender lo avanzado de esa civilización pues no teníamos ninguna duda que estos seres no estuviesen en estos momentos ya, enviando fuerzas agresoras para responder al ataque infringido por el Kroenen al habitante de esa instalación lunar.

El astronauta fue llevado junto al hombre de humo para realizar la transmisión telepática entre ambos y analizar los pensamientos del Kroenen, con la voz prestada del hombre-humo, aunque las imágenes recibidas no dejaban ninguna duda sobre lo acaecido en Lunatis.

El jefe de seguridad aun no había avisado a las autoridades militares del gobierno sobre lo acontecido esperando las órdenes del director de la base en la que nos encontrábamos, esto ofrecía la posibilidad de mantener en secreto nuestros descubrimientos y avances, al fin y al cabo la seguridad de la base era financiada por la sociedad aquí establecida, quedando estas fuerzas de seguridad supeditadas al mandato del director de esta base. Así se hizo, el director de la base asumió todas las responsabilidades que derivasen del asunto, incluso le oí decir, la posibilidad de una posible invasión extraterrestre.

A mi modo de ver esto era una estupidez mayúscula, pues de ocurrir esto, ¿de qué valía asumir la responsabilidad, si todos estaríamos muertos en caso de esta hipotética invasión alienígena? Desde mi punto de vista, se imponía un criterio sabio y de ética profesional, por otro lado las discrepancias de opiniones suscitadas aumentaban por momentos, las noticias se iban tergiversando y esto como es sabido, es un buen caldo de cultivo para hacer explotar el colectivo de los trabajadores, manejados ahora por el miedo a una invasión y por la falta de decisión de la autoridad del proyecto. Transcurrieron varias horas, hasta que se propuso celebrar una magna reunión con todos los científicos, técnicos, y personal especializado en la que se decidiría que hacer. La reunión al principio fue un caos, todos se interrumpían continuamente y nadie oía a nadie; tal era el estado de paranoia en el que nos habíamos sumido todas las personas que trabajábamos en las instalaciones de la base científica. Quizás debido al agotamiento físico y porque no decirlo síquico, poco a poco una relativa calma fue apoderándose de todos hasta que las proposiciones aportadas eran oídas con la atención debida. Se analizaron las imágenes que el Kroenen había aportado durante las casi nueve horas que había pasado el nuestro satélite, la transcripción verbal que realizo el hombre de humo a este, se repasaron una y otra vez intentando buscar en esas imágenes alguna respuesta que pusiese un poco de cordura a este descontrol. Uno de los asistentes propuso analizar con mucha detención la imagen donde apareció el círculo en el que se apreciaban marcas parecidas a las encontradas en el octógono de la “cerradura” del habitáculo en Lunatis; esta reflexión hizo que todos calláramos y prestásemos una total atención a esta propuesta pues con diferencia a las propuestas hasta ese momento elaboradas era la más coherente de todas las expresadas allí. Efectivamente, al analizar esta imagen se pudo apreciar que los símbolos que aparecían eran de la misma analogía a la del octógono de la entrada y por consiguiente serian casi con total seguridad las del alfabeto empleado por los extraterrestres en Lunatis. El experto en civilizaciones antiguas confirmo la coherencia de estos símbolos con los encontrados con anterioridad y propuso a los técnicos electrónicos construir una maquina con estos caracteres y que al ser introducidos en la citada maquina diese una traducción automática a nuestro idioma y viceversa; además deberían aparecer estos símbolos de carácter cuneiformes iluminados, para que en el caso de que hubiese otra oportunidad de comunicación con estos seres, ambos se pudiesen entender. Se trataría de construir una maquina parecida a la Enigma usada para la encriptación y desencriptación de mensajes bien conocida por algunos de los técnicos presentes aquí en estas instalaciones, y que intervinieron en su construcción, la idea cuajó enseguida pues de haber algún modo de contactar con estos extraterrestres no cabía duda que esta sería una herramienta perfecta para tal fin. De inmediato todos los que podían ayudar en su construcción se pusieron manos a la obra. La férrea vigilancia ejercida en la gran sala donde estaba instalado el Portal Galáctico, fue bajando el nivel de seguridad, hasta que todos nos convencimos que no llegaría por él, ningún ser extraterrestre, o, ninguna amenaza procedente del cosmos. Todos volvíamos a nuestras ocupaciones y responsabilidades para y con el proyecto, la sensación de peligro había pasado, ahora solo se prestaba atención a la construcción de la maquina traductora de los signos cuneiformes sumerios, pues todos sabíamos el alcance que supondría su buena realización. Por otra parte los técnicos se debían ocupar también del buen funcionamiento del Portal Galáctico sustituyendo las piezas más deterioradas debido a las prolongadas horas de funcionamiento en el último “salto” al cosmos.

Las horas y los días siguientes transcurrieron en un abrir y cerrar de ojos, tal era el afán con el que todos nos esforzábamos en la construcción y puesta en marcha de la maquina traductora extraterrestre; la Runaluna, como cariñosamente se bautizo .La ventaja de este alfabeto pictográfico, era el de poseer en cada símbolo una pequeña oración, con lo cual la información básica en la traducción se hacía mucho más fluida y por tanto más rápida. El ánimo en la base se había fortalecido y los trabajos, cualquiera que fuesen se hacían de manera vital, no importándonos a ninguno el exceso de horas que empleábamos para conseguir nuestro fin. Pasadas dos semanas la Runaluna estaba apta para su puesta en marcha y tras superar las pruebas más exigentes; el método de iluminación y sonido.

Fué uno de los hechos más relevantes a simple vista, aunque el gran logro conseguido estaba en el interior, la tecnología aplicada y nunca antes concebida en la Runaluna, era por decirlo en una sola palabra; extraordinaria. La maquina se había concebido además para que fuese lo mas ergonómica posible para facilitar la labor en el entorno lunar y también para el propio Kroenen. Definitivamente probada y ajustada la Runaluna en manos del Kroenen, parecía un juguete, la facilidad de su manejo en manos de este era muy notable. Las oraciones y frases más recurrentes estaban ensayadas al igual que las posibles peguntas y respuestas. Ya se podía partir de nuevo para Lunatis y esta vez con una gran herramienta para intentar comunicarnos con los lunáticos.

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La capsula un poco mas ampliada para dar cabida a la Runaluna, ya estaba lista para ser colocada en el centro del anillo, el astronauta con su nuevo artilugio y con las nuevas instrucciones dentro de su boca, ajustaba los instrumentos de posicionamiento y demás aparatos instalados en el interior, la cuenta atrás podía empezar en cualquier momento. Con ayuda de una gran trócola, se situó la capsula en el lugar conveniente dentro del circulo, se soltó y quedo flotando gracias a la interacción de esta con los imanes que también mantenían suspendido al propio anillo entre las nueve columnas que lo rodeaban. Se dio la orden para que comenzara la cuenta atrás, todos los responsables del transmisión galáctica estaban ya en sus puestos y con la respiración entrecortada, totalmente concentrados en sus obligaciones.

Justamente y en el mismo lugar de los anteriores alunizajes llego sin ningún contratiempo la capsula a nuestro satélite. El lugar no había sido alterado y todo continuaba en su lugar, cada piedrecita, cada desnivel del terreno, todo igual, nuestro cosmonauta abrió con el resorte habilitado para esa cuestión la capsula, descendió y siguiendo las órdenes escritas e introducías en su boca, tomo la Runaluna junto con otros aparatos y se dirigió a las construcciones lunares. A su llegada todo parecía inalterado, todo salvo que ahora había un comité de recepción; tres seres idénticos al aparecido en el interior de la construcción lunar se encontraban en lo que nos había parecido en las anteriores visitas, la calle, o, avenida principal de entrada a Lunatis; el Kroenen de forma automática detuvo su marcha y se dispuso a usar la máquina de traducción; con un paso moderado se fue acercando a los tres lunáticos, estos por su parte no mostraban reacción alguna al ver a nuestro cosmonauta, permanecían inmóviles. La rápida puesta en marcha de Runaluna fue un éxito, todas las lucecitas de control estaban encendidas y el pequeño pero efectivo panel donde aparecían los símbolos cuneiformes se había desplegado para mostrar a una distancia no menor de cincuenta metros los signos iluminados que esta proporcionaba. Con gran habilidad y tras detenerse ahora a unos veinticinco metros, dio comienzo el mensaje para los lunáticos con una clara intención de disculpas y de paz. En la primera descarga simbólica se decía: somos habitantes del planeta Tierra; no somos agresivos; queremos entablar dialogo; y así en una ráfaga de símbolos que era difícil de seguir por nuestro experto en ese idioma tan antiguo; el Kroenen manejaba con tal facilidad las teclas de la Runaluna, que hasta el iba siempre un poco por detrás, fue por esta cuestión se dieron órdenes al astronauta para que detuviese un poco su frenético hacer en el envío de mensajes.


Una vez enviados los primeros mensajes, no hubo respuesta inmediata por parte de los lunáticos, más bien se especulaba aquí en la base terrestre, que el sistema de comunicación con estos seres había fallado y que habría que estar atentos a las consecuencias de esto. Se dispuso todo para que en caso hipotético de agresión al Kroenen se desconectara el Portal Galáctico, sacrificando si era necesario al astronauta, pues no se podía correr ningún riesgo por el posible advenimiento de estos extraterrestres a través del Portal a la Tierra.

Los tres lunáticos permanecían impávidos, solo un pequeño giro de cabeza en uno de ellos provoco la máxima expectación de todos nosotros. Las imágenes que enviaba el cosmonauta eran muy nítidas, las gafas como ya explique con anterioridad gozaban de una óptica y filtros envidiables y la transmisión de estas señales a través de un canal de extremada baja frecuencia y con una portadora en AM por el “pasillo” que se generaba al funcionar el Portal, permitían a los que aquí controlábamos toda la expedición una realidad próxima a la que vivía el propio Kroenen; esto nos permitía poder actuar con la mayor rapidez en caso de un ataque frontal a nuestro cosmonauta, o cualquier otra incidencia.

En un abrir y cerrar de ojos, uno de los extraterrestre, desapareció de la vista de todos con una rapidez, inaudita, algo jamás observado nunca por ningún humano. Parecía se lo hubiese tragado el suelo lunar; inmediatamente se rebobino la cinta de video y se paso a cámara lenta para intentar saber que había ocurrido con el lunático desaparecido. Al observar las imágenes ahora casi congeladas se veía como este extraterrestre se daba media vuelta y se dirigía a la entrada del habitáculo lunar visitado por el Kroenen en anteriores vistas y desaparecía como por un encantamiento. Justo cuando ya se disponía ordenar al cosmonauta una retirada preventiva, apareció tan rápido como se había marchado el lunático desaparecido, trayendo ahora en sus extremidades superiores, un artefacto parecido a una pantalla de tv aunque de aspecto más liviano y de forma más rectangular que la de un televisor domestico. De nuevo quedamos absolutamente asombrados; el aparato se ilumino y comenzó a emitir los mismos símbolos rúnicos que nuestro enviado a la Luna había emitido; o, eso es lo que nos pareció en un principio. No eran una copia por los transmitidos por nosotros; eran otros símbolos conteniendo una posible contestación, el Kroenen y de forma inaudita y a su libre albedrio, comenzó a entablar una “conversación” con los lunáticos, a una velocidad tan alta que hacia prácticamente imposible captar los símbolos que aparecían, aparte de esto las luces rojas, verdes y azules, indicaban interpretaciones distintas para un mismo símbolo, lo cual la dificultaba aun más la traducción. Era un espectáculo de luz y también de sonido, ya que al cambiar cada símbolo con su luz pertinente se producían notas de baja frecuencia distintas, parecía que los sonidos tenían también una relación directa con lo que se trataba de expresar; quizás fuese este sistema sonoro el que podrían emplear los lunáticos para comunicarse entre ellos. Había que parar este desenfreno comunicativo; se le enviaron instrucciones al Kroenen para que ralentizase la comunicación con los lunáticos y conseguir así, darnos más tiempo para seguir este endiablado dialogo de símbolos y luz, que allí en Lunatis acontecía. Por fin se encontró el tiempo adecuado para la transmisión-recepción de mensajes, esto nos daba el tiempo suficiente para razonar preguntas y respuestas que los unos y otros teníamos. Los lunáticos en primer lugar, preguntaron: ¿Quién eres, como has llegado sin que te detectásemos, y como nos has encontrado?, las respuestas fueron evidentes y sinceras. Las preguntas por nuestra parte fueron calcadas a las efectuadas por ellos; las respuestas, estas: Somos una raza ancestral proveniente de la Familia de la Luz, fue esta la creadora del universo en el que están ustedes; su planeta fue diseñado y elegido para que se pudiera desarrollar una vida primitiva. Diseñaron un planeta donde todas las galaxias de este nuevo universo contribuirían con su información y donde todos podrían participar y compartir sus conocimientos específicos. La Tierra habría de convertirse en este centro del saber, una biblioteca cósmica, un lugar de una belleza increíble que almacenaría en su núcleo la información de todo este universo nuevo mediante frecuencias y mediante el proceso genético adecuado para este fin. Explicaron que la estructura del tiempo, por ejemplo cien mil años podría transcurrir en lo que para ustedes es un año en vuestra estructura de tiempo. En la estructura holográfica donde residían la Familia de la Luz no existe el tiempo tal como lo conocéis. Cientos de miles de años o un millón de años no son nada para ellos.

En esta Familia de Luz, hubo enfrentamientos bélicos tras la creación de este nuevo universo por el control del mismo; llegaron a separarse y se crearon dos pensamientos encontrados. Hace quinientos mil años de ustedes, los que habían quedado en minoría debido a estos enfrentamientos, decidieron abandonar el plano holográfico que hasta entonces había sido su hogar y escapar a este recién creado universo y habitar el planeta al que llamáis Tierra. Se establecieron en una rica región y debajo de la superficie de esta región crearon ciudades iguales a la que habitaban antes de su partida. Una vez establecidos aquí, experimentaron con distintos tipos de aminoácidos que habían sustraído, antes de su partida, y crearon a partir de estos, vida a su imagen y semejanza para que habitaran con ellos y pudiesen ser usados más adelante como esclavos y alimento. Las primeras creaciones “humanoides” no eran de su agrado y siguieron experimentando con los distintos tipos de estructuras básicas hasta que por fin crearon un ser casi perfecto, aunque poco desarrollado, dotándolo de parte de su esencia, pero en un tanto porciento muy disminuido, para que nunca tuviese ni un ápice de supremacía sobre ellos.

Nosotros somos una creación intermedia y muchísimo anterior a vuestra raza, somos descendientes directos de los creadores, aunque de una estirpe inferior. Habitamos la Tierra antes de vuestra creación y poseemos la facultad de mimetizarnos a nuestra voluntad, por este motivo no podéis reconocernos, somos vuestros guardianes y protectores. Los que permanecemos en la Luna hacemos de conexión entre nuestros hermanos en la Tierra y los que habitan en la dimensión holográfica séptima de las dieciocho existentes.

Ahora queremos saber quién eres; tú no eres un ser creado por los seres de Luz, te hemos analizado desde tu entrada a nuestra ciudad, eres una creación desconocida por nosotros y nunca antes vista, tampoco estas en nuestros registros de todas las vidas por venir ni las anteriormente vividas allí en la Tierra ¡responde! El Kroenen sabía que no podía ni debía responder con total exactitud a esta pregunta, por lo que disfrazo la respuesta. Soy un ser mitad maquina y mitad humano, mi cuerpo salvo mi cabeza es una creación humana, mi cabeza al contrario esta creada de la propia arena de varios desiertos y animada por encantamientos y palabras sagradas, estoy consignado al que me dio el ultimo soplo de vida y sus ordenes que mantengo en mi boca cerrada, son las que obedezco por encima de cualquier amenaza, soy casi indestructible, el sentido del miedo no está grabado en mí, lo desconozco. He llegado aquí por un camino, por un tubo de luz y energía magnética que vacía de espacio y tiempo, donde es dirigida por los científicos terrícolas. Te encontré al entrar en la parte no visible de la Luna, los telescopios terrestres ya sabían de la superficie lunar y estaba cartografiada, no así la parte que no podemos ver, debido a esto es por lo que decidieron empezar aquí y fue al poco de empezar la exploración os encontré. Ahora os comunico que debo volver a mi capsula para regresar a la Tierra, mi tiempo de viaje se está agotando.

Quiero regresar para comunicarme de nuevo con vosotros; ¿estáis conformes con mi petición, o, debería enfrentarme a vosotros para lograrlo? La respuesta de los lunáticos, o, lo que fuesen, pues ahora sabíamos que no habían nacido allí fue contundente y rápida: Te hemos dicho que somos vuestros protectores, vuestros pastores ya que para nosotros solo sois una de las muchas creaciones de los Seres de Luz a los que respetamos y queremos, por tanto te puedes marchar y transmite a los terrícolas que han creado esa horrible maquina que produce este camino por el que has venido, hagan muy buen uso de esta de ella pues de lo contrario, encontraremos el modo de eliminar de forma no sangrienta, a todos los que sepan de esta máquina y a sus familias, hasta no dejar rastro de su paso por la Tierra. Puedes venir en paz cada vez que lo estimen oportuno tus dueños. ¡Márchate!

12

Ahora que el Kroenen ha regresado, estamos envueltos en mil cavilaciones y conjeturas; nada de lo que podíamos haber previsto tenía que ver con la paranoia en la que nos veíamos envueltos. Lo que parecía y habíamos festejado como el descubrimiento más grande hasta la fecha de nuestra civilización, pasaba a ser una de las peores pesadillas jamás vivida por los que realizábamos estas investigaciones extra terrestres. Ahora y volviendo a examinar las grabaciones, y con la ayuda del hombre de humo para transcribir fonéticamente los pensamientos guardados del Kroenen, no cabía ninguna duda, nos enfrentábamos a entes de una naturaleza muy superior a la nuestra y con un control sobre la Tierra y sus pobladores, total. La amenaza, muy amable pero contundente no dejaba entrever otra posibilidad más que la de su acatamiento. Nuestro jefe de equipo llamo, primero de forma individual y después colectivamente a todos los que directamente sabíamos de la finalidad del Portal Cósmico para recabar nuestra opinión personal al respecto, a fin de construir un frente común sobre el asunto. Todos reunidos en el salón social de estas instalaciones, resolvimos por mayoría absoluta, seguir las instrucciones del alienígena y olvidarnos del proyecto; a sabiendas que, de no hacerlo, no solo corría peligro nuestra integridad personal, también la de nuestros seres queridos: padres, hijos, hermanos, primos, todas nuestras familias serian borradas de la faz de la tierra; la traducción mental realizada por el hombre de humo al Kroenen, reafirmaba nuestros miedos y aprensiones. Por si esto no fuese suficiente, ahora que sabíamos de la existencia de estos alienígenas entre los humanos la observancia de esta imposición se hacía más necesaria ¿cómo podría saber yo, o, cualquiera de nosotros que la persona de mi derecha, o, de mi izquierda no es uno de ellos?


Las horas transcurrían deprisa y no se encontraba una fórmula para plantear a los más altos mandos militares, a los propietarios de las instalaciones e inversores de este proyecto, su vital e inexorable desaparición y olvido. Fueron llamados los cargos militares que sabían del proyecto en profundidad y como no hacerlo, a un representante de la casa real de este país, donde se encuentran ubicadas las instalaciones. En la reunión se pudieron ver las imágenes de las grabaciones realizadas desde el primer viaje hasta el último; algunos de los presentes y a sabiendas del desarrollo de este proyecto, jamás habían visitado las instalaciones y mucho menos visualizado estas u otras imágenes por lo que su asombro fue tan mayúsculo que hasta uno de ellos sufrió un pequeño paro cardiaco sin consecuencias funestas, pero tuvo que ingresar en nuestro eficaz laboratorio medico. Los acuerdos se hacían esperar y parecía no haber buena disposición en acatar las órdenes de los extraterrestres; algunos hablaban de enviar un pequeño pero suficiente ejercito de Kroenen de inmediato, antes que pudieran avisar a otros extraterrestres de lo que estaba sucediendo y exterminar a esos malditos, como definió el representante de más alto rango militar, a los lunáticos. Como era lógico esta propuesta fue de inmediato rechazada absolutamente por todos. Los compañeros de estos seres extraterrestres ya habrían sido informados con total seguridad y ahora la vigilancia aquí, por parte de ellos seria de lo más estricta y probablemente estábamos entre alguno de ellos. El más locuaz de los asistentes propuso una solución a corto plazo; seguir visitando la Luna y por consiguiente a sus habitantes para recabar toda la información posible acerca de esa civilización y sus avanzados conocimientos; a demás de esto, se propuso realizar análisis de sangre, orina, y todo lo que se pudiese analizar de un ser humano, aquí en las instalaciones, antes de abandonar ninguno de los presentes estas e intentar descubrir si entre nosotros ya había algún infiltrado no terrícola. La idea prospero y de inmediato todos, incluidos los médicos y enfermeros nos hicimos las pruebas necesarias para comprobar nuestra realidad terrícola. Al día siguiente se pudo comprobar como todos gozábamos de buena salud y no parecía haber indicios en los análisis efectuados de existir procedencia alienígena, en ninguno de los que realizamos estas pruebas médicas. Esto supuso una gran tranquilidad, pues descartados los posibles espías galácticos, la tensión disminuyo al sabernos protegidos entre nosotros; es más, ahora parecía reinar un estado de amabilidad nada usual entre los científicos y demás personal cualificado, como en los mandos políticos y militares.

Con este ambiente más distendido y superado el impacto del encuentro con seres provenientes de otras dimensiones espaciales, el raciocinio imperaba por todos lados cuestión esta que hacia más coherente nuestros pensamientos y acciones para poder acometer sin errores los pasos que deberíamos seguir por nuestro bien y porque no decirlo por el bien de la propia humanidad, pues de ser cierta las afirmaciones de los extraterrestres, los humanos solo éramos uno más de los experimentos de la llamada Familia de Luz, o, de quien demonios fuesen. Los colegas a quien consideraba más sensatos y afines a una misma ideas nos habíamos reunido en la sala contigua a nuestros dormitorios para intentar pasar lo mas desapercibidos posible. Había que ejecutar un plan para asegurarnos que no saliese nadie de las instalaciones sin nuestro control pues de lo contrario corríamos el peligro de difusión de la noticia, fuera de los muros y alambradas construidas alrededor nuestro. El plan por más refinado tendría sus fisuras y esto era inadmisible, había que discurrir con mucha asertividad un plan perfecto ¿pero cómo? El científico encargado del giroscopio, dio con la clave: nadie saldría de aquí salvo por causa de muerte y quizás tampoco por esa razón; tras un pequeño intervalo de tiempo, asentimos en que así debía de ser. El jefe de seguridad apoyo sin dudar cualquier decisión adoptada aquí. Ahora teníamos la responsabilidad añadida de convencer a todos sin que el pánico se adueñase de los que no lo tuviesen igual de claro, empezando por los militares y políticos asistentes a este descubrimiento. De inmediato convocaríamos una reunión a la que asistiríamos todos los conocedores del descubrimiento, seriamos nombrados y se nos asignaría un numero de orden para cada uno, de esta forma y convocando cada cierto tiempo una reunión general sabríamos si se producía alguna ausencia. La algarabía dio paso a un silencio sepulcral cuando algunos de los convocados a esa magna reunión y ante el rechazo frontal a la imposición realizada por nosotros, quiso salir del salón donde se realizaba esta; alarmados, gritaron y patearon la puerta, de nada les sirvió, los agentes de la seguridad de las instalaciones se encontraban al otro lado de la puerta, tenían órdenes expresas de su jefe para no dejar salir a nadie del lugar de reunión. En un momento determinado, tuve un poco de miedo pues algunos de los enfurecidos por nuestra decisión amenazaron con sacar las pistolas e incluso uno de ellos llego a sacar la suya y evoco una exclamación de muerte si no se atendía su petición de salir inmediatamente; justo cuando profería esta amenaza, uno de los asistentes propino un fuerte golpe a este individuo dejándole tendido en el suelo, a continuación se le pidió a todos los que portasen cualquier tipo de arma, la dejasen encima de la mesa donde estábamos sentados los convocantes sin más dilación; así lo hicieron todos los portadores de armas; algunos de buen talante, otros con las mejillas desencajadas, bien por miedo, o, por odio. Algo más calmados los ánimos, se asigno un numero (del uno al treinta y tres) a cada uno, incluidos nosotros; los siete que habíamos tomado a la fuerza el mando tras la situación planteada. Se fijo un tiempo preciso para cada encuentro, si alguno fallase al conteo seria puesto bajo custodia de alguno de nosotros y si se le apresaba intentando escapar, se hablo de cortarle la garganta; aunque parezca demasiado radical nuestros imperativos, tenía que ser así, pues de lo contrario toda la humanidad ignorante de estos descubrimientos, estaría con seguridad advocada a su destrucción por parte de los alienígenas. Todos volvimos a nuestras respectivas ocupaciones, salvo el energúmeno que fue reducido y encerrado en una celda bien custodiada, no era otro que el militar de más alto rango; a este se le ofreció la oportunidad de salvar su pescuezo a cambio de comunicar al exterior la buena marcha de los trabajos en la base y su “voluntaria” permanencia aquí hasta concluir con la misión. Éramos conscientes de nuestra precaria situación, pues más pronto, o, más tarde se descubriría todo el embrollo, y esto aumentaba más si cabe la desazón en nuestros corazones... Se revisaron todos los aparatos, el Portal Galáctico y en fin cada uno de los aspectos de la misión para hacer regresar lo antes posible al Kroenen y seguir las “conversaciones” con nuestros ahora nuevos amigos extraterrestres, digo aquí amigos, pues parecía ser esta su condición, siempre claro está, acatásemos sus “indicaciones”. La solución final estaba ahora lejos de concluir, había tantas incógnitas por nuestra parte, como quizás también por parte de los lunáticos; cualquier elucubración seria absurda y fuera de razón. Mejor dejar los acontecimientos venideros al azar para no malgastar energías y concentrar los esfuerzos en una sola dirección: Había que destruir el Portal Galáctico y todos los planos, esquemas, y demás documentos guardados en las instalaciones; afortunadamente estos documentos no habían traspasado aun las puertas de la base; los tenía guardados a buen recaudo el director de la misión.

13

Ya estaba todo en marcha el Kroenen estaba a punto para viajar de nuevo a nuestro satélite, todos estábamos mas expectantes que en el primer salto, o, el segundo... ¡que importaba ahora! En estos momentos teníamos la sartén cogida por el mango, como dice un dicho popular, el control absoluto estaba en las mejores manos posibles; nuestra hermandad.

Los militares habían depuesto sus armas, permanecían silenciosos con sus miradas clavadas en el suelo; los políticos, unos cobardes sin escrúpulos en su inmensa mayoría, lloriqueaban como niños asustados y preferían quedar en el último plano de la estancia intentando pasar desapercibidos, sus mentiras electoralistas que les llevan al poder no servían aquí, era patético mirarles a la cara, lástima que los ciudadanos de los países más libres no pudieran ver este espectáculo tan deprimente. Nosotros en cambio teníamos la sensación momentánea, de ser libres; libres para acometer nuestros siguientes pasos con esa impronta virginal de un niño al que aun no han entregado a la escuela para ser domesticado según los usos y costumbres de cada país y sus respectivas religiones. Debo manifestar en este momento del diario y para que no quede lugar a dudas, que los siete “golpistas” estábamos vinculados a una misma orden; la Masonería, bien es cierto que no todos seguíamos la misma obediencia a esa orden pues había algunos que pertenecíamos a los llamados regulares y otros a los irregulares, pero eso no tenía nada que ver, pues el juramento y consignas acaecidas al ingreso en estas distintas obediencias era el mismo, por ello nuestra hermandad estaba por encima de cualquier realidad ilusoria. La consigna estaba clara, libertad, igualdad y fraternidad; estos principios nos empujaban y pedíamos, que, la sabiduría, la fuerza y la belleza no nos abandonaran ante los acontecimientos turbulentos y de incógnitas que se aproximaban, la suerte estaba echada, ahora no había marcha atrás. Habíamos decido no dejar abierto el portal, las nueves horas aproximadas que el portal podía sin peligro máximo estar en funcionamiento no bastaría para saber y pedir a los extraterrestres tantas explicaciones y todas las preguntas, desde que los habitantes terrícolas de hoy empezaron a tener (¿nuevos?) recuerdos de su paso por este mundo. Demasiado para las pocas horas de entrevista, esta, quizás la última.

Habíamos previsto un encuentro de un día lunar, aunque esto era imposible dadas las circunstancias, por ello decidimos se realizasen todas las que fuesen posibles antes de que el foco del Portal Galáctico perdiese definitivamente las coordenadas para regresar al Kroenen, o, a los; pues ahora serian tres los que partirían con destino lunar, la decisión fue aprobada en uno de los encuentros de “conteo” y por mayoría, sin contar por supuesto, los apartados definitivamente de esta misión; es decir militares y políticos. La situación parecía bien encauzada, nada de lo que sucedía en la base era ajeno a nuestro control, los hombres y las poca mujeres aquí existentes estábamos insuflados por un nuevo aire de libertad científica y esto era algo maravilloso para los que nos dedicamos con todo nuestro amor y esfuerzo a estas labores de investigación y divulgación científica.

La capsula había sido vaciada de todo lo que no fuese imprescindible para este salto galáctico; con todo, el espacio era tan reducido que hubo que buscar los torsos y miembros más pequeños de esos pobres despojos humanos y aun así tuvimos que probar con las figuras más absurdas de gimnasia, o, de algún numero de circo de escapistas, para acomodar a los tres Kroenen en el interior de esta mini capsula. Resolvimos dar nombres a los astronautas, cada uno tendría una misión distinta; el primero, sería el mismo interlocutor de todas las misiones, el segundo haría de transceptor para las comunicaciones de esta forma el primero se centraría con la máquina de traducción; la Runaluna y el tercero si lo permitiesen los extraterrestres, continuaría con la exploración lunar. Solo había una cuestión preocupante, la posible filtración de noticias al exterior, por algún traidor disfrazado de ovejita y que pudiese llegar a la estación de radio de las instalaciones, esto era complicado ya que las instalaciones de radio estaban fuertemente vigiladas por los agentes de seguridad, con órdenes precisas de noquear a toda costa a un posible asaltante. Por lo demás todo estaba preparado para este viaje, los cosmonautas ya habían sido introducidos en la ahora diminuta capsula; la cuenta atrás podía comenzar en cualquier momento.

14

Las coordenadas para el lanzamiento se habían repasado minuciosamente para que el punto de alunizaje fuese exacto a las anteriores, no se podía errar, la importancia de este encuentro se hacía ahora más relevante que en las anteriores visitas, el encuentro con los lunáticos tenía una importancia vital para a raza humana.

El anillo volvía a iluminarse inundando con su luz boreal todo el hangar, la capsula ya flotaba en el centro de este, el viaje comenzaba de nuevo, las interferencias se producían igual que lo hicieron en los anteriores desplazamientos y todos sabíamos que en unos instantes los cosmonautas estarían sobre la superficie lunar. Las imágenes y el audio respondían fielmente, en nuestras pantallas de televisión aparecía de nuevo el mismo paisaje lunar; los tres Kroenen ya se habían desmadejado de su ridícula pero efectiva posición, la marcha hacia Lunatis era un realidad, aunque ahora y debido al nuevo modelo de estructura con el que se había dotado a nuestros astronautas; con los miembros más cortos para dar cabida a los tres en la capsula, hacia más lenta la progresión de estos por el terreno lunar, sin embargo y encabezados por el primer Kroenen bien conocedor del camino a seguir hacia la ciudad lunar facilitaba bastante el paso de los dos nuevos “compañeros” de viaje. Desde aquí se repasaban las órdenes dadas a cada uno de los Bafomet, sus cometidos bien escritos e introducidos en sus bocas cerradas de barro harían el resto; solo cabía esperar la llegada de los extraterrestres a su encuentro. Llegados a la entrada de la ciudad, quietos como estatuas de sal permanecían nuestros enviados, con todas las defensas en alerta por si se producía alguna reacción adversa por parte de los pobladores de Lunatis; aunque había manifestado el extraterrestre ser una civilización de guardianes de la humanidad, o, más bien de pastores de nuestra raza, no podíamos realmente saber de sus intenciones ultimas.

Una luz procedente del interior de la ciudad llamo la atención de los astronautas, estos, de inmediato, comenzaron de nuevo su andadura lunar para adentrase en Lunatis y acudir al encuentro de los pobladores allí establecidos. A una distancia prudencial el Kroenen bautizado como Yesod (el primer navegante que enviamos a luna), abrió la caja que contenía la Runaluna, e inmediatamente comenzó a emitir señales a los lunáticos; el segundo de los Kroenen bautizado como Gabriel, inicio el cometido para el que había sido programado; el tercero bautizado como Levana, permanecía inmóvil esperando la transmisión de Yesod a los extraterrestres pidiendo la aprobación de estos, para que Levana explorase la superficie lunar en la medida de sus posibilidades, pues su reducida anatomía no le permitiría avanzar con la fluidez que le otorgaría un cuerpo mas atlético, pese a lo cual sabíamos se esforzaría al máximo en conseguir levantar un mapa lo mas fidedigno posible de esa ciudad oculta en la Luna.

Los pobladores tras constatar se trataba del mismo visitante, aunque ahora su número había aumentado, dieron instrucciones para que avanzaran sin ningún temor (aunque como escribí anteriormente los Kroenen carecían de este sentimiento) hasta aproximarse lo más posible a ellos, pues igual que en el encuentro anterior seguían siendo tres los lunáticos presentes sobre la superficie lunar.

A una distancia prudencial y para que la Runaluna fuese bien observada, los tres extranjeros terrícolas, dieron comienzo con sus preceptivas instrucciones, incluso Levana sin esperar ningún tipo de permiso, empezó a dar un paseo de reconocimiento por la ciudad; cuestión esta, pareció molestar de sobre manera al que parecía el líder de los tres habitantes de Lunatis, pues de inmediato comenzó a lanzar destellos y sonidos a Yesod, dándole orden para que el explorador detuviese sus pasos. Desde nuestra estación terrestre, enviamos las órdenes pertinentes a Levana para que se detuviese al instante, ya que éramos conscientes del enfado del cabecilla lunar. El jefe de la expedición Yesod, dejo la Runaluna en el suelo lunar y avanzo hacia Levana y con una transmisión mental directa, golpeo el interior de la cabeza de barro de este, lo que provoco que Levana cayese de rodillas al suelo, igual que si hubiese sido golpeado por una mano invisible. La aparente debilidad de Levana se encontraba en las órdenes que llevaba en su boca, estas daban instrucciones claras de los estatus de cada uno de los tres Kroenen en la superficie lunar y no había posibilidad alguna de modificarlas. La acción al parecer involuntaria de Levana se había debido a un despiste por el traslado temporal sufrido en el salto Tierra-Luna.

Todo arreglado, Yesod retomo las “conversaciones” con el jefe lunático, disculpando la acción de Levana, este contesto pidiendo explicaciones del porque del advenimiento de los dos nuevos visitantes; las respuestas de Yesod, parecía haber convencido a su interlocutor. . El extraterrestre que llevaba el control de Lunatis invito a los tres visitantes les siguieran, avanzaron por lo que parecían calles bien delimitadas hasta alcanzar una plaza con titánicas torres, formaciones rectangulares y extrañas cúpulas semitransparentes que formaban un conjunto armonioso y de gran belleza, acto seguido se oyó un zumbido y una de esas cúpulas se ilumino con una tonalidad violácea, dejando entrever una entrada a la que se dirigió toda la expedición. Yesod, se detuvo y con él sus dos compañeros de viaje, la invitación hecha por el líder lunático para traspasar el umbral de entrada a esa cúpula, no parecía ofrecer garantías suficientes e inmediatamente y con su transceptor de ondas cerebrales, envió a la Tierra estas dudas pidiendo nuevas instrucciones sobre qué decisión debía tomar. Nosotros tampoco teníamos claro que podría suceder si estos respondían afirmativamente a esta invitación, transcurrieron unos minutos antes de tomar alguna decisión al respecto. Nuestra decisión fue dejar fuera, en suelo lunar a Lebana para que las comunicaciones siguieran fluyendo entre la Luna y la Tierra; no sabíamos si dentro de esa cúpula podrían las ondas de muy baja frecuencia con las que nos comunicábamos perder su efectividad. Así se lo transmitió Yesod al jefe alienígena, este contesto afirmativamente a la petición, con una sola exigencia, el Kroenen del exterior debería permanecer justamente en ese lugar, y advirtió; estaría vigilado en todo momento. Con este imperativo, los tres lunáticos y los dos visitantes terrestres entraron en la cúpula dejando atrás a Lebana. El espectáculo de luces de distintos colores que se ofrecía en el interior, solo era comparable a una ensoñación de alguna experiencia alucinatoria, la atmosfera que se podía respirar allí no se diferenciaba en nada a la terrícola, la proporción de nitrógeno, oxigeno y los otros elementos según los registros efectuados por los instrumentos que portaban en los trajes nuestros exploradores coincidía exactamente a nuestro aire ¿cómo era posible esto? ¿porqué esa misma proporción? ¿habían creado esa atmosfera para los visitantes terrícolas, o, ellos usaban esas mismas proporciones habitualmente? Una nueva incógnita se abría paso a las tantas que Yesod llevaba preparadas para ser respondidas por los lunáticos; por el momento las respuestas habrían de esperar ya que el interior de la cúpula contenía una gran cantidad de símbolos impresos en los muros bajos que la soportaba y que Yesod visualizaba siguiendo el movimiento de las agujas de un reloj no dejando ninguno de ellos sin registrar en las ópticas implantadas en sus gafas. Las imágenes que Yesod recibía en sus lentes, se percibían con total nitidez en nuestros monitores de imágenes, igual que los imperceptibles sonidos producidos por sus pasos dentro de esta instalación. La magnificencia de la construcción solo podía ser comparada con algunas de las consideradas maravillas de las construcciones terrestres, todo allí era inconmensurable, no había duda alguna de lo avanzada de esa civilización. Estábamos absortos con esas representaciones pictográficas, paneles de vidrio luminiscentes ¿flotaban? en el interior de esa construcción, mostrando imágenes en movimiento de universos desconocidos por nosotros. El anfitrión, dio tiempo para que Yesod admirase ese primer recinto, transcurrido unos minutos le indico con un gesto le siguiese para entrar en otra estancia, Yesod entendió esta señal y fue tras sus pasos acompañado por Lebana. En esta nueva sala las paredes y techos, eran totalmente de cristal, o, algún tipo de material igual a este, ya que se podía contemplar el firmamento que nos rodeaba; la Tierra jamás contemplada por el hombre desde esa perspectiva, nos pareció absolutamente bella.

Nosotros estábamos hacinados en las pantallas de los televisores sin dar crédito a lo que veíamos.

La cúpula comenzó a girar muy despacio dejando ver otros astros imposibles de contemplar por los pocos observatorios terrestres. Yesod y su acompañante, observando que el jefe de Lunatis se acomodaba en un sencillo asiento hecho del mismo material con el que estaba cubierta la cúpula semiesférica y siguiendo su ejemplo, Yesod y Gabriel se sentaron. Yesod empezó a manipular la Runaluna transmitiendo las preguntas que llevaba escritas en su boca cerrada y que con anterioridad había memorizado; el extraterrestre parecía no darse por enterado, su posición no se había alterado ni manifestado algún signo tras la batería de preguntas realizadas por nuestro astronauta. Como de la nada surgió una voz gutural de las paredes, o, eso nos parecía a nosotros desde la distancia; la voz parecía ensayar algún tipo de tono y volumen adecuados para no producir reverberaciones en la gran sala donde se encontraban. La primera frase que se oyó con nitidez fue, ¡suelta la maquina!, en la base terrestre nos quedamos aun mas estupefactos si ello era posible; el extraterrestre, el lunático ¡estaba hablando nuestro idioma!

Al principio de la locución, Yesod pareció también sorprendido por esas insospechadas palabras y frases surgidas de la pared. Pasado el primer momento de sorpresa, activamos el mecanismo de voz que llevaba el Kroenen en su traje para responder de igual forma a nuestro anfitrión. ¿Cómo podía hablar nuestro idioma el lunático? esta y otras preguntas se sumaban a la ya enorme lista que llevaba preparadas Yesod. En estos momentos urgía variar un poco la estrategia que habíamos diseñado para sonsacar al lunático mediante las preguntas preparadas para tal fin; era evidente que al no ser necesaria la Runaluna en estos momentos, la fluidez de la comunicación entre Yesod y el ser que nos daba por este momento hospedaje serian mucho más rápidas y eficaces al no existir posibles errores de traducción en ellas con el consecuente problema que esto ocasionaría. Yesod empezó con la primera locución, pero fue inmediatamente cortado por el lunático, este le increpo al desobedecer las reglas mínimas de urbanidad, lo normal dijo, es que el anfitrión fuese quien inicia las preguntas, según sus costumbres, además nadie nos había invitado a estar allí y a invadir su intimidad... Era increíble; el ser hablaba de urbanidad ¿Qué raza interpela de esta forma a un visitante si no es porque en sus cánones culturales y sociales están medidos por una conducta intachable? A partir de ahora debíamos tener más cuidado con cualquiera de las preguntas y modo de estar, la inteligencia y formas de este ser hasta ese momento eran exquisitas, al contrario que nuestra “puesta en escena”, pensábamos que al ir de descubridores de esta civilización podríamos imponer nuestra voluntad, por el solo hecho de haber llegado hasta la Luna, ¡que insensatez la nuestra!

El lunático comenzó su alocución presentándose; mi nombre verdadero es demasiado complicado de pronunciar para vosotros, debido a esto, me llamareis Aramu, soy el que guarda el “Disco de Oro de los Conocimientos”. Este disco ha sido ambicionado por los hombres desde que tuvieron conocimiento de él y por la estupidez de uno de los escribas no reales de nuestra estirpe; este vendió las tablillas donde se indicaba uno de los lugares donde habitualmente descansaba el disco. Ante la posibilidad de otra traición, el disco fue trasladado para su custodia aquí. Vosotros creéis, se trata de un cofre, o, un arca y que esta en si posee poderes sobrenaturales, por eso lo buscáis afanosamente, cuando en realidad es el registro de lo que ya fue y lo que ha de llegar y solo puede ser escrito y consultado por Los Seres de Luz. Esta es mi principal misión aquí, también y como ya dije hago de enlace con mis hermanos que habitan con vosotros en el planeta al que denomináis Tierra. Aramu hizo una pausa, se incorporo, sus ojos que hasta ese momento habían mantenido un color verdoso-azulado, se podían ver ahora de un rojo carmesí intenso, el tono de su voz también era distinto, mas grave. Ahora, pronunció; quiero saber cómo habéis podido burlar nuestra vigilancia y habéis llegado a construir una máquina para desplazaros por el espacio ¡responde! Yesod permanecía estático sin proferir sonido alguno en los aparatos instalados en su traje para tal fin; simplemente esperaba nuestras respuestas, como se hacían esperar el Kroenen se dirigió a Aramu explicándole que él era una extensión de su creador, el ultimo que había insuflado aire en su boca y había pronunciado las palabras sagradas y que estaba esperando respuestas que llegarían desde la Tierra en breves momentos. Aramu bajo la intensidad de sus pupilas rojas hasta retomar el mismo color verdoso-azulado que había mantenido en su alocución, está bien ¿cuánto he de esperar?, la calma tensa que producen los silencios no deseados aumentaba por momentos, hasta que una voz sonó en el speaker del traje Gabriel; soy el jefe de la expedición terrícola que ha enviado a los astronautas a explorar la Luna, ahora cada vez que oigas el sonido que emana este astronauta, al que lamamos Gabriel, sabrás que en realidad seré yo el que hable. La respuesta a la primera pregunta es la siguiente; nosotros ya sabíamos que existía una gran probabilidad de que hubiese entes no humanos entre nosotros y para salvaguardar nuestros secretos confeccionamos una serie de protocolos para averiguar si un ser humano era real, o, era una suplantación de alguna raza no humana, estos protocolos consisten en analizar la sangre y otros sencillos análisis como son el tomar muestras de las células muertas de nuestra piel; con estas pruebas tenemos casi la seguridad de que las personas aquí reunidas en este proyecto, somos auténticos humanos, aunque nunca habíamos podido saber con certeza si nuestras sospechas estaban fundadas en simples conjeturas, ahora y tras contactar con vosotros es obvio de vuestra presencia aquí en la Tierra, por esta razón no habéis averiguado nada sobre esta expedición. Alguno de vosotros habéis intentado pertenecer a organizaciones de carácter esotérico, como esta que ahora financia este proyecto, y a otras vinculadas con lo paranormal. En las muestras de sangre efectuadas a los posibles candidatos para pertenecer a cualquiera de estas hermandades, había siempre un factor importante a tener en cuenta el grupo sanguíneo, de ser el 0- negativo los candidatos sufrían pruebas de laboratorio distintas y mas exhaustivas de los que no pertenecían a este grupo y que por lo normal y tras investigar su pasado familiar y laboral, siempre obtenían, tras superar posteriormente otras series de pruebas de carácter iniciático, el beneplácito de los hermanos para el ingreso del neófito. La otra pregunta que haces, sobre la construcción de la máquina para moverse en el espacio, la respuesta es esta: creando una especie de túnel en el que el tiempo se pliega a voluntad, pues sabemos que el tiempo en realidad no existe como tal, sino mas bien es el resultado de las revoluciones por minutos (por ejemplo), del planeta sobre el que te encuentras en ese momento, sobre la velocidad a la que se traslada este por su estrella de influencia y sobre cada galaxia que contiene este u otro planeta englobado en esa misma masa de luz y otras constantes y que nosotros denominamos universo. Han sido muchos años de investigación y sacrificio de científicos, filósofos, matemáticos y más personas. El azar también ha jugado un papel importante; al estrellarse algunos objetos procedentes del espacio exterior nos suministraron información importantísima para avanzar en este proyecto. Y por supuesto, las pistas encontradas en antiguas civilizaciones diseminadas por todo el planeta, nos ayudaron, nos mostraron otros caminos para llegar al resultado que has podido comprobar; el que nosotros denominamos Portal Galáctico.

Bien, dio Aramu, ¿Cuándo tenéis previsto venir vosotros los verdaderos humanos por ese Portal Galáctico? Nosotros no tenemos aun la tecnología para viajar por ese túnel de luz, respondió Gabriel, el campo electromagnético que se origina sobre el anillo que forma parte del Portal, es tan intenso que anula nuestras mentes y aun no tenemos un casco lo suficientemente eficaz para desinhibirnos de esa energía, por esta cuestión, es por la que enviamos a estos semi autómatas, a estas cabezas no le afectan esos campos de fuerza, y tienen la capacidad de resolver cualquier situación con más rapidez que la de un cerebro humano, o, de cualquier máquina electrónica de calcular conocida; su cerebro contiene la más fina arena de los desiertos, es un sílice puro, su estructura esta realizada con los materiales más nobles existentes en la tierra y con la tecnología más avanzada que disponemos. Entonces, si solo usáis las cabezas-pregunto Aramu- ¿de quién son los cuerpos de estos visitantes? La respuesta de Gabriel se demoro, había que elegir bien la respuesta para no caer en nuestra propia trampa y hacer creer a los lunáticos éramos unos desaprensivos, o unos criminales confesos. Pasado unos minutos interminables, llego la información que enviamos a nuestro ahora nuevo interlocutor. Gabriel respondió; son personas que han fallecido y no han sido reclamadas por ningún familiar, o amigos ni conocidos; simplemente son muertos sin nombre. Aramu parecía no estar satisfecho con esta respuesta, sus ojos se tornaban poco a poco con ese tono rojizo que con solo su observación a nosotros nos ponía los pelos de punta. En este momento el que guarda el Disco de Oro de los Conocimientos pregunto, ¿sois entonces los creadores de un ser andrógino, de un muerto viviente? Si es así, habéis llegado a una depravación absoluta, pues solo los Seres de Luz tienen el poder de crear nuevas vidas. ¡Responde! –inquirió Aramu clavando los ojos en Gabriel-, los ojos ahora totalmente rojos como ascuas de una fragua en su máximo apogeo y fuera de las orbitas oculares de su rostro, cuestión esta había pasado desapercibida en los otros encuentros con este ser. La respuesta de Gabriel fue inmediata; nosotros no somos creadores de vida, solo hemos tomado el cuerpo de un hombre que ya fue creado, solo hemos revitalizado esos cuerpos momentáneamente; su anima, o, lo que fue de ella ya no está en estos cuerpos que ahora ves, solo por un espacio finito pueden ser usados como sostén y desplazamiento de la cabeza a la que nosotros llamamos Bafomet, en ningún momento nos hemos atribuido la responsabilidad de crear vida, en cualquier caso, somos simples mecánicos de un cuerpo que perdió su motor y ahora esta reparado para que funcione por un breve espacio de tiempo y cumpla una misión que como te he dicho anteriormente, nosotros somos incapaces de realizar. Aramu se acerco a uno de sus congéneres y le indico algo que nuestros astronautas, Gabriel y Yesod no pudieron comprender, el lunático al que se había dirigido Aramu abandono el recinto donde estábamos y apareció de nuevo trayendo a Lebana para que se incorporara a la reunión. Muy bien, dijo Aramu, -ahora con los ojos del color azulado-verdoso-, quiero reunirme con los humanos que dirigen esta expedición, elegiré a siete de los más limpios de, eso que vosotros denomináis alma y cuando termine esta reunión tomare la decisión más conveniente para terminar de una forma u otra con este proyecto no aprobado por nosotros. -Aramu continuo-, quiero saber cuántas personas están en este momento contemplando lo que ocurre aquí ¡responde! Gabriel recibía las palabras justas que debía pronunciar para no irritar a nuestro anfitrión después de oír esa tajante imposición, no cabía duda de sus intenciones y que en realidad coincidía con exactitud con la de los siete juramentados, es decir nosotros, los que ahora estábamos dirigiendo todo lo que sucedía en estas instalaciones. La cosa pintaba bien aunque con todo, las intenciones últimas de Aramu seguían siendo un misterio absoluto, había que andar con pies de plomo. -Gabriel respondió a Aramu manifestándole nuestra aprobación-, nosotros estábamos indefensos, las palabras de amenaza lanzadas por el lunático eran directas, sin veladuras; de no acatarlas las posibilidades de cumplirlas por el lunático, nos parecía de lo más verosímil; ahora teníamos que rehacer nuestros planes siguiendo las directrices primeras ya marcadas y esperar los acontecimientos venideros; no teníamos elección.

El guardián del Disco de Oro de los Conocimientos manifestó lo siguiente; dejareis aquí al que llamáis Gabriel para seguir en comunicación con vosotros, los otros dos deben marcharse; no queremos tener entre nosotros muertos vivos con cabezas de arena, nos parecen muy agresivos y dispuestos a matar, o acometer cualquier otro acto de maldad, ahora –continuo Aramu- seréis acompañados hasta la salida de nuestra ciudad y regresareis a la Tierra para no volver jamás; si en cualquier otro momento tenéis el atrevimiento de hacer retornar alguno de estos monstruos, serán volatilizados de inmediato ¡marchaos! La voz de Aramu resonaba ahora con tal potencia en nuestros altavoces que estos estuvieron a punto de reventar. De inmediato dimos la orden de regreso a Yesod y Lebana de abandonar esas instalaciones con toda la prisa que le permitían sus cortas extremidades y fuesen a las coordenadas precisas donde ahora se abría de nuevo el Portal Galáctico y poder extraerlos de la Luna, dirección la Tierra.

15

Después del regreso de los Kroenen y habiéndose cerrado el Portal Galáctico, nos reunimos todos los componentes del experimento galáctico, incluidos los militares y políticos para analizar con detenimiento los terribles –para nosotros- acontecimientos acaecidos en este último viaje. Ahora todos nos sentíamos de nuevo como si fuésemos una gran familia, que desea salir victoriosa de un mal sueño colectivo. Cada uno de los presentes explicamos y valoráramos los acontecimientos y al final dábamos nuestra opinión al respecto, aportando posibles soluciones. Aun reinando este “buen ambiente” hubo de nuevo enfrentamientos verbales y alguna que otra afronta personal entre los más excitados y a la vez temerosos. Las conclusiones fueron de lo más dispares y nada concluyentes, por lo que hicimos valer nuestra hegemonía de “golpistas” para hacer prevalecer nuestra opinión, por otro lado nada clara, de que todo estaba bajo control. Los siete abjurados, nos retiramos a la pequeña sala donde se encontraban nuestros dormitorios, para de una forma más serena y sin tantas interferencias poder tomar las decisiones que en adelante regirían las vidas de todos nosotros y las del personal que se encontraban en las instalaciones. La primera premisa fue reanudar y estabilizar las conversaciones con Aramu, e intentar llegar a los acuerdos más convenientes para los intereses de toda la humanidad, esta y otras cuestiones nos hacia reflexionar acerca de todos los engaños a los que éramos sometidos los humanos de “segunda clase” ¿Cómo era posible que los gobiernos de la Tierra, a sabiendas del control que los extraterrestres ejercían sobre nuestro planeta, no hubiesen informado abiertamente de esta cuestión? ¿Qué secreto tan terrible, o, que chantaje tan bajo se escondía detrás de todo este montaje por parte de humanos y extraterrestres?... miles de preguntas sobre estas y mas cuestiones que afloraban ahora sin cesar, hacían que nuestros cerebros parecieran ollas a presión a punto de estallar de un momento a otro. Muchos de nosotros sí estamos preparados e incluso teníamos conciencia sobre la existencia de naves extraterrestres, -que por causas como siempre no aclaradas- en poder de distintos países. En este momento recordé haber visto una aeronave aquí en estas mismas instalaciones el primer día que me incorpore para prestar mi colaboración en las investigaciones y nuevos desafíos, para el avance y por el bien de la humanidad.


Recordaba con gran claridad los hallazgos realizados en Nínive en el siglo XIX de catorce tablillas -traducidas por Zecharia Sitchin-, que posteriormente formaron un conjunto de libros al que se le llamo, “El Libro perdido de Enki”. Uno de los pocos eruditos versados en lenguas antiguas, con un gran conocimiento del hebreo moderno y clásico, de las lenguas semíticas y europeas, del Antiguo Testamento y la historia y la arqueología de Oriente Próximo era el profesor Zecharia Sitchin. Sus conocimientos le permitieron traducir el contenido de textos de 6000 años de antigüedad y llegar a la conclusión de que alguno de los pasajes conocidos del Génesis en el Antiguo Testamento, igual que otros muchos pasajes de la Biblia Hebrea y que han sido asimilados en nuestra cultura, como mitos o parábolas, son en realidad pasajes recogidos en los textos sumerios; su fuente original. Estos textos, en muchos casos, recogían sucesos y crónicas de eventos muy anteriores protagonizados por seres inteligentes, considerados por los sumerios como superiores o dioses, llegados de otro planeta. En ese texto -El libro perdido de Enki- se narra conflictos enconados y violentos donde hay asesinatos, destierros, castigos, diferencias de opinión y algunos conflictos bélicos aquí en la Tierra ¡con armas nucleares incluidas! Este recuerdo me hizo reflexionar sobre las palabras de Aramu, donde efectivamente narraba un gran conflicto acaecido entre los Seres de Luz aquí en la Tierra; como no quería pasar este hecho por alto, fui en busca de “mis hermanos golpistas” para hablar sobre el asunto y recabar si era posible, mas información sobre estas cuestiones. Uno de ellos comento que años atrás en su juventud, había realizado estudios en profundidad sobre estos temas y que nos podía ampliar mas nuestros conocimientos si lo deseábamos; también dijo recordar las palabras de Aramu en uno de los encuentros en Lunatis. Efectivamente nuestro compañero especialista entre otras en civilizaciones antiguas, nos destaco la cantidad de encuentros con seres de otros mundos atraves de todas las civilizaciones antiguas y contemporáneas, que él había podido estudiar hasta la fecha; nos relato algunos de estos encuentros de una forma no academicista, pero contundente; estos son algunos de los hechos: Yo creo firmemente dijo nuestro compañero en la existencia de una conexión absoluta e interrelacionada, entre las civilizaciones de todo el globo terráqueo, aun en las más distantes las unas y otras, las referencias y restos arqueológicos de estas no dejan lugar a dudas; otra cosa es, que, los gobiernos tilden a los que investigamos estas cuestiones y damos pruebas fehacientes, como “paranoicos” o, conspiradores-de-no-saben-bien-que; la cuestión es desprestigiarnos. Ahora que sabemos “de primera mano” que existe una gran conspiración y ocultamiento por parte de todos los gobiernos del mundo al respecto, podemos descansar lo suficiente como para reírnos delante de sus caras y lamentar eso sí, las muertes y, o, desapariciones de personas debido a esta absurda verdad encubierta por estos mandatarios y sus acólitos. Permitidme os relate algunos hechos; ahora que estamos con la verdad en nuestras manos, os cuento. Los historiadores, e investigadores, sabemos ahora que la civilización sumeria floreció en lo que ahora es Iraq casi un milenio antes de los inicios de la época faraónica en Egipto, y que ambas serían posteriormente seguidas por la civilización del Valle del Indo (subcontinente indio). También es sabido que fueron los sumerios los primeros en plasmar por escrito los anales y relatos de dioses y hombres, de los cuales, todos los demás pueblos, incluidos los hebreos, obtuvieron los relatos de la Creación, Adán y Eva, Caín y Abel, el Diluvio Universal, la Torre de Babel, etc.

Los conocedores de la cultura griega y mesopotámica han plasmado la historia, ahora conocidas como mitos, de dioses y hombres, reflejados en escritos por hititas, cananeos, griegos, persas e indoeuropeos. Todas esas fuentes atestiguan que beben de fuentes aun más antiguas, algunas de ellas descubiertas y otras perdidas. Una extensa comparativa de los llamados “mitos” recogidos por culturas y civilizaciones como la griega y los hechos ocurridos y plasmados como históricos en las tablillas sumerias, no son otra cosa, para mí que, la verdad.

Uno de los hallazgos encontrados y que se conserva hoy en el Museo Ashmolean de Oxford son unos prismas de arcilla con la lista de los diez soberanos antediluvianos, período que abarca 432.000 años de reinado -43.200 años de reinado por cada rey de media, lo que nos da la clara idea de que estamos hablando de unos seres con una longevidad pasmosa desde nuestra óptica humana-. El texto de la lista más completa escrito en cuneiforme sobre este pequeño prisma de barro, es conocido con el nombre de “Lista real Sumeria” perteneciente a la colección Weld-Blundell. Al parecer –continuaba narrándonos nuestro compañero- hubo después de un largo periodo de tiempo en el que estos seres venidos de otro mundo -asentados en la Tierra-, relaciones sexuales no “decorosas”, -yo particularmente creo eran prohibidas por la realeza, o, los jefes de esas civilizaciones venidas del cielo-, con la raza de los humanos más aventajados mentalmente, y que tuvieron descendencia “prohibida”. Entre estos seres profanadores de la estirpe, se habla mucho en las tablillas Sumerias de un tal Enki y que este tuvo varios hijos con terrestres hembras; uno de ellos lo llamaron llaman Ziusudra (Noé). Después del gran diluvio producido, tal y como describe una de las tablillas, por la cercanía de un planeta, o, asteroide gigantesco a la Tierra y que por las inestabilidades creadas en la atmósfera de la Tierra, su comandante un tal Enlil decreta el final de la Misión en la Tierra y se niega a salvar a la humanidad; nunca había visto con buenos ojos el proyecto de creación humana y aprovecha el momento para obligar a todos por juramento a que ningún humano sea salvado de la catástrofe. Sin embargo, Enki, su hermano y creador intelectual del “trabajador primitivo” tiene una visión o sueño que le dice que debe salvar a Ziusudra, su hijo, dándole instrucciones claras sobre cómo construir una barcaza cerrada y sellada con pez, donde se colocan algunos pequeños animales. De esta forma, Ziusudra, así como algunos de sus descendientes, se salvan del Diluvio. Por otro lado y para no aburriros con estas historias -continuaba nuestro compañero- puedo deciros que los egipcios y tantísimas civilizaciones; Sudaméricana, Áfricana, de Oceanía, etc. tienen relatos asombrosamente parecidos, cuando todos sabemos que fue imposible, que estas civilizaciones, unas por lo espaciado en el tiempo de su creación y otras por el simple hecho de la separación geográfica, nunca tuvieron contactos entre sí. Como más evidente, están las pirámides con sus apuntamientos geográficos, hacia una constelación muy estudiada por nosotros, y que todas en todos los continentes donde están tengan estas asombrosas similitudes. Bueno compañeros aquí os dejo mi interpretación de las investigaciones; ahora que sabemos que esto es cierto, tengo unas enormes ganas de comunicarlo al mundo científico, aunque esto me temo, nos será prohibido por los extraterrestres de Lunatis, con seguridad.



16

El relato de nuestro compañero fue interrumpido por el timbre del intercomunicador de la salita anterior a nuestros aposentos, la llamada era del centro de control del Portal Galáctico para que nos incorporáramos a toda prisa en nuestros puestos. La voz sonaba repetitivamente en los altavoces dispuestos en las paredes y consolas de control, -Gabriel llamando a Tierra-, era el persistente mensaje que oíamos; inmediatamente el director de la misión tomo uno de los micrófonos y se apresto a responder, aquí base terrestre, estamos en conexión, respondan. La voz del único astronauta que había quedado retenido en la Luna hablaba. Gabriel se oía con otro tipo de modulación, mas cavernosa, más cercana y a la misma vez más lejana, algo extraño pues los sistemas de osciladores para la vocalización de cada uno de los tres cosmonautas enviados en este último viaje, había sido ajustados para poder diferenciar la voz de cada uno de ellos y saber en todo momento con quien hablamos en el supuesto de perder la conexión de video; algo había afectado a los circuitos; aunque cabía la posibilidad de haber sido manipulado por Aramu, o, alguno de sus compañeros y quién sabe si por algún tipo de radiación lunar; ya había batido con creces las nueve horas de duración de uno de los “viajes” a Luna; esto al fin y al cabo no era importante, aunque si relevante. Les habla Aramu -se oyó con rotundidad en los parlantes-, quiero hablar con el jefe de esta misión lunar; solo quiero hablar con él, los demás deben abandonar con rapidez la gran sala que ahora puedo vislumbrar con los ojos de Gabriel; el nos ha facilitado una conexión a su cabeza de barro y ahora podemos estar mejor conectados. Todos nos quedamos una vez más, sorprendidos y desbancados por los acontecimientos, había que hacer caso a la voz, pues cada vez veíamos con más claridad la supremacía tecnológica de estos seres y no había otro remedio que obedecer. Salimos de allí inmediatamente y a toda prisa. El director de la misión me hizo el signo que habíamos convenido con anterioridad llegado este momento y que a los siete “disidentes”, nos era bien conocido, pues no era otro que uno de los tantos signos con los que nos comunicamos los masones en nuestras tenidas. Como habíamos ensayado este supuesto, tome la caja de las resonancias con total disimulo y salí a toda prisa dejando allí al buen compañero y hermano. Con suma cautela para no levantar demasiadas sospechas, los seis hermanos nos retiramos a nuestra salita, donde nos sabíamos a cubierto de cualquier indiscreción. Nos sentamos alrededor de la mesa y nos dispusimos a instalar la caja de resonancias; un aparato desarrollado por el técnico de electrónica en nuestras instalaciones y que formaba parte de nuestra “pandilla”.

La maquina, estaba diseñada para poder “oír las paredes”, un sistema de micrófonos, cables, osciladores, amplificadores, transmisores de onda súper baja etc., ocultos en la cámara de respiración de los paneles colocados en la sala de control del Portal Galáctico, nos aseguraban la recepción de audio, en esa sala. Una vez ajustada la máquina de resonancia, nos dispusimos a oír toda la conversación Tierra-Luna.

La voz procedente de Luna comenzó su alocución. Soy Aramu, el que guarda el Disco de Oro de los Conocimientos; ¿tu quien eres? -nuestro compañero y director de la misión y por ende de las instalaciones respondió- soy -pronuncio su nombre- y estoy encargado de esta misión y de mantener estas instalaciones; ¿qué deseas? No deseo –inquirió la voz- exijo que os reunáis mañana todos los que tenéis conocimiento de este proyecto, sin faltar nadie; si mentís, lo sabremos y retiraremos a estos no asistentes y a todas sus familias de la faz de la Tierra, no quedará recuerdo de ninguno de ellos; simplemente nunca habrán existido. -La voz seguía resonando- a las doce en punto todos estarán en algún lugar en el que yo, Aramu, pueda visualizar y oír con los ojos y micrófonos de Gabriel a todos absolutamente. Esta conversación no debe revelarse a ninguno de los demás -terminaba diciendo Aramu- mañana sabrás mas, ahora, seguiré hablando con Gabriel.

De inmediato, corrimos al centro de control donde se encontraba el director del proyecto, para apoyarlo y sugerirle posibles soluciones de carácter técnico y humano. ¿Lo habéis oído? -comenzó diciendo nuestro hermano y director de la misión-, absolutamente todo; breve, claro y conciso. El lunático no ha gastado mucha energía para enviar el mensaje espeté, estoy de acuerdo –dijo el técnico en electrónica- ha sido el memorándum más agresivo que he oído en mi vida, creo debemos tomar ahora la iniciativa, pues de lo contrario las cosas solo pueden ir a mayores, con nosotros como perdedores de un partido de tenis que aun no ha comenzado prácticamente a jugarse. Nuestro director estaba confundido y amedrentado; el saberse espiado por un ente de naturaleza desconocida, no es nada agradable, también está el asunto de “seguir hablando el lunático con Gabriel” ¿Cómo ha podido Aramu entrar en el sistema de pensamientos de nuestro, ahora secuestrado astronauta? Un Kroenen solo obedece las órdenes que lleva en su boca cerrada; nosotros lo sabemos bien, eso no cabe duda ¿entonces qué ha pasado; alguno podéis contestar a esto? -nos preguntaba el director de la base-. Nosotros -respondí por todos- tampoco sabemos que había podido sucederle a Gabriel y que consecuencias tendría esta especie de “affaire” de estos dos “tortolitos”, por ello -seguí argumentando- es preciso utilicemos nuestras mentes en una sola dirección; Aramu, es un gran problema en estos momentos, no se nos puede tratar como verdaderos rebaños humanos, eso está por encima de nuestra dignidad y hombre sin dignidad, es un hombre anulado. El murmullo se abría paso en el centro de control de mando del Portal Galáctico, todos cruzábamos las conversaciones, sin un buen orden. El profesor de óptica y física cuántica, se levanto de su asiento y golpeo la mesa con un pequeño mallete que siempre llevaba en su pequeño bolsito para llamar la atención de todos; ¡silencio! -su voz sobresalió por encima de nuestras palabras-, debemos aplicar nuestra disciplina, tal y como lo hacemos cuando trabajamos en “sagrado” -nos espetó-; ahora solo hablara uno y los demás, debemos oírle dejando nuestras elucubraciones mentales atrás y concentrarnos solo en lo que diga el que este en posesión de la palabra en ese momento, después y como todos sabemos, haremos una profunda reflexión sobre lo dicho, mas tarde responderemos, solo si tenemos algo importante que opinar y siguiendo las directrices del Venerable Maestro, que elegiremos por balotaje. Es mas -continuo diciendo el profesor-, opino, debemos hacer sagrado este lugar, esta salita, al igual que hacemos en nuestras respectivas logias; nombrar un orden de obediencia, con sus respectivos cargos; esta es mi propuesta.

Otro pequeño murmullo acompaño el final de esta disertación; la cuestión estaba muy clara, de seguir todos con este desorden verbal, no nos conduciría a ninguna parte; había que votar acerca de la propuesta planteada. En este momento, todos nos pusimos de pie, e hicimos el signo penal de obediencia, después -todos sabíamos los cargos que ocupábamos cada uno de nosotros en nuestras respectivas logias- y por antigüedad, nos fuimos reconociendo unos a otros, como hermanos, con los “toques” y “palabras sagradas”, terminado el reconocimiento y dando por sentado que todos -los siete- los que nos encontrábamos allí éramos maestros masones, dispusimos de común acuerdo, hacer un balotaje -votar para decidir algo- sobre la propuesta del profesor de óptica y cuántica. Con unos papelitos hicimos pequeñas bolitas, unas blancas -como el color del papel- y otras de color -entintamos con bolígrafo estas otras bolitas-; se repartieron dos -una de cada color- a cada uno de los que allí estábamos y procedimos a votar esta propuesta, introduciendo la mano en una pequeña bolsa de tela opaca, para depositar nuestra bolita –de esta forma no se sabría quien había depositado uno u otro color dentro de esa bolsa-. Terminado el balotaje, se procedió al conteo de bolas; el resultado fue, que todas las bolas –más bien bolitas- tenían color blanco; todos estábamos de acuerdo con la propuesta.

Se siguieron los pasos habituales de logia, procediendo a nombrar nuestros respectivos cargos. Establecido -ahora si- un buen “orden” de trabajo y con la diligencia que la situación requería, cada uno de nosotros expuso su parecer, argumentando brevemente sus razonamientos. La conclusión fue por llamarlo de alguna forma, “justa y perfecta”; todos estábamos de acuerdo en tomar la iniciativa a ese ser, que se autodenominaba Aramu: la contienda mental había comenzado, ahora estábamos en manos del Cielo, o, como decimos en masonería, del Gran Arquitecto del Universo… ¿no sería este gran arquitecto, esos Seres de Luz al que hacía referencia Aramu?

Con las estrategias bien definidas, tras una larga reunión y de común acuerdo, esperábamos ahora la “cita” con el jefe lunático. Solo quedaba saber si habría más exigencias de Aramu; dependiendo de estas, pondríamos en marcha los protocolos de actuación que habíamos elaborado y que básicamente consistía en hacer prevalecer nuestra sabiduría por encima de los extraterrestres y a toda costa. También habíamos previsto en la reunión, intervenir al Kroenen que permanecía en la Luna y averiguar hasta que punto seguía de nuestro lado y por supuesto saber si este, -Gabriel- había sufrido algún tipo de “lavado de cerebro”, o, alguna otra cosa peor.

Nuestro técnico en electrónica se dirigió a su laboratorio y comenzó a enviar las señales de radio a uno de los transceptores -portaba en su traje, nueve, de audio y video ajustados cada uno a distintos tipos de frecuencias- de Gabriel. En la transmisión -el técnico- empleó emisiones de radio con una codificación que solo el propio Kroenen y nuestro técnico podían descifrar; estos códigos habían sido elaborados específicamente para el astronauta encargado de las transmisiones -Gabriel-; no había forma humana, o extraterrestre de averiguar ninguno de estos códigos secretos. Los minutos pasaban y no se recibía respuesta alguna de Gabriel, parecía que nuestras conjeturas sobre la posibilidad que Gabriel hubiese sufrido algún tipo de manipulación por el lunático, cobraban ahora fuerza; las instrucciones que habían sido escritas y que permanecían dentro de la boca cerrada del Kroenen, prevalecían por encima de cualquier otra cosa, esto era seguro, de ahí nuestros malos presentimientos acerca de la integridad “física” de nuestro cosmonauta. Afortunadamente, una inestable -al principio- señal procedente de la Luna, llegaba en respuesta al código cifrado enviado por nosotros a Gabriel, nuestra recepción no parecía bien ajustada, o la señal sufría algún tipo de desvio, o desvanecimiento; el técnico electrónico, abrió el receptor de radio y manipulando a mano las bobinas ajustables de los osciladores, pudo por fin establecer una señal más clara y con más potencia.

La emisión enviada por Gabriel, decía lo siguiente:

El ser, el que se hace llamar Aramu, me ha desmontado completamente del cuerpo, ahora solo estoy yo, no ha podido abrir el casco que protege mi cerebro de arena, aunque me ha insertado unos electrodos en los conectores que afloran del casco para que el pueda ver atreves de mis ojos; ahora está junto a mi pero no puede percibir estas señales, y con las que ahora transmito; si las pudiese recibir, creo me destruiría, estoy seguro de esto. Las palabras no dichas, pero mentalizadas y transmitidas por Gabriel a nosotros, no daban lugar a dudas; ¡nuestro astronauta estaba en peligro!

Las horas anteriores a la transmisión, transcurrían con gran lentitud, la impaciencia frenaba el avance de nuestros relojes, todos parecíamos estar relajados -para no influir en el ánimo de los otros- cuando la realidad es que el nerviosismo nos devoraba las entrañas. Faltando unos treinta minutos, para recibir la señal de Luna, todos, los treinta y tres que formábamos y sabíamos del proyecto, estábamos sentados en los cómodos sillones del espacio común existente en el castillo; en este, habíamos instalado sobre una plataforma elevada en un escenario improvisado, el monitor con la pantalla más grande que encontramos en la base para poder seguir las imágenes recibidas con más nitidez.

A la hora convenida apareció la imagen de un rostro ¿humano? que decía ser Aramu. Todos estábamos expectantes y de nuevo desconcertados ¿de quién era ese rostro que veíamos? ¿a caso era algún humano secuestrado por los extraterrestres en alguna expedición de estos en la Tierra? El audio resonó en unos bafles que habíamos dispuesto sobre el pequeño escenario, para poder oír con más volumen las palabras de los lunáticos. ¡Soy Aramu! -comenzó diciendo- la imagen que veis en el monitor, es una distorsión de vuestra realidad visual, pues como ya dije anteriormente, podemos mimetizarnos a nuestra voluntad para pasar desapercibidos entre vosotros los humanos. En este momento -seguía diciendo la voz que salía por los altavoces- nos sentimos amenazados por ese invento al que llamáis Portal Galáctico. Este invento del que desconocemos su tecnología puede modificar radicalmente vuestra propia evolución ya que conlleva un salto a lo desconocido por vosotros; de caer este invento en manos de algún gobierno no controlado por nosotros por su bajo desarrollo e incultura y con pretensiones hegemonistas, seria la perdición para vuestra raza y eso nosotros no lo vamos a consentir ¡de ninguna forma! -la voz en los bafles había aumentado el volumen de forma estentórea al proferir este imperativo-, vosotros, sois uno de los muchos experimentos que llevados a cabo los Seres de Luz y no se os está permitido avanzar más de lo estipulado por nosotros, con todos los gobernantes más influyentes del mundo; los líderes de los gobiernos más importantes son meras marionetas elegidas por las compañías más ricas del planeta Tierra, los presidentes y accionistas de estas, son hermanos nuestros y tienen bien definida las estrategias de futuro para el planeta Tierra. En una fecha cercana, recibiréis la visita de tres hermanos nuestros para evaluaros y saber qué clase de humanoides han podido desarrollar con tanto acierto vuestra maquina. Tras la evaluación, los que consideremos más aptos, deberán trasladarse a estas instalaciones en Luna y mantener aquí reuniones de trabajo para evaluar vuestros conocimientos acerca de esa maldita maquina. ¡He dicho!

Nuestro director tomo el micrófono para hacer alguna pregunta; fue inútil, el aparato se había quedado sin señal y la pantalla en blanco. Parecía imposible que treinta y tres personas pudiesen generar tantos decibelios; un enorme ciclón de voces; la algarabía era descomunal... nosotros hicimos “mutis por el foro” lo más deprisa que nos dejaban los exaltados asistentes empeñados en gritar para descargar sus miedos. Ya sabíamos las pretensiones de Aramu, y por ende la de sus jefes. Aunque invisibles para nosotros, sabíamos estarían dando las ordenes a “El guardián del Disco de Oro de los Conocimientos”.

Preparamos una buena dosis de café y té; las horas y quizás días venideros hasta esa “visita” impuesta por el extraterrestre, iban a ser decisivas, había que articular los planes concebidos en la anterior reunión y ponerlos en marcha. El primer análisis, nos conducía a imponer nuestra voluntad por encima de la efectuada por Aramu, esto nos podía llevar al fracaso más absoluto, o, quizás por lo arriesgado de nuestras propuestas al éxito deseado; aunque en estos instantes he de confesar, ya no podíamos definir bien que sería mejor para la raza humana.

Analizando todas las comunicaciones mantenidas con Aramu, pudimos averiguar sus puntos flacos. En el primer encuentro Aramu nos advirtió sobre la maquina -el Portal Galáctico- y ahora estábamos convencidos; quería esa máquina para él y los suyos; aquí estaba una de nuestra mejor baza, teníamos que pensar como negociar con este as en esta partida demoniaca en la que se estaba convirtiendo esta aventura. Otra cuestión que nos llamo la atención, fue la reacción de Aramu cuando nuestro primer astronauta -Gabriel- comenzó a usar sus cuchillos y sus mini bombas para escapar del recinto lunar y como el lunático se apresuro en poner una de sus manos-garras sobre la huella que abría la puerta de esa edificación; ahí teníamos otro as, Aramu pudo comprobar la gran agresividad del Kroenen y prefirió ceder abriendo la puerta que enfrentarse con el visitante ¿tendría miedo? ¿por qué no uso algún tipo de arma en esta refriega? Algo ocultaba Aramu. La propuesta que hiciera en su momento el militar de más alto grado de enviar un ejército de Kroenen a Luna y tomar a la fuerza las instalaciones de los extraterrestres -en ese momento esta idea nos había parecido una verdadera locura-, cobraba ahora fuerza. Si esperábamos la llegada de los sicarios -hermanos le llamaba Aramu- extraterrestres a nuestras instalaciones, estaríamos perdidos en las manos de estos, no podíamos saber cuántos serian, ni si traerían armas lo suficientemente sofisticadas como para doblegar nuestras resistencias y por fin hacernos sus prisioneros. Había que enviar un comando de Kroenen a la base Lunar, para en el caso hipotético de tener un enfrentamiento aquí en la Tierra, pudiésemos contraatacar nosotros en sus propias narices y además en el lugar más querido y respetado por ellos; allí donde se guarda el Disco de Oro de los Conocimientos; la Luna. Todos estábamos de acuerdo en el envío de este pequeño pero eficaz comando a la Luna, pero solo con fines preventivos, en ningún caso habría un ataque frontal anticipado antes de la llegada de los extraterrestres a nuestra base. Poner en marcha este pequeño ejército, pasaba por “dar vida” a once -ahora solo disponíamos de dos- Bafomet con el mismo ritual empleado en los tiempos antiguos para engendrar a un Golem y por si esto fuese poco, había que preparar otros once cuerpos con los restos humanos para que sirvieran de esqueleto a las cabezas. Había que actuar con orden, método y sistema; todos sabíamos nuestros cometidos y las funciones a realizar individualmente; era el momento. Nuestro director nos dio las gracias a todos por los grandes esfuerzos que nos esperaban, dio un golpe con el mazo encima de la mesa dando por terminada la reunión.

Ya no había marcha atrás, los siete con gran animo de espíritu y con el valor de saberse en compañía de verdaderos compañeros y hermanos que portan la espada flamígera en sus corazones, nos retiramos a nuestras respectivas obligaciones.

17

Solo la preparación ritualística para animar las cabezas de los Bafomet -las tres cabezas de los Kroenen usadas hasta este momento, habían llegado a las instalaciones ya ritualizadas desde diferentes lugares-; este aspecto era de vital importancia, pues de no coincidir estos aspectos nos llevaría al menos nueve horas, los demás preparativos de ensamblaje de estas cabezas de barro en el interior de los cascos metálicos y la conexión de estas con los cuerpos humanos –con los desechos de estos-, llevarían otras nueve aproximadamente. Solo esperamos que ese tiempo fuese suficiente antes de la llegada de los lunáticos a nuestra base. Los encargados de instalar y consagrar el lugar donde se procedería a la animación de las cabezas, debíamos buscar y encontrar el espacio más adecuado en nuestras instalaciones, para ello contábamos con la ayuda de la brújula, el péndulo y las varillas de zahorí para localizar las mejores corrientes telúricas, etc. en esas dependencias; este aspecto era de vital importancia, pues de no coincidir estos aspectos –la disposición geográfica dentro de la corriente telúrica-, sería imposible dar “vida” a las cabezas. Encontrar el lugar adecuado nos llevo más de tres horas, pero había merecido la alegría; precisamente ese lugar se encontraba justo en el dormitorio que compartíamos los responsables de este proyecto. Parecía que de existir esos Seres de Luz de los que nos hablaba Aramu, se hubiesen aliado con nosotros desde el principio –cuando menos en esta cuestión-. Inmediatamente y con la ayuda del personal de la base, desmontamos las literas y el pequeño mobiliario allí existente con gran rapidez, luego recubrimos las paredes con las sabanas y ropa que pudimos localizar. El mobiliario necesario donde se situaría el sitial del Venerable Maestro que oficiaría la ceremonia así como el de los Maestros responsables de actuar en esta “asamblea mágica”. Se fueron colocando los pequeños enseres siguiendo las indicaciones del Maestro experto terrible y el oficial de ceremonias. Las improvisadas cortinas se pintaron con los colores y símbolos esotéricos fijos en un lugar sagrado de esta índole y los adecuados en concreto a este ceremonial. En el centro del salón, se dibujo un damero con colores alternos rojos y negros –para esta ceremonia se sustituía el blanco por el rojo-, sobre este damero se dispuso una mesa con tres grandes velones, orientados según el manual de oficio de logia, en los distintos puntos cardinales colocamos las sillas que deberíamos ocupar cada maestro según el oficio que debería representar en este ritual mágico y que en breve pondríamos en marcha. El lugar de la celebración había quedado francamente bien para conseguir atraves y mediante el uso de esos símbolos, actuar sobre la psique de todas las personas que interviniesen en esta reunión; ahora cualquier persona no iniciada en alguna orden esotérica y que se colase aquí, saldría despavorida al encontrar esta gran habitación casi en penumbra –solo unas mínimas velas colocadas estratégicamente alumbraban el local- y con estos símbolos “terribles” dibujados por todas partes. Hicimos traer a la pequeña salita anterior del que fue nuestro dormitorio comunal, las tierras consignadas según su procedencia contenidas en urnas herméticas y que afortunadamente habían almacenado en cantidad suficiente cuando fueron creados los primeros Bafomet, un proyecto este, anterior a este nuevo proyecto; el Portal Galáctico.

Los operarios de la base se retiraron al exterior de la habitación, quedando un reten de seguridad armado para impedir el paso a cualquier profano que intentase penetrar en los misterios que allí iban a suceder en breves momentos. Los siete maestros oficiantes estábamos en el lugar que ahora por lo ritualistico denominamos “pasos perdidos” y que da normalmente acceso al recinto sagrado.

Las invocaciones se realizaban en un tono comedido para que estas no traspasaran las puertas y pudiesen ser oídas desde el exterior. Los instrumentos sagrados contenidos en sus respectivas maletas, fueron extraídos y depositados en los lugares, mesas, suelo, etc. precisos. El oficial encargado de llevar a cabo este reparto -el maestro de ceremonias- acompañado de los hermanos no actuantes en este oficio, se movían por la habitación donde íbamos a realizar la tenida, con gran fluidez. Cada uno sabia precisamente donde colocar cada objeto simbólico. Con todos los requisitos a punto para dar comienzo al ritual de animación de las cabezas, el Venerable que regiría la ceremonia, se acerco a los maestros -el experto terrible y al maestro de ceremonia- que debían dar el acceso a todos los hermanos, dando la orden a ambos para que diese comienzo a la magna tenida. En fila de a uno y según los oficios que les había asignado el Venerable Maestro, se colocaron en su orden correspondiente. El maestro guardián del templo exterior, golpeo tres veces y con el instrumento de su oficio la puerta cerrada que daba paso al templo; desde el interior se oyó una voz que pregunto ¡quien va! La respuesta no se hizo esperar, el maestro que había golpeado de forma insistente la puerta, dijo ¡somos los hermanos de San Juan, que deseamos traspasar al lugar que nos hará comprender los sagrados misterios! La voz del interior volvió a inquirir al que había osado pedir la entrada; ¡necesito me deis la palabra que abrirá la puerta del templo! ¿Son verdaderamente todos hermanos que os acompañan como decís hermanos de San Juan? ¿No habrá en la fila, algún profano disimulando ser hermano y por el contrario un Jubel; uno de los hermanos que traicionaron al Maestro Hiram Abif a revelar los secretos masónicos que estaban en su posesión, dispuesto para asesinar a nuestro Venerable Maestro? ¡No permitiré la entrada sino a quienes sufrieron la muerte iniciática, despojándose de todo deseo y sentido externos para liberar al espíritu de las cadenas terrestres!

Para poder atravesar el mundo de las llamas divinas son necesarios un pensamiento y un cuerpo puros, castos y fuertes; -el maestro guardián del templo exterior respondió- ¡he rejeteado a los hermanos que me acompañan y os aseguro son todos hermanos de San Juan, si vos lo deseáis, podéis hacer lo mismo que yo he hecho con ellos y pedir las palabras de paso y toques a cada uno; si alguno me hubiese engañado y vos descubrís el engaño, yo mismo estaría dispuesto a cortar la garganta al maldito! -desde el interior se volvió a oír la voz- ¡así sea, volveré a pedir las palabras y toques de paso a cada uno de los hermanos; entrad en silencio! La puerta se fue abriendo con lentitud hasta alcanzar esta un cuarto de su apertura, una mano enguantada de blanco asomo tras la puerta y fue recibiendo uno a uno a cada hermano tras unas breves palabras sostenidas entre ambos, e invitándoles a penetrar en el interior del templo. Ya en el interior y habiéndose cerrado la puerta del templo, cada uno de nosotros ocupamos nuestros correspondientes lugares de oficiantes; -en ese momento, se oyó la voz del Venerable Maestro- ¡El Poder Ígneo del hombre es lo que lleva a la Humanidad a su prosperidad espiritual y material y da origen a los Maestros y Guías de las Naciones! ¡El Mundo de los Señores de la Llama tiene siete divisiones, como los demás mundos, pero esas etapas o divisiones se penetran mutuamente! ¡En la parte superior gobierna el Dios Ígneo de la Luz y en la parte inferior domina el demonio del humo! ¡Agradezco, Padre mío, por la recuperación de mi conciencia! ¡Dame Tu Luz, Tu Fuerza y Tu Amor para servirte en mi prójimo! ¡El ojo en el centro del triangulo es la representación del Innabsoluto, dentro y fuera del hombre! ¡El, nos ve ahora!... -en ese momento se oyeron tres golpes de mallete, que el Venerable maestro había ejecutado encima de la tabla de la mesa- ¡Que comiencen los trabajos!

Aquí y en este momento mi corazón, como de costumbre me ocurría se disparo en pulsaciones.

Describir todo el proceso para la animación de las cabezas seria pesado y contraproducente para los no iniciados en los secretos de nuestra orden, por lo que los obviare. Solo diré a este respecto, que gracias al Cielo no hubo ningún contratiempo y las once cabezas fueron animadas con el soplo de vida y preparadas a defender y cumplir cualquier orden que fuese introducida en sus bocas.

Una vez “ensambladas” las cabezas en los restos humanos que habíamos elegido -se buscaron ahora los restos humanos más musculosos que encontramos-, nuestro pequeño pero eficaz ejército estaba preparado para afrontar cualquier enfrentamiento con nuestros recién conocidos lunáticos.

18

Afortunadamente habían transcurrido unas horas desde que pudimos terminar y equipar a los Kroenen cuando en las pantallas de rayos catódicos apareció la imagen transformada de Aramu. Los compañeros que permanecían de guardia en la sala de control del Portal Galáctico dieron la alarma para que regresásemos todos a nuestros respectivos puestos de trabajo. Aramu se dirigió a nosotros con un timbre y un tono de voz distinto al que nos habíamos acostumbrado a oír, más dulce y menos altisonante; además su aspecto físico también había sufrido algún tipo de cambio, ahora nos parecía más bello.

Las indicaciones -ahora no parecían órdenes- se referían al advenimiento a nuestra base de sus hermanos, cuestión esta que sucedería en tres horas contadas desde este momento, nos pedía fuésemos amables y considerados con ellos pues no debíamos olvidar -seguía diciendo Aramu- que ellos están con nosotros en la Tierra para protegernos de cualquier adversidad y que eran nuestros amigos, nuestros aliados y que una vez en la base nos instruirían sobre los pasos a seguir de aquí en adelante. Se despidió con alguna que otra fase de admiración por nuestro trabajo, sin dejarnos intervenir en la conversación. Todo esto -nos decía el jefe de la misión- me parece muy sospechoso, esas palabras tan amables y esa mierda de rollo que ahora nos cuenta nuestro amigo Aramu deben esconder alguna argucia, además está ese cambio de imagen más bella; es como si nos tomaran por tontos y creyesen que con estos cambios podían ganar nuestra confianza de un momento para otro.

Vamos a convocar todo el personal en el salón de reuniones para hacerles saber que la operación “luces en la noche” había comenzado -dijo el director-. Ya en salón, fuimos informados por nuestro compañero director de la llegada de los extraterrestres, y nos recordó las estrategias y normas que habíamos ensayado con anterioridad, una vez llegado este momento, también nos dio ánimo para salir airosos de este primer encuentro entre humanos y extraterrestres.

Cada persona sabía exactamente lo que debía hacer según se fuesen desarrollando los acontecimientos; incluso en el peor de los casos, aniquilar a los visitantes si estos se volvían hostiles. Una vez puesto en marcha el plan “luces en la noche”, nosotros debíamos enviar -antes de que transcurrieran esas tres horas previstas para la llegada de los “visitantes”-, a nueve de los once Kroenen que recién habíamos “animado” a la Luna; esa era ahora nuestra principal misión.

De nuevo en el emplazamiento donde estaba situado el anillo rodeado de esas magnificas columnas de vidrio y metales, nos disponíamos a situar en el centro del Portal Galáctico a nuestros “voluntarios” -los Kroenen-. Esta vez no usaríamos la cápsula, debíamos apresurarnos y confiar que de una sola tacada los astronautas llegarían a la Luna lo antes posible; éramos conscientes que de haber algún fallo nuestro plan se vería mermado y la posibilidad de emplear un plan B, estaba aún por definirse (en realidad no existía plan B, era todo, o nada).

Las columnas que suministraban la energía necesaria para la activación del anillo, recibían de nuevo el enorme voltaje e iluminaba su interior creando un efecto de luces que variaban desde un verde espectral a otros colores según la intensidad y frecuencia a la que eran sometidas estas. El anillo empezó a recibir los rayos de alto voltaje provenientes de las nueve columnas, el estruendo que estos rayos producían siempre era ensordecedor; todo volvía a funcionar, de un momento a otro, la luz cegadora emanada por el anillo empezaría a envolver la enorme sala donde se situaba el Portal Galáctico. Nuestras expectativas parecían cumplirse, los nueve Kroenen pisaban el suelo de nuestro satélite, esta vez por precaución habíamos cambiado las coordenadas del “aterrizaje” situando a nuestro pequeño ejército más al sur de Lunatis, de esta forma en caso de estar vigilados los anteriores alucinazajes, podríamos evitar una refriega con algún selenita. Una de las consignas de los viajeros espaciales -nuestros Kroenen- , era rescatar a su debido tiempo y a toda costa a nuestro otro Kroenen -Gabriel- secuestrado y desmontado por los extraterrestres, esto junto con las otras instrucciones escritas que llevaban en sus bocas cerradas, eran ejecutadas con rigor por los nueve componentes del equipo enviado a la Luna. Cada uno de los nueve astronautas -los habíamos numerados del uno al nueve para no perder tiempo en las comunicaciones con ellos- se situaron en los lugares que habíamos prefijado antes de su partida hacia nuestro satélite. Los Kroenen numerados del uno al tres, deberían averiguar sin ser descubiertos la cantidad de selenitas que habitaban en esas instalaciones, la disponibilidad de armamento, vehículos lunares, y una muy importante; la nave con la que estos se desplazaban por el espacio, para que, en caso necesario, poder cortar su retirada, anulando, o, destruyendo esa nave -si es que existía-. El resto del comando, seguirían con las misiones asignadas, entre ellas, la de ubicar el emplazamiento donde se encontraba Gabriel y una vez hallado este, proceder a su rescate y traslado a nuestras instalaciones; tenían que reforzar con una vigilancia extrema los movimientos de los selenitas en el exterior para advertir a sus compañeros de cualquier eventualidad que pudiera dar al traste con los planes previstos; buscar una otra entrada subrepticia a los recintos lunares, etc.

Todos se movían con gran lentitud, buscando algún tipo de dispositivo que pudiese alertar a los extraterrestres de su presencia.


Unos potentes rastreadores e inhibidores de frecuencias encastrados en sus trajes serian los encargados de descubrir y anular cualquier trampa eléctrica, o, electrónica que hubiese sido colocada para dar la alarma. Estaban prácticamente a la entrada de Lunatis, cuando de pronto, en sus trajes espaciales se disparo una alarma silenciosa que advertía de algún tipo de artefacto que emitía frecuencias electromagnéticas, advirtiendo la intromisión en Lunatis de cualquier presencia no deseada; los Kroenen se detuvieron al unísono, e hicieron funcionar las contramedidas para anular el dispositivo allí colocado y aun no visible. El resultado de estas contramedidas dio resultado, ya que los detectores de sus trajes dejaron de advertir de esta trampa; siguiendo su avance, ahora ya dentro de lo que eran los accesos a las construcciones lunares, se fueron acercando a las paredes de esos habitáculos con las luces de sus trajes apagadas para no ser descubiertos por los hermanos de Aramu, o, por el mismo. Se dispersaron para acometer las instrucciones asignadas, buscando, a la sombra de las construcciones algún tipo de tapadera para la extracción de aire viciado del interior de las viviendas, o, algún tubo que resaltase del terreno lunar, y por el que se pudiesen deslizar al interior sin ser detectados; el numero tres, emitió una señal a sus compañeros para que se acercasen a él y poder observar conjuntamente un pequeño resalte en la superficie, una especie de anillas dobles sobresalían apenas unos centímetros del suelo; ahora limpiaban con gran avidez el polvo lunar acumulado alrededor de estas anillas, dejando al descubierto una gran tapadera de algún tipo de material parecido al acero, con unos resaltes que tenían las formas de los signos encontrados en la cerradura del habitáculo lunar. Con todo tipo de precauciones, los Kroenen empezaron a tirar con fuerza -en ellos la fuerza que podía ejercer cada uno representaba la fuerza que podrían hacer cinco hombres de gran musculatura-, hasta que la tapadera cedió poco a poco dejando entrever un gran tubo que bajaba en picado hacia el interior de la roca lunar. Dispuestos para acceder al interior, se decidió intentar establecer comunicación con Gabriel usando la frecuencia codificada y marcada en su cabeza, al cabo de unos minutos se detecto la señal emitida por este y que nos pedía nuevas instrucciones para poder ayudar a los Kroenen a llegar a donde él se encontraba. Desde el exterior los Kroenen le pidieron a Gabriel, emitiese de forma continua la señal radio-eléctrica con la que ahora emitía, para de esta forma poder rastrear y encontrar el lugar donde estaba retenido contra su voluntad. Uno a uno seis de los nueve Kroenen que componían ahora la expedición lunar, se fueron introduciendo en el gran agujero que se abría a sus pies; los otros tres quedarían en el exterior de vigilancia y búsqueda de los habitantes de esa construcción que pudiesen estar en el exterior. El gran tubo dispuesto totalmente en vertical, no hacia augurar un buen “aterrizaje” en su final, por lo que el grupo de asalto desenvainaron sus grandes cuchillos para usarlos como piolets, clavándolos en el tubo cada cierta distancia en su caída y frenar así su enloquecido descenso. La fuerza que ejercían para clavar sus cuchillos era tal que en algunos momentos llegaron a traspasar la pared del tubo, levantando gran cantidad de polvo de la roca lunar donde había sido instalado este tubo por los selenitas. Con todo, el descenso fue un éxito y los seis comandos estaban ya al final de ese tubo, las grandes linternas instaladas en sus trajes, iluminaban perfectamente el agujero, dejando ver una gran rejilla sobre la que estaban ahora de pie. Habría que cortar parte de la rejilla para poder continuar al interior y averiguar donde se encontraban con exactitud gracias a la señal que recibían y que procedía de su congénere Gabriel. Uno de los Kroenen cortó un gran trozo de rejilla y se fueron colando en el interior de lo que parecía una turbina, o, algo similar. Unas grandes aspas impedían el avance por lo que necesitaron desenvainar de nuevo los cuchillos y cortar una de las palas y proseguir su avance, a unos diez metros volvieron a encontrar otra rejilla aunque esta vez no fue necesario hacer ningún destrozo ya que al empujar esta con una cierta fuerza cedió dando paso a un lúgubre pasadizo con forma rectangular y paredes metálicas, avanzaron por el sin ninguna dificultad hasta alcanzar una luz que se divisaba en la lejanía; al llegar allí y había una puerta con duelas por las que se filtraba esa luz que los había conducido al lado de esta. Por las palas de la puerta se podía apreciar la figura de un monstruo que se movía con parsimonia en una habitación repleta de maquinas y de instrumentos -seguramente, según podíamos ver en nuestros monitores aquí en la base serian maquinas para filtrar el aire lunar-. Uno de los Kroenen se puso en contacto con nosotros para solicitar las órdenes oportunas; nosotros resolvimos que deberían esperar hasta que se marchara el congénere de Aramu, este parecía más horroroso que la imagen sin distorsionar que vimos en el primer encuentro lunar con el alienígena.

Así lo hicieron los seis comandos, de pie en ese gran conducto esperarían hasta que se marchase el ser y después continuarían siguiendo el camino que les trazaba la señal de Gabriel. Al salir este, penetraron en la sala de maquinas divisando la puerta por la que había salido el selenita. En una de las paredes se divisaba otra rejilla de ventilación con las mismas medidas que las que habían dejado atrás -de inmediato enviamos ordenes al Kroenen encargado de las comunicaciones, para que tomasen el camino de los pasadizos de aireación y evitar así ser descubiertos- con sumo cuidado para no hacer ruido desmontaron la reja de ventilación introduciéndose de nuevo en ese gran tubo cuadrado y colocando a su vez la reja en su lugar, para no advertir a los “monstruos” de nuestra presencia en esas instalaciones. El conducto se iba diversificando y enlazando con otros conductos, los expedicionarios no dudaban; seguían la señal que enviaba la cabeza de su “hermano” y esto era lo único que necesitaban para su avance, pues las lámparas de sus trajes habían sido desconectadas para no filtrar ningún rayo luminoso por las rejillas dispuestas en algún que otro lateral del conducto y por las que se podían ver salas parcialmente iluminadas, todas vacías. La señal procedente de Gabriel, se hacía cada vez más potente esto les indicaba al comando la proximidad inminente de este. A unos veinte metros pudieron ver una luz más intensa que las que habían observado en las salas anteriores y que al igual de estas procedía de una pared del conducto. Con total precaución se apostaron en el los laterales del tubo, sin mover un solo musculo, y a la espera de nuevas órdenes; ahora ya sabía Gabriel que habían llegado y con lo que pareció un rápido movimiento muscular de su cara les agradecía -a su forma, ya que los Kroenen carecían de sentimientos; o eso creíamos nosotros.

19

Se habían consumido más de dos horas y media desde la salida de los Kroenen de la Tierra, por lo que de un momento a otro seriamos los primeros seres humanos no involucrados en la gran trama “humana-alienígena”, en contactar con extraterrestres.



El Portal Galáctico, había sido desconectado -desde este momento ya no tendríamos comunicación con nuestros comandos- faltando diez minutos para la llegada de los alienígenas y se había forzado el aire de ventilación en la sala donde se ubicaba este, pues cada vez que poníamos en marcha el anillo quedaba en el aire un fuerte y persistente olor a ozono, aparte de una notable subida de temperatura debida al propio funcionamiento de la gran máquina. Repasamos de nuevo con todo el personal los protocolos de “luces en la noche”, cada uno de nosotros regresamos a nuestros puestos de trabajo a la espera que sonara la alarma de entrada al recinto. Justamente a las tres horas desde que Aramu anuncio la llegada del comité alienígena sonó la sirena que anunciaba la presencia de alguien en la puerta de acceso a las instalaciones. Uno de los encargados de la seguridad del recinto se acerco andando despacio hacia la puerta, una vez allí, les pidió se identificasen y acercasen el vehículo en el que habían llegado para ser inspeccionado -los visitantes, habían aparecido en nuestras cámaras situadas en el exterior andando-, el más bajito, respondió que habían llegado por su “propio pie” y que no existía dicho vehículo, y que su llegada estaba ya prevista, por lo que pidió al guardia franqueara la entrada, este y siguiendo el protocolo acordado por todos nosotros, abrió la puerta acorazada para que pudieran pasar. Acompañándolos hacia el interior de nuestro recinto y una vez en el interior les indico una puerta tras la que estábamos el comité de “bienvenida” -el comité lo formábamos los siete hermanos “golpistas”-. Una vez todos presentados -entre los recién llegados había una mujer de cabellera pelirroja-, nos sentamos en la mesa de reunión para saber cuáles eran las pretensiones de ellos y entablar un dialogo que nos pudiera llevar a algún punto de encuentro y quedar todos contentos. Al principio las palabras protocolarias regían la reunión sin llegar a la verdadera intención que los alienígenas portaban, nuestro director era realmente quien de ahí en adelante tomaría las riendas de la conversación cortó “por lo sano” ese rollo que siempre se impone en cualquier reunión, sea esta amable, o, desagradable, -y más cuando se trata de asuntos de estado o, de dinero, los humanos siempre tomamos una actitud de aparente ridícula amabilidad- e inquirió con voz firme y sonora nos hablaran sin rodeos. El más bajito que se hacía llamar Michel, fue tan contundente como nuestro director; se dirigió a nosotros de forma muy educada diciendo: las órdenes que traigo son estas; debo conocer vuestras instalaciones, debo conocer las personas que trabajan aquí, y lo más importante debo ver y analizar la maquina a la que llamáis Portal Galáctico, estas son en principio las ordenes que traigo, después es posible lleguen otras, cuando queráis podemos empezar la visita. Encantado dijo nuestro director, ¡vamos cuanto antes! Sea, respondió Michel.

En el recorrido por las instalaciones, los extraterrestres disfrazados de humanos se interesaban en cada una de las salas donde se elaboraban los proyectos más avanzados y aun no conocidos por el resto de la humanidad. Repasando cada rincón, anotaban todo lo que para ellos parecía de su interés, haciendo preguntas cortas a los compañeros que se encontraban en su recorrido. Finalizada la visita -a mi me pareció más bien una inspección de trabajo- Michel le pidió a nuestro jefe, siempre en tono amigable, reuniera a todos los que trabajamos en este complejo para poder hablar en privado con cada uno de nosotros.

Esto, nos había advertido Aramu sucedería, así que teníamos preparada una sala más pequeña para que se llevaran a cabo las entrevistas con el personal; naturalmente habíamos colocado en las paredes de esta sala igual que hicimos con las transmisiones de Aramu nuestras “orejas y ojos silenciosos” para seguir las conversaciones de los trabajadores. Habíamos advertido a los más irascibles -militares y políticos- sobre esta cuestión “técnica” y que cualquier equivocación, o revelación de datos no aprobados en el protocolo “luces en la noche”, sería terrible para sus familiares, pues haríamos pagar a estos por su traición -la amenaza era pura mentira, pero era la única forma que se nos ocurrió para controlar a estos necios-.

Comenzaron la entrevista -realmente se trataba de un interrogatorio en toda regla- precisamente estos, los militares y políticos fueron los primeros en entrar a la sala donde les esperaban los tres invitados.

Todos pensábamos se eternizarían las entrevistas, pero ocurrió todo lo contrario las preguntas y respuestas fueron de lo mas telegráficas, y en menos de dos horas nos habían entrevistados a todos. Los tres visitantes salieron de la sala con aspecto de satisfacción, pidiéndole al vigilante que habíamos apostado en el exterior de la puerta, llamara al director de la base. Este se presento ante ellos con expresión preocupada -todo era puro teatro- tras las entrevistas, preguntando al que parecía -sin duda lo era- el jefe, como habían evaluado al personal; Michel respondió estar muy satisfecho felicitándole por la gran disciplina y conocimientos que atesoraban todos. Ahora quisiéramos estudiar el Portal Galáctico, pues dijo, que en la rápida visita a la gran sala donde se ubicaba este, solo habían podido apreciar la maravillosa maquina pero no su funcionamiento.

Delante del Portal, los visitantes extraterrestres visualizaban -cada uno por un lado de su circunferencia- pormenorizadamente sus elementos. ¿Podemos ver cómo funciona? Pregunto Michel, por supuesto respondió nuestro director, dando las órdenes necesarias para su puesta en marcha. Desde la cabina de mando se inicio la puesta en marcha del anillo, los visitantes colocados por nosotros junto a los grandes ventanales, observaban todo lo que sucedía; cuando las columnas empezaron a lanzar los terribles rayos sobre el anillo y a iluminarse variando la gama de colores, retrocedieron un poco, quizás asustados, o, sorprendidos por el atronador ruido procedente de la sala del portal -habíamos dejado a propósito sin el aislamiento acústico la sala de control-. Cuando las columnas comenzaron a entregar más tensión se empezó a formar esa enorme luminosidad habitual que nos cegaba la vista, el operador que controlaba los niveles de radiación, bajo los filtros de los ventanales desde los que observamos la sala del Portal Galáctico. Habíamos variado las coordenadas y fijado un lugar de la cara iluminada de la Luna, para evitar que nuestros “amigos” siquiera supiesen realmente las coordenadas de su base lunar; obviamente no podíamos disfrazar los instrumentos que para cualquier técnico en electrónica, física, astronomía, etc. conducirían a la pista de las verdaderas coordenadas a nuestros desconocidos visitantes, toda precaución era poca, además esto también formaba parte del nuestro recién estrenado protocolo. Todo funcionaba correctamente, nuestra hermosa maquina se ajustaba con precisión a los parámetros establecidos por nosotros; siempre que se ponía en marcha me quedaba fascinado con esa luz que emanaba el anillo, igual parecía ocurrirles a los extraterrestres sus ojos -y creo todos sus sentidos- estaban posados en este; si es que parpadeaban, en estos momentos no lo hacían, pues mi mirada periférica posada en sus ojos así lo daba a entender. Michel pregunto qué utilidad tenia haber puesto en marcha la máquina si ellos no podían comprobar fehacientemente el resultado del experimento, nuestro director respondió diciéndole que era imposible por el momento desplazar a ningún ser humano ya que la radiación que producía nuestro invento dejaba sin voluntad al que se exponía a su influencia. Los extraterrestres con voz moderada entablaron una conversación en un idioma desconocido por nosotros, aunque como todo lo que sucedía en la sala de control se grababa en audio, pronto, nuestros dos expertos en culturas antiguas y al percatarse de esta cuestión se alejaron de sus mesas y salieron fuera de la sala. ¿Sería posible que nosotros por tener una estructura más desarrollada pudiésemos hacer este viaje sin que la radiación luminosa nos afectase? –dijo Michel- Esa cuestión –respondió nuestro director- es un misterio para nosotros, por este motivo utilizamos a los Kroenen; estamos experimentando a diario con un equipo de tres científicos sobre esta cuestión y los resultados, por el momento están un poco estancados. Si alguno de ustedes -continuo diciendo nuestro director- quiere probar bajo su responsabilidad y nos firma un documento que así lo exprese, yo no tendré ningún problema para que lo intente. Nuevamente los tres visitantes intercambiaron algunas palabras en ese idioma, por el momento desconocido para nosotros y al parecer habían llegado a algún acuerdo, pues se acercaron sus rostros y se frotaron las frentes de sus caras. Hemos tomado una decisión –dijo Michel- , uno de nosotros se expondrá a la radiación para verificar la efectividad de su máquina.

Muy bien -respondió nuestro director- haremos los preparativos necesarios y en dos horas estaremos en disposición de poner a uno de ustedes en el centro del anillo. Se dio la orden de parada progresiva del Portal Galáctico. Todos nos retiramos de la sala de control salvo los técnicos que permanecerían allí hasta que la maquina llegara a los mínimos establecidos y a su parada total. Tras despedirnos hasta la hora fijada, el jefe de seguridad acompañado de dos de sus hombres guio a nuestros visitantes a un aposento para que pudieran descansar. Por nuestra parte hicimos igual y nos retiramos, no para descansar, sino para evaluar todo lo sucedido desde el envío de los Kroenen a la Luna y la llegada a nuestra base de los extraterrestres.

Los expertos en culturas antiguas se hacían presentes en nuestra sala de juntas para comunicarnos algo sumamente interesante; el idioma; mejor dicho, el dialecto en el que habían parlamentado los visitantes, creemos -dijo uno de nuestros compañeros expertos en esas artes-, se trata del sumerio, pero con unas notables variaciones fonéticas, aun así vamos aplicar a la grabación un corrector que hace tiempo mi colega y yo mismo habíamos inventado y casi con toda seguridad nos dará la traducción de sus palabras. ¿Están a cubierto -a “cubierto “palabra esta que usamos en nuestras logias para asegurar indiscreciones profanas mientras se realizan los trabajos propios de estas- nuestros expedicionarios?, ¿existe alguna posibilidad aunque sea mínima de ser descubiertos por Aramu, o, alguno de sus “hermanos”? -preguntaba nuestro director a los que allí nos encontrábamos-. Eso es un misterio querido amigo -le respondí yo- quien sabe si los que han quedado en el exterior de Lunatis han conseguido finalizar la misión que le habíamos encomendado y están ahora a buen recaudo; desde que desconectamos el Portal Galáctico con las coordenadas de Lunatis, no hemos podido comunicarnos con ellos y por supuesto con los que están en el interior de las instalaciones lunares, esperemos que con un poco de buena fortuna estén ocultos a los ojos de los lunáticos.

¿Qué opináis acerca de nuestros visitantes? -inquirió nuestro director- nosotros -hablaba ahora el especialista en las comunicaciones- no debemos otorgar ningún tipo de confianza ni hacer algún tipo de comentario que pueda ser relevante para ellos; el silencio debe primar cuando estemos cerca de ellos y solo cuando nos pregunten, hablar con la discreción que nos es usual en nuestras tenidas, y ser amables pero rígidos en nuestras actuaciones, esa es mi opinión –termino diciendo el técnico-, los demás aseveramos esta pronunciación, sin hacer algún comentario más. Muy bien –se pronuncio nuestro director- sigamos con el protocolo “luces en la noche” y esperaremos ver cómo se desarrollan los acontecimientos; vallamos a descansar un poco y en quince minutos, nos volvemos a ver en la sala de control.

Michel y sus acompañantes llegaban de nuevo a la sala acompañados por nuestra seguridad; ahora veríamos hasta donde serian capaces de llegar en su pretensión de enfrentarse a la gran radiación luminosa que generaba nuestro dispositivo. El jefe de los alienígenas, se dirigió a nuestro jefe para indicarle que estaban preparados y que uno de sus compañeros -pareció indicar al otro “hombre” de su comitiva, mientras la “mujer” quedaba en silencio y con la vista clavada en el suelo- estaba en disposición para que lo acompañáramos al lugar previsto para su tele-transportación. Perfecto -pronunció nuestro director- vallamos y colocaremos a su colega al centro del anillo y ya veremos que sucede; el único requisito -seguía diciendo el director de nuestra base- es que firmen todos, los tres, su aprobación para esta cuestión, aquí tengo los papeles, si son tan amables fírmenlos y prosigamos. Michel y sus acompañantes, extrajeron de sus ropas los pasaportes, mostrándolos a todos y firmaron -sin leer tan siquiera la primera pagina del documento- sin dilación los papeles. Los técnicos encargados del funcionamiento del Portal, situaron al alienígena en el centro del anillo y a la altura del suelo justa para que coincidiera con las coordenadas que habíamos fijado en la Luna. Una vez que los operarios se retiraron, sucedió algo francamente sorprendente; el ser que iba a ser transportado - en un abrir y cerrar de ojos-, se transformo en un monstruo, que ni en el peor de los sueños desearíamos ver. Michel en ese momento nos relajo diciendo que ese era su aspecto verdadero y que, aunque repulsivo para nuestros sentidos, no teníamos que temer absolutamente por ello. De esta forma -seguía diciendo Michel- en caso de algún accidente fatal, nuestro voluntario llegara a los Seres de Luz sin haber mentido -esto no lo pude entender hasta más tarde-.

Las descargas provenientes de las columnas caían sobre el anillo, la luz empezó a cubrir al extraterrestre, de un momento a otro desaparecería de nuestra vista y se encontraría en el lugar prefijado sobre el suelo lunar. Al no poder colocar un traje al improvisado astronauta, las incógnitas sobre su salud e integridad física era un misterio para todos, habría que esperar hasta la reversión del “pasillo” que conseguíamos invirtiendo los parámetros del Portal; era como cambiar un imán de polaridad, paulatinamente. Mantuvimos en la Luna al alienígena por espacio de treinta minutos, momento en el que Michel nos pidió regresar a su compañero a nuestra base; así lo hicimos. La expectación era total en nosotros y en los dos visitantes, pues podría ocurrir cualquier cosa, desde la muerte del cosmonauta alienígena, hasta llegar hecho una piltrafa, o, sabe Dios qué. Una vez la luz empezó a tonarse en unos tonos más intensos, era el momento en el que “aterrizaría” sobre el suelo de la sala. No había nada, ni despojos, ni algún indicio de la llegada del improvisado cosmonauta, nosotros nos miramos con asombro y a continuación a los dos visitantes, estos de inmediato se dirigían al director con evidente enfado pues su compañero había desaparecido sin dejar rastro y esto era algo para lo que no estaban preparados -nosotros tampoco lo estábamos, aunque disimulamos apatía-

¿Y bien, donde esta nuestro compañero? -decía Michel- ¡Esto es un desastre! Bueno no del todo -replico nuestro director-, quizás se ha extraviado y no supo regresar al punto de origen de su alunizaje, cabe además la posibilidad de haber sufrido algún accidente y esté herido.

Nuestro director, tomo una decisión muy “humana” y tomando el intercomunicador que conectaba los distintos recintos de nuestra base, pudimos oír su voz -al habla el director traigan a un Kroenen de inmediato a la sala de control-. ¿Qué piensa hacer? -dijo Michel- Voy a enviar a un Kroenen a la Luna para que investigue que ha ocurrido. Con el traje de astronauta embutido, se presento a nosotros el Kroenen que tendría la misión de buscar al alienígena extraviado; sus instrucciones eran sencillas buscar y regresar a la Tierra al segundo visitante a nuestras instalaciones. Con todo dispuesto se puso en marcha una vez más el Portal Galáctico. El envío de nuestro “hombre” a la Luna, fue un éxito. En la cámara instalada en su traje, se podía apreciar una gran extensión de suelo lunar que se abría a la vista del Kroenen; girando lentamente sobre sí mismo, trescientos sesenta grados, no pudimos apreciar rastro alguno alienígena. Pudimos apreciar en las imágenes recibidas cuando el Kroenen giraba, unos prominentes cráteres a una distancia de aproximadamente dos kilómetros, enviamos ordenes a muestro cosmonauta para que se dirigiese allí y realizara una exploración minuciosa, ante la posibilidad que el alienígena hubiese tomado esa dirección. Con paso “enérgico” en menos de cinco minutos, el Kroenen se encontraba en el filo de caída del primer cráter, calculando la distancia a su base, estimamos había una caída casi vertical de trescientos metros, había que evitar cualquier accidente con nuestro enviado, pues aunque prácticamente indestructible -el Kroenen- el cuerpo que habíamos adosado a su cabeza, no era tan de fiar. Con los dos potentes focos colocados en su traje, iba rastreando todo el perímetro, laderas y base del primer cráter al que lo habíamos dirigido -aunque eran los Kroenen los que actuaban, nosotros nos sentíamos en intima comunión con ellos, era como si verdaderamente nosotros fuésemos los actores y no los Kroenen-, la exploración no dio fruto alguno, por lo que hicimos bajar hasta la base del cráter; como había otros ocho mas alrededor, se opto por trazar una carta de “aproche” para evitar en la medida de lo posible repetir más de una vez la visita al mismo cráter, esto nos demoro un poco aunque su eficacia estaba bien justificada. Numerados los ocho cráteres, se fueron explorando en orden; al llegar al número tres, se pudieron apreciar marcas casi indelebles en el suelo polvoriento de nuestro satélite, algo se había dejado caer allí mismo, con todos nuestros sentidos puestos en los monitores, explorábamos nosotros también el suelo en busca de algún rastro que al Kroenen se le pudiese escapar. Ya en la cima y al filo de este cráter, se conectaron los potentes focos y se dio comienzo al rastreo; no habiendo girado más de cuarenta y cinco grados, se pudo apreciar en la falda del cráter un objeto que se movía con cierta rapidez en ese terreno tan abrupto. El Kroenen lo diviso en el mismo instante que nosotros y comenzó a descender por el interior del cráter en dirección al ser; con las luces focalizas en ese punto, observamos al ser monstruoso que habíamos visto desaparecer en nuestro anillo, no cabía dudas, era el alienígena que habíamos catapultado a la Luna. Con gran aplomo el Kroenen se fue acercando con lentitud, el alienígena observaba sin moverse; estaba como aturdido. Un gran sobresalto nos levanto de los asientos; el ser, de un brinco, se coloco justo delante de nuestro astronauta con los brazos extendidos hacia arriba, y mostrando los tres dedos-garras dispuestos para atacar. La rapidez de reacción del director de la base, fue clave para que no hubiese un enfrentamiento entre los dos seres, este -nuestro director-, entrego el micrófono a Michel, ordenándole que le hablase a su “hermano” en su idioma y le ordenara, depusiese su actitud agresiva y acompañara al ser que tenía delante, para su regreso a la Tierra; así lo hizo. En el altavoz de nuestro astronauta se oyó la voz -habíamos subido al máximo el volumen del altavoz- de Michel dando las órdenes oportunas a su colega, este al oír la voz, se relajo y parecía prestar máxima atención a esa voz. La respuesta del ser monstruoso no se hizo esperar, -no sé donde estoy- no encuentro a mi familia- estoy cansado y pronto voy a morir-. Michel lo fue calmando, hasta que por fin entendió que debía seguir al ser que tenía delante de él. Después del regreso de los dos astronautas, pudimos averiguar lo sucedido; el alienígena visitante había sufrido un desvanecimiento mental tan profundo, que le había dejado sin memoria, sin recuerdos y lo peor de todo esto, es que no sabían los médicos de nuestra base cuanto tiempo permanecería en ese estado el arrojado alienígena que habíamos enviado a la Luna.

Gracias a la ayuda de sus otros dos colegas -Michel y la “mujer”- pudieron activar algún tipo de mecanismo, o, algo similar oculto bajo la piel de este ser y pudo tomar aspecto de humano; mucho mejor para nosotros teniendo en cuenta la gran repulsión que sentíamos al ver “al natural” a estos visitantes.

20

Pasados unos días y tras los dramáticos acontecimientos acaecidos con uno de nuestros visitantes en la Luna, estos, aun seguían con nosotros. Las reuniones que manteníamos a diario y la convivencia con ellos con Michel y Amaranta (así nos pidió la mujer que la nombrásemos); ya que el astronauta voluntario alienígena, seguía idiotizado sin voluntad -y según mi opinión no medica, así se iba a quedar para siempre- eran de lo mas enriquecedoras, ellos nos hacían sentir bien a todos los que en estas instalaciones permanecemos, su amabilidad y sus buenos consejos dados a cada uno de todos que lo solicitábamos, eran muy enriquecedores.

Transcurridas dos semanas desde la llegada de nuestros visitantes alienígenas, se celebro una magna reunión con todos, en ella se nos planteaba básicamente si el Portal Galáctico debería ser destruido, o, por el contrario permanecer con su actividad; este planteamiento fue acompañado por un discurso de Michel -en representación de todos sus “hermanos”- en el que hizo un sincero y serio planteamiento sobre los pros y contras de mantener abierta una puerta estelar y de los peligros que para los propios humanos suponía esta invención, ya que como nos dijo, de caer este portal en manos de desaprensivos, podría provocar los desastres mas grandes imaginados y al fin la destrucción de nuestra Tierra; por otra parte se deleito en felicitaciones por nuestros logros y esfuerzos parar la construcción y puesta en marcha del que nosotros llamábamos, Portal Galáctico. Finalizada su exposición, dio paso a nuestro director, el cual nos dijo que la situación era muy preocupante, pues –según nos decía- el planteamiento realizado por Michel, tenía un grado de verosimilitud muy alto y que efectivamente teníamos que hacer una retrospección profunda y por votación a mano alzada, mañana, volveríamos a este mismo lugar y manifestar con un sí, para la permanecía del Portal Galáctico, o, con un, no, para que este sea desmantelado en su totalidad junto con la destrucción de todos los planos e información sobre la máquina, de la que disponíamos. Una moderada algarabía se hacía presa de todos, algunos se miraban escépticos, otros hablaban sin prestar atención a lo que decían los demás; un gran zozobro se palpaba en el aire de la sala donde nos encontrábamos, con gran parsimonia fuimos saliendo de allí para incorporarnos unos a sus puestos de trabajo y los demás a los sollados para descansar y mas relajadamente, meditar qué decisión tomar al día siguiente.

Nosotros que habíamos tomado el mando de las instalaciones, sentíamos ahora un enorme peso sobre nuestros hombros, nuestras decisiones las habíamos llevado a cabo, siempre con las mejores intenciones; solo los acontecimiento concatenados y de forma espontanea, nos habían conducido a la situación en la que estábamos; de ninguna forma no deberíamos cargarnos con ningún tipo de culpa -para todos los hermanos, la culpa como vox populi no existía-, o, cualquier pensamiento lanzado por nuestras propias mentes y que en realidad siempre nos traicionan para decirnos “cosas” en las que no creemos, pero a las que casi siempre al final son las que obedecemos... Sentados cómodamente en la antesala de nuestros dormitorios, -“los siete hermanos rebeldes”- y tras un debate moderado por nuestro Venerable Maestro, habíamos tomado varias decisiones para tratar de sacar algún tipo de recompensa no monetaria, pero si científica. Teníamos claro que nuestra maquina tenia los días contados, de forma voluntaria, o, no, el Portal seria destruido, o, desmantelado, eso ya lo teníamos asumido; ahora había que buscar una contraprestación proveniente de los extraterrestres, el conocimiento acumulado durante milenios por estos seres sería tan descomunal, que no podíamos imaginar siquiera la punta del iceberg. Por otro lado no teníamos noticias de Aramu desde la llegada de sus correligionarios a nuestras instalaciones, tampoco habíamos podido contactar con nuestros Kroenen enviados a Lunatis y por supuesto de Gabriel, nuestro otro Kroenen ahora desmantelado -del cuerpo añadido por nosotros- por Aramu. Al día siguiente dio comienzo la reunión, sin más protocolo se inicio el conteo de los que habían levantado la mano para decir si, o no al desmantelamiento del Portal. El resultado fue un tanto sorprendente el sesenta por ciento de los colaboradores y trabajadores de la base se manifestó en contra del desmantelamiento y mucho menos de la destrucción del Portal Galáctico; el resto, se manifestó a favor de la desaparición de la maquina. La cosa se torcía, la amenaza de Aramu, para destruir el portal sin más remisión estaba presente en nuestras cabezas, nosotros creíamos tras la alocución de Michel, terminaríamos desmontando la maquina y todo y a todos nos llegaría la paz y el olvido de todo lo que había acontecido aquí en nuestras instalaciones.

¿Qué hacer? Los siete que estábamos al frente de todo este quilombo, nos mirábamos desconcertados sin saber que decir, o, que hacer.

La respuesta nos llego de Michel; este al darse cuenta de nuestra zozobra, nos indico con un pequeño gesto con la cara le siguiésemos, así lo hicimos y nos fuimos alejando del lugar para mantener en nuestra sala de descanso una charla para desbloquear nuestros pensamientos y tomar la decisión última respecto a la maquina. -Michel tomo la palabra- lástima que no se haya resuelto de forma positiva el desmantelamiento de la maquina, ahora creo –seguía diciendo Michel- habrá que tomar medidas que a mí no me están permitido ejecutar, solo nuestro querido guardián del Disco de Oro de los Conocimientos, Aramu, le corresponde esta decisión. Las reuniones y conversaciones que hemos mantenido mi compañera Amaranta y yo con todos vosotros nos han servido para destacar a varios de vosotros como los más limpios de Espíritu.

Cinco de vosotros deberán acompañarnos a nuestras instalaciones en la Luna y allí en compañía de Aramu adoptar la solución más adecuada.

Muy bien –se pronuncio nuestro director- ¿Cómo harán los elegidos para viajar hasta la Luna?, nosotros no podemos hacerlo como has podido comprobar a través del Portal Galáctico. ¿Cuál es el plan que has previsto? y ¿quiénes son los elegidos para este encuentro? Los que viajaran con nosotros -dijo Michel-, estáis aquí en esta misma sala, lástima que no podáis venir los siete, pero el número de plazas de nuestra nave se limita a ocho viajeros, incluidos nosotros tres y el modo en que viajaremos, se efectuara como acabo decir en la nave que tenemos aquí muy cerca. La nave, no la podéis ver ni detectar con vuestras antenas, ya que está en modo de invisibilidad para no ser detectada; ahora daré los nombres de los viajeros -a continuación dio los nombres de los que harían este viaje- los dos que no podéis realizar este primer viaje, tenéis que velar por el orden de estas instalaciones y evitar a toda costa haya un motín; vosotros los que no vendréis, sois también hombres libres y de buenas costumbres, mas la imposibilidad de espacio en nuestra nave lo impide.

Sorpresivamente, mi nombre estaba entre los elegidos y al oírlo, no pude evitar que mi corazón se acelerase de forma ostensible; hacer un viaje de esta índole era cuando menos impensable para mí, además, habiendo sido yo el último en incorporarse en este proyecto. Mil preguntas se agolpaban en mi cabeza, ahora la suerte estaba echada ya no había marcha atrás. Los otros colegas que habían sido mencionados por Michel estaban en el mismo, o, parecido estado de atontamiento en el que yo me encontraba.

Nuestro director que también fue nombrado, de súbito se puso de pie y dirigiéndose a Michel de forma inquisitiva, le dijo; necesitamos ver tu maquina en este mismo instante. Vallamos –respondió Michel-.

Todos, es decir los siete compañeros tomamos dirección a la puerta de salida de nuestra base acompañados por Amaranta y el desgraciado compañero de ellos.

Ya en el exterior, comenzamos a dar un paseo por la carretera –más bien un camino forestal bastante ancho y con el piso bien cuidado-, hasta perder de vista nuestras instalaciones, un gran llano se extendía frente a nuestra vista. Es aquí -nos inquirió Michel-, vallamos por esa senda que se abre a nuestros pies ¡seguidme! Un maravilloso prado salteado de florecillas que por estos lugares son frecuentes, las llaman “eldelvais” y daban una gran paz al ser observadas, nos arropaban en nuestra andadura, aquí es, si seguís avanzando, podéis llevaros un buen golpe -sonrió Michel-. Tomando un pequeño llavero de su bolsillo, apunto con este hacia el horizonte; de pronto empezó a surgir delante de nuestros ojos, lo que parecía un espejismo, impropio de estos lugares -aquí predominaba el clima frio casi todo el año-, este espejismo fue haciéndose mas denso y a tornarse en una masa gris que se hacía más corpórea por segundos.


21

Una nave apareció dejando ver su fuselaje plateado casi blanco, su aspecto era muy parecido a un puro habano antes de ser encendido. Flotando sobre las flores sin llegar a tocarlas, la nave espacial -ahora no había duda alguna de esto- desplego una rampa a menos de dos metros de donde nos encontrábamos; Michel nos invito con un gesto amble a abordar la rampa. Nosotros manteníamos la compostura lo mejor que podíamos ante tan magno acontecimiento, accedimos, mientras que él y sus compañeros nos seguían; una vez que todos pisábamos el apéndice de la nave, pudimos notar cómo se elevaba sin hacer ruido alguno hasta colocarse horizontalmente al fuselaje de la nave, la rampa nos llevaba hacia el interior como por arte de magia; justamente cuando parecía íbamos a chocar con la estructura, y sin que viésemos abrirse ninguna puerta, pudimos divisar el interior de la maquina extraterrestre. Sed bienvenidos a nuestra nave, si me lo permitís os la mostraré y responderé a vuestras preguntas, si es que deseáis hacerlas. La nave –nos decía Michel-, tiene una eslora de veintitrés metros y una manga de seis metros, nuestros desplazamientos lo realizamos con propulsores iónicos, la energía necesaria la obtenemos de los átomos y todo tipo de partículas procedentes de las estrellas cercanas, en nuestro avance las naves acumulan toda la fricción producida para acumular aun más energía, en caso de un vacio entre una estrella y otra entregamos parte de la energía acumulada de esta forma; el principio de gravedad y antigravedad, es aplicado constantemente, para regular según la atracción de cada planeta la masa de nuestras naves. Esta nave es la más pequeña de todas, pero muy útil pues con sus medidas podemos “aparcar” prácticamente en cualquier sitio sin levantar sospechas por parte de los terrícolas, aunque es cierto que en algunos casos, por descuido de los pilotos, o, por fallo en las propias naves, algunas han sido descubiertas; en estos casos utilizamos diferentes estrategias como la de desmentidos, y aseveramientos a la misma noticia, creando el desconcierto y al fin el abandono de lo que al final queda una “noticia de cuatro locos”. En todos los casos las naves accidentadas, son recuperadas y enviadas a hangares militares controlados por nosotros para asegurarnos de su total desaparición y ocultamiento. Ahora –decía nuestro anfitrión- os mostrare lo que seguramente estáis deseando ver; nuestro impulsor y demás sistemas de navegación. Una pared de color gris blanquecino al fondo de la nave se oponía a nuestro avance; en el preciso momento en el que Michel pareció iba a chocar contra esa pared, esta, desapareció. Ante nuestros ojos aparecía la “sala de maquinas”, estaba situada a la popa de la nave, ocupaba tres metros aproximadamente de eslora y toda la manga del vehículo espacial, las paredes del habitáculo estaban revestidas de un metal dorado, las distintas maquinas y apéndices de estas, eran de un color plateado, e impoluto. Cada una de estas maquinas y objetos que allí se encontraban estaban repartidos de tal forma, que se podía circular entre ellos sin miedo a ser obstaculizado por ningún apéndice que sobresaliese de algunos de estos bellos objetos. Tras admirar ese espacio, Michel, nos hacía de nuevo señales para que lo acompañásemos hacia donde estaban situados unos sillones y que sumaban un total de ocho plazas; nos invito a que tomásemos asiento dejando reservados los tres primeros para él y sus dos hermanos, al ser nosotros siete, dos de nosotros tuvimos que permanecer de pie. Michel no pareció percatarse de este contratiempo y seguía explicándonos más datos concernientes a la nave y al viaje que en breve comenzaría en dirección a Luna.

Al girarse para ver nuestras caras, se percató que dos de nosotros estábamos de pie; tras disculparse, pidió a los dos que no harían el viaje y posterior entrevista con Aramu, abandonásemos la nave. Todos salvo los extraterrestres salimos a despedir a nuestros compañeros, dándoles algunas últimas instrucciones para el buen gobierno de las instalaciones y deseándoles el mejor de los éxitos, una vez que estos dos colegas habían desaparecido de nuestra vista, volvimos al interior del vehículo espacial y nos acomodamos en nuestros respectivos asientos.

Una cosa que a todos nos había llamado la atención, era la ausencia de controles, volantes, palancas, u otros artilugios para el gobierno de la maquina espacial; fue esta cuestión la que hizo nos mirásemos todos de golpe al escuchar la voz de Michel anunciando nuestra partida, ningún movimiento, vibración, nada hacía sospechar que la nave estaba ya direccionando su proa a nuestro satélite. La iluminación parecía emanar directamente de las paredes de la nave, por ningún lado se veía ventana alguna en el interior. Por su parte Michel hablaba con Amaranta en ese idioma antiguo casi gutural, sin prestar atención a otra cosa, además el otro acompañante extraterrestre, seguía idiotizado tras su viaje de ida y vuelta a Luna con nuestra maquina. ¿Entonces quien gobernaba esta nave?

Como por arte de magia, las paredes de la nave desaparecieron, solo el suelo donde se fijaban los asientos y otros objetos anclados a este quedaban de la nave, el resto simplemente había desaparecido. La voz de Michel nos indicaba mirásemos a nuestro babor para ver nuestras instalaciones desde otra perspectiva, efectivamente, a una buena altura del suelo podíamos visualizar de un golpe todas las construcciones y el movimiento de algunos de los trabajadores que se encontraban en exterior ; voy a dar un pequeño giro para que podáis ver todos los rincones de vuestra base -nos decía Michel-, ahora estamos a una altitud de doscientos metros, en estos momentos nada ni nadie puede detectar nuestra presencia, el mismo principio físico que utilizamos para disimular las paredes, lo utilizamos para hacernos invisibles. Nuestro director pregunto a Michel quien gobernaba la nave, este le respondió que cualquiera de los tres -refiriéndose a sus compañeros y a el mismo-, estamos capacitados para hacerlo mediante control mental a nuestra computadora, esta, la computadora, es la que realmente ejecuta nuestras ordenes; en este caso es mi compañera Amaranta la que realiza la función de piloto.

El asombro se había apoderado de todos nosotros, parecía estuviésemos viviendo el sueño de Aladino en su alfombra mágica, las sensaciones eran simplemente maravillosas. Después de esa pasada aérea por nuestras instalaciones, Michel nos informaba de nuestro próximo rumbo; la Luna.

Nuestros asientos se fueron posicionando, de forma que ahora parecía estuviésemos en una cómoda tumbona de jardín; las paredes de la nave de acero bruñido -o, eso me parecía a mi- se volvían hacer solidas por momentos, una luz suficiente pero perfecta para distinguir cada objeto que allí se encontraba, nos envolvía y nos dejaba tantalizados. Desde el anuncio de Michel indicándonos nuestro próximo destino, no habíamos pronunciado una palabra ni tan siquiera una mirada -cuando menos por mi parte-, solo, cuando una voz clara, en un lenguaje desconocido resonó en la nave, pudimos salir de este aparente estado semi cataléptico. La situación del asiento-tumbona, nos ofrecía una visión maravillosa, unas enormes ventanas situadas a la proa de de la nave y que no habían sido cubiertas al reconstituirse las paredes de la nave espacial dejaban ver como avanzamos a una velocidad inusitada; los prados, montañas, y otros espacios terrestres se alejaban por segundos; ningún movimiento, vibración, o, alguna otra señal que indicase nuestro desplazamiento eran apreciables, simplemente era perfecto. El tiempo de traslado a nuestras instalaciones lunares -anunció Michel- se realizará en tres horas, una vez allí nos recibirá Aramu y darán comienzo las conversaciones. Dentro de breves minutos –seguía diciendo Michel- volveremos a posicionar los asientos y estaré a vuestra disposición. Con los asientos en la posición habitual, podíamos distinguir con más precisión el espacio que nos rodeaba y nuestro planeta alejándose por momentos en el inmenso cosmos. Nosotros volvíamos a recuperar la conversación, al principio con onomatopeyas por todo cuanto nos rodeaba -un espectáculo indescriptible- y después con palabras sueltas hasta hilvanar una conversación acorde con el viaje espacial que estábamos realizando.

Debo manifestar en este momento, que en el protocolo “Luces en la noche” habíamos establecido que dos de nosotros portaríamos unos minúsculos transceptores para mantener un canal abierto que nos comunicaba con Gabriel y que este a su vez estaría en conexión permanente con los Kroenen enviados a la luna de forma subrepticia, por si surgía cualquier contingencia adversa; esto era sumamente importante para nosotros, pues en el caso de caer en una trampa urdida por Aramu, pudiésemos tener alguna posibilidad de sobrevivir.

22

Tal como nos había manifestado Michel transcurridas las tres horas de viaje podíamos ver a simple vista las instalaciones de Lunatis, una serie de luces de colores procedentes de esas instalaciones extraterrestres parecían saludar a la nave con un código establecido. Michel nos confirmaba la llegada a la Luna y nos daba la bienvenida, en unos momentos nos reuniremos con el Guardián del Disco de Oro de los Conocimientos; Aramu, permaneced en vuestros asientos hasta que alunicemos en el interior de nuestra base.

De nuevo habían desaparecido las paredes de la nave y se podía apreciar cómo se acercaba lentamente el suelo lunar, dejando ver unas construcciones rectangulares y circulares de una y dos plantas y con una extensión total de una hectárea aproximadamente; no cabía duda eran las mismas instalaciones que y en parte ya conocíamos aunque a nivel del suelo. El techo de una de estas instalaciones con forma circular, comenzó a abrirse igual que el obturador de una máquina fotográfica, unos haces de luz procedentes del interior de esta construcción se elevaban hacia el cielo lunar hasta alcanzar la panza de la nave atrapando a esta y haciéndola descender hasta el interior de la construcción hasta posarse en el suelo. Michel, nos indico que ya podíamos levantarnos de nuestros asientos; nosotros nos miramos e intercambiamos unos signos solo conocidos por nosotros y nos dispusimos a tomar nuestros maletines de mano. Con gran decisión y una confianza infinita de los unos en los otros, nos levantamos y esperamos las instrucciones de Michel. Ante nuestros ojos apareció una enorme sala, un hangar magnifico que no lo parecía desde la apertura de su techo, ya que daba el aspecto de ser mucho más pequeño visto desde el exterior. Las paredes suelo y todo lo que conformaba su estructura, era de un gris-verdoso muy tenue que amplificaba junto con una iluminación muy cuidada un espacio nada agresivo; todo lo contrario, su contemplación emanaba una sensación de paz difícil de explicar. Las paredes estaban inclinadas unos cuarenta y cinco grados desde el techo al suelo quedando la parte más estrecha en el techo por el que habíamos entrado con la nave. Unos grandes paneles de cristal rectangulares -en realidad eran enormes pantallas de tv- mostraban unos gráficos y otros parámetros, que a buen seguro servían para el control del hangar y de todo lo que allí y fuera sucedía. A una distancia de diez metros desde donde estaba posada la nave, se veía una plataforma elevada -casi con toda seguridad, el centro de control de ese hangar- con grandes cristales, tras los cuales se podían apreciar las figuras de varios individuos con aspecto humano que se movían en su interior. También pudimos observar desde el interior de la nave que nos había transportado desde la Tierra a la Luna, otros individuos –todos con aspecto de humanos- que afanosamente hacían algún tipo de trabajo sobre nuestra recién atracada nave, seguramente para estabilizar la nave...

La misma rampa que se había hecho visible en nuestro despegue en la Tierra, se hacía visible de nuevo ante nosotros para facilitar nuestro desembarque, Michel con gran amabilidad nos indicaba con su brazo extendido abandonásemos la nave dirigiéndonos por la rampa hasta tocar el suelo del hangar; así lo hicimos, el primero en tocar suelo lunar -aunque fuese dentro del hangar-, fue nuestro director seguido por todos nosotros según el grado de responsabilidad que habíamos acordado antes de nuestra salida y claro está, siguiendo el protocolo “Luces en la noche”. Una vez todos fuera de la nave –incluido el pobre extraterrestre que seguía sin encontrar su juicio- nos colocamos en formación horizontal a la espera de nuevas instrucciones; un ser con aspecto de mujer se acercaba a nosotros desde un gran pasillo que se abría en uno de los laterales del hangar; al llegar a nuestra altura y tras saludar en primer lugar a sus congéneres -incluido el que había perdido la razón-, solicitó a Michel hiciese las presentaciones de rigor, de esta forma pudimos saber que la mujer que había aparecido, era la jefa de protocolo de Lunatis y su nombre era Atnamara -esto, ya sabíamos se trataba de un falso nombre para que pudiésemos pronunciarlo; también era gracioso pues era el nombre de Amaranta escrito al contrario-. Hablaba nuestro idioma sin ningún tipo de acento y nos pidió la siguiésemos. Dirigiéndonos al gran pasillo por el que había aparecido, pudimos contemplar en el interior de este corredor, a un lado y a otro, una serie de turbinas, o, algo parecido a nivel de nuestras cinturas, unas barandas también colocadas a esa misma altura evitaban caer encima de estas turbinas en caso de un tropezón. En las paredes y techo de este larguísimo pasillo-maquina, aparecían unos grandes tubos y pequeñas pantallas luminiscentes que mostraban números y gráficos; he de señalar que no había ningún tipo de ruido por el funcionamiento de estas maquinas fuesen lo que fuesen, solo nuestros pasos se podían oír. Al final de esa construcción se vislumbraba la salida, una puerta con forma oblonga y semi transparente cerraba el paso; como ocurría con las puertas de esas construcciones y al ir acercándonos, desapareció como por arte de magia a nuestro paso. Al otro lado de la puerta, una gran sala de forma circular y en su centro una gran mesa con la misma forma nos esperaba para dar comienzo la reunión; sentado en el lo que parecía el centro estaba Aramu con forma humana custodiado por dos guardias sin mimetizaje, -eran dos criaturas aun mas horrorosas que las que habíamos podido ver en nuestras pantallas de televisión, cuando vimos por primera vez a Aramu- nos aguardaban, el “Guardián del Disco de Oro de los Conocimientos” no hizo ningún movimiento, estaba impertérrito con sus ojos de un color verde-azulado, nos miraba sin ningún tipo de señales faciales.

Sentaos –pronuncio- aquí, cerca de mí, tenemos mucho de que conversar y el tiempo nos apremia. Unos asientos con forma de cómodos sillones aparecieron desde el suelo hasta situarse en rededor del gran sillón que ocupaba nuestro anfitrión, en cada uno de estos asientos se podía ver claramente el nombre de cada uno de nosotros, por lo que no tuvimos que preguntar el orden en el que nos debíamos situar. Bien –dijo Aramu-, antes de comenzar quiero daros personalmente la bienvenida y mi agradecimiento por vuestra compañía, además de felicitaros por vuestra valentía. Los monitores que escanean vuestros cuerpos en estos momentos, no dan señales de aceleración en vuestros sistemas nerviosos, esto es debido a que sois unas personas integras y que no os da miedo las preguntas que os pueda hacer, ni tan siquiera vuestra propia integridad; esto no es fácil encontrarlo entre los terrícolas pues en su inmensa mayoría son personas depravadas que no tienen ningún sentido ético y que con el paso de los años van perdiendo su honestidad y estima, por no hablar de su dignidad, prácticamente desterrada en pos del dinero que gobierna sus vidas. Si alguno de vosotros -seguía diciendo Aramu- quiere decir algo personal antes de comenzar el debate puede hacerlo ahora. Nuestro director tomo la palabra brevemente para agradecer el trato recibido hasta ese momento y se mostro receptivo en dar comienzo la reunión.

Muy bien, -dijo nuestro anfitrión- comencemos. Los acontecimientos que os han traído hasta nosotros, son de una gravedad enorme, la construcción de esa máquina a la que llamáis Portal Galáctico, y que puede transportar a seres sin necesidad de usar vehículo espacial alguno, supone un reto desconocido y un desafío a nuestros conocimientos atesorados hasta el momento, estáis por así decirlo un paso por delante de nosotros. Aunque esta cuestión pueda parecer nimia, para nosotros no lo es, pues como dicen las tradiciones que fatalmente habéis manejado a vuestro antojo y que se alejan de las instrucciones que habíamos marcado en un principio cuando os dejamos solos; estas instrucciones manipuladas por vosotros decían que no comeríais del fruto prohibido, es decir, que en ningún momento deberíais avanzar más de lo que fue acordado con vuestros ancestros y que de intentarlo sin nuestro conocimiento y aprobación, seríais castigados con la expulsión de nuestra hermandad de Luz y por consiguiente no estaríais al abrigo de nuestra protección y quedaríais expuestos al castigo de los que se quedaron en el plano holográfico primero, el que fue la residencia común de todos los seres de la Familia de Luz en un principio y que siempre pretenden recuperar la supremacía del universo que conocéis y que nosotros defendemos -terminó diciendo Aramu-. Nuestro director tomo la palabra para defender nuestra posición argumentando que nada de esto era conocido por nosotros y que de haberlo sabido se habrían puesto en contacto con sus “hermanos” que cohabitan en la Tierra, ¿pero cómo hacerlo si los jefes de estado que gobiernan las naciones niegan repetidamente la existencia de extraterrestres entre nosotros?, lo único que podíamos saber de los extraterrestres, era que en algunas ocasiones habían sido descubiertas naves de procedencia desconocida que habían sufrido accidentes y se habían estrellado en suelo terrestre, estas naves se habían recuperado y ocultado por los gobiernos. Y porque no decirlo; los desmentidos de estos mismos gobiernos en los medios de comunicación.

Estos estados, han creando un cuerpo específico de agentes para difundir bulos y desmentidos acerca de estos acontecimientos. ¿Cómo puedes entonces culpabilizarnos por nuestra ignorancia? ¿No dices que estáis involucrados con los jefes de estado de las naciones más poderosas? pues si esto es verdad, sois tan responsables de estos ocultamientos como ellos; entonces: ¿para qué nos arengas a nosotros?

Somos científicos, hombres libres que ponen sus descubrimientos al servicio de la humanidad; aunque en muchas ocasiones estos avances y descubrimientos son ocultados por los mismos que sufragan nuestras investigaciones y los usan para su beneficio... Aramu, tras escuchar las alegaciones de nuestro director, y tras un breve e interminable silencio, se levanto de su sillón pidiendo un pequeño receso de treinta minutos -horario terrestre-, para poder reflexionar.

Nosotros lo celebramos, pues había sido todo tan precipitado desde nuestro aterrizaje en la Luna, que prácticamente no podíamos creer que todo esto estuviese sucediendo. Salimos de la sala de reunión -acompañados como no por Michel- con la certeza de haber ganado el primer asalto; aunque eso no significara que la actuación del extraterrestre podría degenerar en cualquier acto colérico como ya habíamos podido observar con anterioridad. Michel nos sugirió realizar una breve visita por otras dependencias de las instalaciones, ante tal ofrecimiento, todos aceptamos gustosamente. En primer lugar -dijo Michel- vamos a visitar uno de nuestros laboratorios dedicado a principalmente al estudio de los minerales, líquidos y otras formas de vida molecular que se encuentran en otros planetas que son visitados ocasionalmente por nosotros; el laboratorio, ocupaba un amplio espacio, en el se podía observar un techo con grandes vigas de algún tipo de metal gris y que formaban un octógono perfecto, los mostradores de trabajo, estaban repartidos por el perímetro y en pequeñas islas ocupando prácticamente todo el espacio disponible; aunque no había sensación de agobio ya que entre estos había suficiente espacio para moverse sin estorbos. Todos poseían unos paneles reflectantes, en estos según nos explico Michel se muestran los análisis de las muestras solo con depositarlas encima de los mostradores. Nosotros queríamos saber cuánto tiempo llevaban instalados sobre la superficie lunar y que descubrimientos notables habían hallado; trasladamos la pregunta a Michel, este dudo unos momentos en contestar, tras esos instantes de incertidumbre, respondió que esa pregunta mejor se la hiciésemos a Aramu ya que él no estaba autorizado para responder a ciertas cuestiones.

Finalizados los treinta minutos de receso regresamos a la sala de reunión para proseguir con las conversaciones. El escenario era el mismo que habíamos dejado tras la pausa, aunque había alguna variación en la representación; los guardias que estaban a cada lado de Aramu, en esta ocasión lucían una forma humana muy bella. Esto del cambio de “imagen” nos traía un poco de cabeza pues si en su forma original eran horribles para nuestro concepto de estética, al tomar formas humanas lo hacían de una forma tan refinada y buscada que atraerían por su belleza a cualquier espectador aunque no se interesase por el sexo de los humanos-extraterrestres.

Bien -dijo Aramu- hemos reflexionado acerca de vuestras palabras y realmente he cometido el error de culpabilizaros a vosotros sobre la construcción de esa máquina que hace que os podáis desplazar por el espacio a la velocidad de la luz, algo como ya os dije anteriormente, nos ha sorprendido desagradablemente; no ya por el hecho en sí del propio descubrimiento, si no por el ocultamiento a nosotros de la tecnología con la que se ha construido. Les pido sepan disculparme, pues en muchas más ocasiones de las que yo mismo desearía, mi auto control emocional me traiciona y me lleva por derroteros nada adecuados. Gracias a los seres de Luz que me asisten, puedo vislumbrar los horizontes más bellos que mi propia mente me oculta por momentos con sus largas peroratas y suposiciones que obnubilan mi conciencia cósmica. Ahora -seguía diciéndonos el “Guardián del Disco de Oro de los Conocimientos”- y para compensar mi torpeza quiero mostraros este trozo de roca al que llamáis Luna y también responderé a todas las preguntas que tengáis a bien plantearme. Para comenzar os diré que la Luna no es un asteroide, o, algo proveniente del sistema solar; es una construcción enteramente realizada por nuestros queridos Seres de Luz, una fantástica maquina recubierta con una corteza de polvo y distintos minerales depositados sobre la estructura real de este “satélite”. Esta máquina posee movimiento y se puede desplazar en cualquier dirección que se precise. Está dotada de un campo electromagnético capaz de controlar las mareas y hasta vuestros fluidos corporales. En su interior como pronto podréis ver con vuestros propios ojos, se almacena una enorme cantidad de agua y otros fluidos necesarios para abastecer los motores de impulsión. Además poseemos unos grandes depósitos de gases y otras materias aun desconocidas por vosotros, que usamos para distintos fines.

-Nuestro director tomo la palabra- esto que nos has relatado, nos deja absolutamente anonadados, parece se tratase de un relato de ciencia ficción, o, de terror; solo pensar que esta; nuestra querida Luna es una maquina, hace que mi mente se bambolee como si una extraña droga se hubiese apoderado de ella. Te pido por favor -continuaba diciendo nuestro director- unos minutos de receso para salir del shock en el que estoy y creo también mis compañeros. Ningún problema -sentencio Aramu-, al contrario, me gustaría nos levantásemos de la mesa y diésemos un largo paseo por nuestras instalaciones y así de esta forma podréis apreciar la magnitud de lo que os he dicho.

Al salir de la gran sala de reuniones, fuimos conducidos hasta un anexo próximo en el que había unas maquinas que parecían levitar sobre el suelo, una pequeña plataforma, con un vástago vertical en el centro de esta, al final de esta barra dos apoyos en forma de pequeños cuernos. Aramu fue directo hacia una de estas maquinas y de una forma nada forzada se coloco de pie en uno de estos artilugios agarrándose a los mangos que sobresalían de la barra vertical; inclinándose un poco hacia delante; la maquina comenzó a avanzar. Podéis subiros a las vuestras, no tengáis miedo, no os caeréis ni necesitareis hacer ningún tipo de equilibrio para manteneros de pie en ellas, tienen un sistema de inercia que hace imposible, se puedan caer sus conductores. Tras una breve explicación de su funcionamiento, todos las manejábamos como si nos fuesen conocidas por nosotros desde hacía años. Era asombroso las maquinas no producían ningún tipo de ruido, o, vibración alguna; era como ir encima de una pequeña nube. Avanzando con estas maquinas por un pasillo interminable y con una iluminación más que suficiente para observar que las paredes y techos estaban bruñidos de una forma maravillosa, se podían apreciar nuestras imágenes casi sin interrupción en ellas. Las maquinas se desplazaban a una gran velocidad, esta dependía de la inclinación con la que nosotros nos disponíamos sobre ellas. Casi como un juego de niños nos hacíamos pequeños adelantamientos, a la vez que nos acercábamos casi para tocarnos, cosa esta imposible pues cuando estábamos a punto de tocarnos estas maquinas realizaban pequeños e imperceptibles movimientos para evitar un posible choque. Recuerdo muy bien este trayecto pues fue una gran descarga de la adrenalina acumulada desde la salida de nuestra base terrestre, las risas y el “buen rollo” nos acompaño todo el trayecto. En este clima tan distendido llegamos al final de nuestro paseo por ese túnel. Muy bien ahora vamos a entrar en el interior de nuestra nave, todo lo que habéis visto incluido el recorrido hasta aquí es el revestimiento externo, incluido el suelo exterior lunar, un atrezo mas para disimular la realidad que ahora contemplareis.

Una gran puerta metálica desaparecía ante nuestros ojos -al igual que otras que ya habíamos presenciado- dejándonos ver un espectáculo de luces, paredes luminiscentes, techos increíbles con decoraciones -después supimos que eran hologramas- de galaxias desconocidas por nosotros... y en fin, la descripción de todo lo que vimos, alcanzaría un diario mucho más extenso que este que escribo. Solo describiré los avances científicos que nos fueron desvelados y que ahora paso a relatar.

23

La nave –nos relato Aramu- había sido construida en el espacio, salvo el núcleo central de esta, donde radicaba todo su poder para sus desplazamientos, la creación de un campo electromagnético propio, y lo que era muy importante; un sistema auto-constructivo que permitió la realización y terminación de toda esta nave. Este sistema -seguía diciendo Aramu-, basado en la creación de un proceso en el que secuencialmente se van acumulando materiales sobre una plataforma y por distintos métodos como el de la polimerización, inyección de aglutinantes, inyección de aportes, laminación del metal, y otros muchos más que obvio mencionar por su larga extensión. Además este sistema hace que el mantenimiento de la nave sea automático y no precise de la intervención de mano de obra -en este caso extraterrestre-, nada más que la de unos pequeños robots, que paradójicamente, también son fabricados por el mismo sistema descrito anteriormente y que se realizan según las necesidades detectadas en la nave.

En una demostración preparada por nuestro anfitrión, pudimos ser testigos privilegiados, de todo esto. En uno de los tantos espacios que visitamos dentro de la nave, se hizo construir una pared para separar dos espacios; la rapidez y eficacia con la que se levanto el tabique fue asombrosa. Tras proseguir con la visita guiada, llegamos a lo que el –Aramu- llamo el núcleo central. Una luz tenue, blanquecina-violácea-amarillo-ocre, envolvía el espacio que nos rodeaba, sin poder determinar por mi parte sus dimensiones ni siquiera aproximadas, pues aquí todo es inconmensurable. La construcción -por llamarle de alguna forma- de este centro, era tan bello que los ojos no daban abasto a deleitarse ante las maravillas arquitectónicas que nos rodeaban; espacios verdes, donde los arboles, plantas de todo tipo -la mayoría totalmente desconocidas por nosotros-, pequeños mares azules-verdosos, y un sinfín de otros elementos de la naturaleza, nos rodeaban por doquier. Subidos aun en nuestras maquinas de desplazamiento, podíamos recorrer con gran rapidez por los espaciosos pasillos el citado núcleo. Llegados a una gran pared en la que a modo de espejo nos veíamos todos, Aramu detuvo su transporte para decirnos que ahora las maquinas sobre las que habíamos circulado, se convertirían en maquinas autónomas guiadas por su mente; es decir, que íbamos a “volar” a partir de ese momento por donde nuestro anfitrión deseara.

La pared de espejo comenzó a avanzar -o eso nos pareció a nosotros- en nuestra dirección “tragándonos” literalmente, pues pudimos observar que nuestro anfitrión y al encabezar este la comitiva, se disolvía en esa masa-espejo... Al traspasar todos la pared -mas tarde supimos que era un campo gravitacional- espejo, vimos algo que superaba -por si no era increíble lo anterior- nuestra capacidad de raciocinio. Flotando sobre las maquinas en la que nos hallábamos, contemplamos un inmenso “mundo”, que por dar una explicación lo más cercana posible, diré, era como estar inmersos en un gran cerebro con todas sus redes y neuronas perfectamente definidas y que podíamos a nuestro antojo, acercarnos a estas y bordear sus conducciones sin llegar a tocarlas, tal y como nos había solicitado Aramu. Todo este entramado –nos seguía contando Aramu mientras seguíamos nuestros desplazamientos-, es lo que parece, un gran cerebro cibernético, no es un gran computador; es una maquina que “piensa” por si misma sin necesidad de contrastar ninguna opinión, o, esperar recibir alguna orden para su continuidad. Esta máquina es una copia del cerebro de su desarrollador; copiando literalmente sus neuronas, redes neuronales y en fin todo su cerebro pudo controlar a una escala infinitamente mayor, todos los flujos de información, retroalimentándose de los conocimientos que intrínsecamente ya le fue concedido en su creación, más los que de una forma autónoma va adquiriendo cada nanosegundo de su existencia. Esto nos da la posibilidad de reducir los protocolos que nuestros cerebros desencadenan y aumentar por consiguiente la operatividad de la nave. Además de todo esto, como habréis podéis observar, solo con un pequeñísimo y reducido personal es posible controlar todo.

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El desplazamiento, el mantenimiento de orbita y otras variables para el control de los movimientos, etc. de nuestra nave lo efectuamos por la anti-gravedad, de forma que prácticamente no necesitamos propulsión alguna; nada más que unos pequeños impulsos con los cuales podemos alcanzar en pocos segundos y tras “blindar” los recintos donde se encuentren seres vivos, la velocidad de la luz y aun mas...

Nuestro anfitrión –Aramu- nos explicaba todo esto -a la vez-, en el idioma materno de cada uno de los cinco que allí nos encontrábamos; esto llegamos a descubrirlo por un comentario que hizo nuestro compañero de química, al alabar el buen alemán -este era el idioma del químico- que mantenía Aramu con nosotros... ¡un momento! dijo sin perder un segundo nuestro director, esto es imposible pues yo como ingles estoy oyendo a este alienígena en mi idioma materno, el ingles ¿cómo es esto posible?. Aramu que estaba atento a cualquier susurro que salía de nuestras bocas, nos aclaro, que al entrar todos nosotros en la instalación -la nave lunar diría yo- lunar, habíamos recibido por vía aérea al inhalar el primer “trago” de oxigeno un nano chip para la comprensión del idioma nativo de Aramu, pues él nos hablaba en su idioma, y de forma automática era procesado y traducido a nuestros cerebros sin necesidad de su previa audición, esto -nos dijo Aramu- evita la mala recepción por nuestros oídos, además de evitar que nuestro cerebro procese esta información de forma inadecuada, ya que, siempre desde que oímos hasta que se procesa por el cerebro esa información, hacemos inevitablemente “suposiciones” que en la mayoría de los casos interfieren con la realidad del que nos habla... Pidió disculpas por no habernos advertido sobre esta cuestión y que en adelante cualquier otro protocolo necesario mientras estuviésemos en la nave nos seria comunicado con anterioridad. Después de oír estas palabras, hubo una queja generalizada por todos nosotros, aunque aceptamos -¡qué otra cosa podíamos hacer!- de mala gana sus disculpas. En este momento, nuestro director solicito un nuevo receso para descansar, manifestando que tantas emociones y conocimientos nos habían agotado. Aramu se volvía a disculpar y nos conminó para que de inmediato pudiésemos ir a los aposentos que nos tenía previstos para tomar un nuevo descanso esta vez de quince minutos y que transcurridos estos pudiésemos seguir si era de nuestra apetencia con el recorrido por la nave y con las conversaciones.

Nuestra realidad era otra; teníamos que reunirnos con urgencia para analizar la situación y tomar decisiones.

Como de la nada, a pocos metros de donde nos encontrábamos, surgieron unas magnificas habitaciones listas para el descanso solicitado por nosotros. Agradeciéndole a nuestro anfitrión su comprensión, nos introducimos en las estancias que se nos ofrecían y de inmediato entablamos palabras cruzadas sobre los acontecimientos ultimísimos. Ya con un poco más de sosiego, y tras imponer el orden debido en nuestra fraternidad, comenzamos ahora sí a evaluar con calma las contingencias surgidas en la visita al interior de la “nave luna”. ¿Cómo no se nos había avisado de que éramos portadores de un “chip” -palabra esta desconocida por nosotros- en nuestros cuerpos? y, ¿qué más podría hacer este “chip” en nuestros organismos? ¿quizás nos habían leído nuestros cerebros y ahora podían saber que un pequeño ejército de Kroenen se había situado dentro de las instalaciones?... Mas preguntas incomodas se precipitaban en nuestra alocución sin respuestas concretas. Solo cabía seguir con la farsa sin que se nos notase demasiado nuestras preocupaciones; todo lo contrario: seguir recabando la enorme información que nos era ofrecida.

Transcurridos los quince minutos de asueto volvió aparecer Aramu ante nosotros para preguntarnos si era de nuestro agrado continuar con la exploración de la nave, cuestión esta a la que todos y de forma unánime respondimos que sí, que ansiábamos continuar y dábamos las gracias por tan magnífica oportunidad de ampliar nuestros conocimientos científicos con esta visita. Muy bien -respondió Aramu- sigamos entonces.

Tal como antes de la interrupción las maquinas que nos transportaron estaban dispuestas para montar en ellas, una vez todos dispuestos en estas, proseguimos la visita.

El siguiente episodio, tras abandonar la sala “cerebro” fue -siempre atravesando ahora puertas de “ectoplasma”-, una sala de luz rojiza-anaranjada, aquí se nos ofrecía un nuevo espectáculo aun más desconcertante que los anteriores, un mar de “magma” -siempre según nuestras apreciaciones- se hacía visible a nuestros ojos, grades burbujas que surgían del interior de esa superficie explotaban de forma contenida dejando escapar unos hilos de tenue luz verdosa y que desaparecían al instante. En ningún momento sentimos miedo ante tal espectáculo, no había ninguna subida apreciable en la temperatura de este gran espacio, ni de algún olor que pudiésemos situar como toxico; por si además de esto no fuese sorprendente, ningún sonido, o, ruido hacia de interferencia en nuestras palabras de asombro que íbamos pronunciando en nuestro deambular por este recinto. Aramu nos informó que este era el “combustible” de los motores y de la energía total necesaria para el sustento de la nave; aquí -seguía diciendo Aramu- está el verdadero logro de los constructores de la nave, nuestros queridos Seres de Luz. Haber podido “domar” esta energía sin que en ningún momento sea peligrosa ni contaminante para nosotros ni para las posibles nuevas formas de vida de los nuevos planetas que son visitados, explorados y colonizados por nuestras naves-robots, usando este mismo tipo de energía, esto supuso el gran logro en la colonización de vuestro planeta y el de otros muchos que existen repartidos por el gran cosmos y de los que somos sus protectores -quería decir Aramu ¿dueños?-.

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Las horas se sucedían con tanta rapidez en nuestro recorrido por esa inmensidad de salas, cada una con sus particulares y especificas funciones, que ya se había agotado el tiempo previsto para comunicarnos con nuestra base terrícola dentro del protocolo “Luces en la noche”. Nuestro jefe de expedición solicitó con cierta urgencia a Aramu, algún transceptor para establecer contacto con la tierra e informar que todos estábamos bien. Aramu comprendiendo la importancia de esta solicitud, nos emplazo a seguirle para acceder a una cabina de transmisiones para que desde allí nos pudiésemos ponernos en contacto con nuestros semejantes de la base. La transmisión fue eficaz y en un breve instante, estábamos viendo y hablando con los que habían quedado al mando en nuestras instalaciones. Al parecer según los comentarios de nuestros dos hermanos que habían quedado “apeados” del viaje a la Luna, salvo pequeños incidentes sin importancia todo funcionaba correctamente. Inmediatamente supimos que había graves problemas en nuestra base, pues, en el protocolo que habíamos suscrito los siete hermanos faltaban las claves -signos y palabras- con las que nos aseguraríamos la verdad de las comunicaciones Tierra-Luna y viceversa. ¡Había que regresar lo antes posible! pero ¿cómo? ¿nos dejaría Aramu regresar así como así, sin más?

Nuestro anfitrión nos había convocado en la Luna -su nave- para resolver que hacer con la maquina inventada por nosotros y con la propia base -y seguro con nosotros-...

Además estaba el asunto del comando de Kroenen que habíamos enviado con anterioridad aquí. Demasiados hilos sueltos; la cuestión no pintaba nada bien. Una rápida respuesta por parte de los cinco que allí estábamos, pesaba en nuestras cabezas. La solución vino rodada por lo evidente; había que sincerarse con Aramu al respecto del “comando Kroenen” y pedir un aplazamiento para resolver el asunto más crucial que hasta allí nos había llevado.

Al salir nos esperaba Aramu sin mimetizaje, con su aspecto real, con esos ojos de fulgor rojizo y en un ademan amenazador se dirigió a nosotros. ¡Habéis traicionado absolutamente la confianza que había depositado en vosotros como hombres libres y de buenas costumbres, además de grandes científicos! ¿qué os ha movido en vuestras conciencias para traer hasta aquí a esas aberraciones a las que llamáis Kroenen? ¿acaso pensasteis que esos horribles seres pasarían inadvertidos en nuestra nave? ¡os he mostrado parte de nuestros más secretos rincones y los avances a los que hemos llegado, tras cientos de miles de años de nuestras vidas! ¿Qué clase de monstruos crearon nuestros Seres de Luz allí, en ese planeta al que llamáis Tierra? Si por mí dependiera -seguía interpelándonos Aramu- os borraría de la faz de todo el cosmos, no dejaría ni el mas mínimo recuerdo de vuestro paso por el océano de luz en el que nos encontramos, sois igual que vuestras maquinas-hombres, seres abominables.


Nuestro director hizo acopio de valor y pronuncio unas contundentes palabras: somos como nos han creado los que tu denominas Seres de Luz, hombres con sus defectos, miedos y también con nuestros aciertos; aciertos como esta máquina que hemos desarrollado y que vosotros con tal cantidad de miles de años vividos, no habéis sido capaces de crear y por la que realmente estamos aquí. Tú haces de buen anfitrión esperando ganarte nuestra confianza para que te desvelemos los secretos de la maquina que traslada a cualquier especie de vida en un instante a cualquier confín del universo y sin necesidad de construir estos tipos de maquinas, muy bonitas e interesantes pero que conllevaran sin duda un gasto energético, que de algún sitio debéis de extraer. Ahora te pregunto yo, ¿cómo íbamos a fiarnos de unos seres que empiezan por imponernos sus criterios con amenazadoras palabras y acciones? ¿acaso te crees mejor que nosotros? ¿qué especie de vida sois vosotros?. Según tus palabras sois una sub-creación de los que denominas Seres de Luz ¿entonces quien es quien aquí?

¡Tú nos estas amenazando! ¿qué te parece si doy una sola orden para que esas aberraciones como tu denominas a los Kroenen, destruyan desde dentro esta nave? ¿si sabias de su existencia aquí? ¿porqué no los has neutralizado? ¡Aramu! -siguió diciendo nuestro director- te doy diez segundos para que rectifiques, o, de lo contrario y aunque nos cueste la vida a todos cumpliré con lo que te acabo de anunciar, activando el modo exterminación total a los Kroenen ¡responde! -nosotros estamos muertos de miedo, pues nunca habíamos visto ni oído a nuestro director y hermano retar de esa forma a nadie-.

El jefe de nuestra expedición, observaba el reloj de pulsera que portaba en su muñeca, ¿sería capaz de dar la orden a los Kroenen si transcurridos los diez segundos no había respuesta de Aramu?

El silencio y la inmovilidad de todos los que allí estábamos era cruel, nadie parecía respirar. Con un pequeño e imperceptible movimiento, nuestro director debió pulsar algún botón de su traje y activar a los Kroenen. En un momento todo era un caos alarmas de luz y sonoras y unas grandes vibraciones en el aire sacudían a la nave “Luna” era un gran terremoto; una rápida valoración se diría que de una escala de seis, o, más en la escala de Richter; nosotros nos hicimos una piña y con los brazos extendidos abrazamos a los compañeros que teníamos más próximos...

La conmoción duró no más de un minuto, tiempo este en el que Aramu, con mimetizaje de humano y gritando a nuestro director pedía desactivar a los Kroenen...

De nuevo el silencio se adueño de la nave, algunos estertores esporádicos se oían en la lejanía; la batalla había durado un minuto y la victoria -momentáneamente- era nuestra.

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En el hangar todo estaba previsto para nuestra partida, Aramu nos despedía con cierta tristeza en el semblante -ya no nos fiábamos; era un buen actor- y nos pedía nuestro próximo regreso para dar solución y terminar con el asunto de la maquina “Portal Galáctico”.

Michel, Amaranta y otro ser también con forma humana nos esperaban al pie de la rampa de acceso al interior de la pequeña -ahora nos parecía más pequeña aun al saber que estábamos en una a la que denominábamos “nuestra Luna”- nave espacial. Una vez dentro nos acomodamos tal como lo habíamos hecho en el viaje de ida y con los mismos protocolos que Michel se encargo de ejecutar a la perfección en este viaje de retorno.

Personalmente me sentía más seguro en la nave que nos había transportado hasta la Luna que en la presencia de de Aramu, ya fuese porque ahora conocía sus tretas y argucias para de un modo u otro conseguir sus objetivos. Muchísimas preguntas se agolpaban en mi cabeza y me hacían sentir pesado y de mala gana incluso para entablar conversación con mis compañeros; que por cierto permanecían cabizbajos en sus cómodos asientos y creo con ninguna ganas de entablar al igual que yo, conversación alguna. En un momento determinado del viaje, nuestro compañero de física óptica comenzó a reír, al principio muy suavemente, hasta alcanzar unas carcajadas desproporcionadas y de una forma descontrolada, nosotros lo mirábamos sin decir nada, pero en unos momentos nos había contagiado esa risa estúpida y todos -salvo los extraterrestres- reíamos a mandíbula batiente sin saber el porqué de esa risa histérica que hacia nos empezasen a doler los costados... el episodio, creo duro unos minutos, transcurridos los cuales estábamos exhaustos y nuestras preocupaciones parecían haber desaparecido como por arte de la risoterapia espontánea que nos había producido ver y oír a nuestro compañero. Gracias a esa estúpida risa pudimos retomar una conversación distendida y muy necesaria en esos momentos.

Nos dirigíamos a la Tierra con la seguridad de encontrarnos con graves problemas en nuestra base y sin ningún plan -esta vez no habíamos previsto tal eventualidad- establecido para atajarlo. De nuevo las palabras se nos precipitaban de unas bocas a otras, hasta que se impuso la disciplina de nuestra orden y poder así establecer un buen orden de intervención entre cada uno de nosotros. Como era lógico el director de la misión comenzó haciendo un planteamiento general -debo manifestar que muy acertado- desde nuestra partida de la Tierra hasta los momentos últimos transcurridos en la Luna. Posteriormente cada uno de nosotros fuimos aportando nuestras impresiones y sensaciones en todo este sorprenderte viaje. Las conclusiones a las que llegamos y según a que asuntos nos íbamos refiriéndonos, y a groso modo fueron las siguientes: En la nave luna habría como máximo quince extraterrestres. Aramu y compañía nos tenían verdadero miedo. Los compañeros extraterrestres -sus hermanos- de Aramu en la Tierra no sobrepasaban la cifra de tres en cada uno de los países más influyentes -hicimos una estimación de ocho países-. Los seres de Luz a los que hacía referencia Aramu, haría mucho los habían abandonado a su suerte, o, simplemente ya no existirían. Verdaderamente poseían una tecnología súper avanzada muy superior a la nuestra en todos los aspectos; en todos, salvo en lo referente a la nuestra maquina, ya que estos seres ansiaban con fruición, la maquina en sí, o, los planos de esta para poder ellos mismos construir una réplica. Una cosa estaba clara; el poder que estos extraterrestres decían poseer sobre la Tierra y por ende sobre los terrícolas -o sea sobre todos nosotros-, era un puro cuento, desde el punto de vista de una interesada paz; otra cosa sería que estos alienígenas dispusiesen en el interior de la nave luna algún tipo de arma, o, armas con las que pudiesen dar jaque a la Tierra, aunque esto último les reportase su propia desaparición. Había alguna simbiosis entre estos selenitas y los humanos; esto solo podían saberlo los estadistas que trataban con ellos en reuniones ultra secretas en los respectivos países de influencia donde podrían actuar y que por supuesto estos mismos países negaban con verdadero encono.


La visión de nuestro planeta aparecía majestuosamente ante nosotros tras salir de la “cara oculta” de la nave luna. Ellos disponían de una pequeña -momentánea- intimidad de movimientos sobre la superficie de su nave y poder efectuar ciertos experimentos, tal y como en un momento determinado nos relato Aramu.

La visión de nuestro planeta aproximándose a una cierta velocidad a nosotros nos producía sensaciones de pequeños orgasmos, comparables a la ingesta de algún tipo de alucinógeno de esos que dicen te transportan a otros planos de consciencia...

Las tres horas que transcurrieron hasta nuestro aterrizaje, fueron de una gran intensidad preparando un “contraataque”, imaginándonos las posibles situaciones hostiles a las que nos podríamos enfrentar.

Michel estaba atento a todas nuestras conversaciones, aunque en ningún momento intervino; solo lo hizo cuando nos anunció nos acercábamos a nuestra base y pregunto si necesitábamos algún tipo de ayuda. Nuestro jefe de expedición le espeto para que nos dijese que tipo de ayuda nos podía ofrecer en estos momentos tan delicados a los que deberíamos enfréntanos, el respondió diciéndonos poseía un artilugio, un pequeño aparato que daba la invisibilidad al portador y solo por un choque directo con otro humano seria detectable momentáneamente. Nuestra sorpresa y alegría fue mayúscula; Michel nos daba la oportunidad de pasar desapercibidos a los ojos de todos; esto era magnifico, simplemente genial. Michel nos recordó el embarque a su nave el día que partimos hacia la Luna y nos recordó la invisibilidad de la nave de transporte y que esa misma técnica la podíamos usar con nuestros semejantes en la base. Genial respondió nuestro guía ¿y de cuantos aparatos como ese dispones aquí? mas de los que necesitareis -respondió Michel-, con cinco son suficientes; somos cinco, así que ¿para que necesitaríamos más? nunca se sabe -espetó Michel- , si vosotros lo consideráis oportuno, Amaranta y yo mismo podemos acompañaros para intentar restablecer el orden en vuestra base y ¿con que fin nos prestaríais vuestra ayuda? ¿acaso Aramu os ha dado órdenes para no perdernos de vista utilizando cualquier tipo de treta? te equivocas, –volvía a decir Michel- mi compañera y yo creemos en vuestra bondad y por encima de todo somos vuestros antepasados y eso nos hace tomar partido por las causas justas; eso es todo, pero si lo prefieres nos volveremos a nuestros destinos aquí en la tierra y esperaremos las ordenes de Aramu.

La rotundidad y convicción con la que se había expresado Michel no dejaba lugar a dudas de ser ciertas sus intenciones. Muy bien -respondió nuestro director- así sea, nos acompañareis al interior de la base, aunque os debo anunciar que es posible salgáis heridos o aun peor, muertos. Los militares y otros políticos que pudimos reducir antes de nuestra partida, os aseguro son de lo más violento y chiflados que jamás antes vi. También os pido si es posible llevéis mas aparatos de esos de invisibilidad para los compañeros que dejamos en la base y posiblemente aun estén con vida, dalo por hecho –respondió Michel-.

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La nave aterrizó con una gran suavidad en el mismo lugar en la que la abordamos el día de nuestra partida, el tiempo aquí en las cercanías de nuestra base era desapacible negras nubes cruzaban los cielos y amenazaba lluvia de un momento a otro. Dentro de la nave hicimos un ensayo general sobre el uso y posibilidades de los aparatos de invisibilidad; Michel nos instruía con un gran ánimo y daba la sensación de ser uno más de nosotros, un “hombre de luz” que luchaba por la justicia universal -aunque esta frase estaba un poco pasada de moda diría yo- sin temor a sufrir ni a perder la vida en este empeño. Las maquina en cuestión no era mas grande que un paquete de tabaco y su uso era realmente sencillo; además de servir para otorgar la invisibilidad, podían mediante un pequeño toque realizado a la persona elegida, paralizar momentáneamente todo su cuerpo convirtiéndolos por unos minutos, e incluso horas en “estatuas de sal”.

Con el mimetizaje de invisibilidad total de la nave y el nuestro propio, bajamos a tierra –nunca mejor dicho- el terreno se encontraba muy húmedo y se veían charcos de agua debidos a la descarga de algunas de las grandes nubes que merodeaban sobre nuestras cabezas. Precisamos la hora en los relojes -salvo el compañero de física óptica y yo, que jamás habíamos portado uno-, como faltaban dos minutos para las doce horas AM, esperamos esos dos minutos repasando nuestros equipos. Habíamos cogido algunas piezas de la nave a modo de defensa personal, así como unas pequeñas linternas que también nos había facilitado Michel; todos estábamos ansiosos por comenzar la exploración y entrar en nuestra propia base y averiguar qué demonios estaba ocurriendo allí. Intentando hacer el mínimo ruido posible nos reunimos junto a la puerta de la base ordenados en fila india, dos centinelas guardaban la entrada; estos charlaban sin la más mínima preocupación por lo que acontecía al otro lado de la puerta, cuestión esta bastante razonable, pues los treinta y seis mil voltios que recorrían las dos cercas metálicas en paralelo una de la otra que rodeaban las instalaciones, hacia a todas luces infranqueable atravesarlas. El único modo de traspasar tan diabólica trampa era cortar la alimentación de esas redes metálicas de espino, nosotros sabíamos muy bien donde se encontraban los nodos de distribución entre unas y otras así que el compañero experto en electrónica y electricidad tomo la iniciativa y en silencio nos dio la señal para partir el solo hacia uno de estos nodos, nosotros le respondimos con el pulgar levantado como señal de aprobación, en unos momentos había desaparecido de nuestra vista; justo en ese momento comenzó a descargar un chubasco en forma de cortina de agua muy intenso, nosotros nos refugiamos lo mejor que pudimos debajo de un viejo aparcamiento de coches cercano a la entrada usado antes de la expansión del recinto y que debido al abandono de este amenazaba con desplomarse sobre nuestra cabezas si el viento arreciaba más de lo habitual. Cuantas veces -dijo nuestro director- habíamos propuesto el derribo de este aparcamiento y ahora me alegro de no haberlo realizado.

Habiendo transcurrido más de treinta minutos desde la partida de nuestro compañero, estábamos un tanto preocupados por su tardanza, comentando esto en voz baja entre nosotros y observando como el meteoro en forma de agua y viento aumentaba considerablemente su fuerza, vimos a unos doscientos metros un destello luminoso entre la maleza más cercana a la puerta de entrada; prestamos atención y estos destellos se correspondían con nuestro compañero transmitiéndonos en código morse las novedades de su incursión; el éxito había acompañado a este y ahora la valla estaba desconectada por lo que ahora sí podíamos acercarnos con mayor confianza sin el temor de quedar electrocutados por la descarga de esos miles de voltios procedentes de las alambradas. En un instante todos estábamos dispuestos para reunirnos en el lugar donde se emitían los destellos que nos enviaba nuestro compañero.

Una vez todos reagrupados trazamos la estrategia para penetrar en la base; uno de nosotros se haría visible ante la puerta metálica de la entrada y aporreando de forma descarada esta, quizás esto fuese tan sorprendente para los vigilantes que quedarían atónitos al ver que la persona que aporreaba la puerta no moría por electrocución, si esto fallaba dos de nosotros tendríamos que estar dispuestos a asaltar la puerta en “modo de invisibilidad” y tratar de noquear a los guardias. Nuestro director y por decisión personal fue hacia la puerta y agarrando el picaporte de esta -debo decir que en esos momentos más que un meteoro de viento y agua, parecía un huracán- y con el dispositivo de invisibilidad desconectado, comenzó a gritar a los guardias para llamar la atención de estos, tal como habíamos acordado, nuestra estrategia estaba funcionando y la sorpresa de estos fue mayúscula, no daban crédito a sus ojos y desde el lugar donde nos encontrábamos podíamos apreciar que el miedo se había apoderado de ellos, pues en su confusión, comenzaron a discutir entre sobre qué hacer, por fin uno de ellos –seguramente el más miedoso- levanto su arma apuntando hacia la puerta donde se encontraba nuestro compañero vociferando no se qué cosas; pues entre el ruido del viento y el agua no podíamos oír con certeza su alocución. Justo en esos momentos de angustia –todos temíamos del centinela efectuara un disparo sobre el compañero- los dos que habíamos optado por el asalto de la puerta en modo invisibilidad, nos encontrábamos ya junto al asustado guardia y de un golpe certero pudimos noquearle sin que a este le diese tiempo de apretar el gatillo de su fusil, el otro guardián de la puerta corría hacia el garito donde se encontraban los sistemas de alarmas, nosotros, impotentes al no poder alcanzarlo, creímos seriamos descubiertos, mas cuán grande fue nuestra sorpresa al no oír ni ver ninguna señal de alarma en la base; obviamente algo había fallado en el sistema de detención de intrusos. Delante de la puerta de la garita, vimos al pobre centinela arrodillado en el suelo pidiendo no ser ejecutado y manifestando constantemente ¡me rindo, me rindo... acercándome un poco le dije que se podía levantar y que colocase las manos detrás de la nuca para ser cacheado, este obedeció al momento.

Lo más difícil estaba hecho; ahora había que averiguar de primera mano qué había ocurrido allí. Michel en un audaz golpe de efecto, había partido hacia su nave sin decirnos nada; esto nos alarmó pues pensábamos nos había abandonado; todo lo contrario, un pequeño destello nos hizo levantar nuestras cabezas para observar como la nave de Michel se había elevado y trasladado lo suficiente como para estar encima de nosotros. Como si de un gigantesco paragua se tratara la nave impedía nos cayese esa gran tromba de agua que ahora se desataba a nuestro alrededor, el viento tampoco nos afectaba era como si la propia nave hiciese un vacio a propósito para nosotros. Descendiendo con cuidado y sin dejar de avanzar por el gran patio de nuestra base pudimos ver la rampa de la nave abriéndose y bajando casi hasta nuestros pies; Amaranta nos indico con gestos subir; así lo hicimos. Con rapidez volvimos a bordo de la nave y desde aquí y siempre en modo de invisibilidad pudimos aterrizar en el patio interior de nuestra base. ¿cómo puede ser que no nos detectaran los radares de superficie aquí instalados? y ¿como no sonaron las alarmas cuando el centinela apretó el pulsador dispuesto a tal efecto?, estas y algunas otras reflexiones las hacia nuestro director en voz alta; la contestación vino dada por nuestro compañero en electrónica quien nos relato que tras desconectar la valla electrificada, puso pies en polvorosa hacia donde se encontraban los controles de todos los equipos de transmisión y otros como los que controlaban todas las alarmas exteriores e interiores, por eso tarde tanto tiempo en regresar junto a vosotros; ahora -seguía manifestando nuestro compañero- podemos ir y venir sin ser detectados por estas alarmas que yo mismo diseñe e hice instalar y ahora he inutilizado. De nuevo con los pies sobre el gran patio de nuestra base y con la nave como escudo y vía de escape en caso desesperado, fuimos entrando sin ser detectados tanto a la vista de las cámaras como a la de los ojos humanos. Una vez en el interior de la base nos repartiríamos las tareas que, sobre la marcha habíamos improvisado. La misión que se me encomendó a mí, era la de acceder a las instalaciones donde se encontraban las cabeza de los Bafomet y a la sala contigua donde se encontraban los cuerpos con los restos humanos sumergidos dentro de los grandes bidones en ese liquido viscoso. Una vez si conseguía llegar, debia instruir a los dos semi-humanos para que fuesen el escudo de avanzadilla, ante la resistencia que a buen seguro nos encontraríamos al manifestar nuestra presencia. El silencio y una oscuridad poco habitual reinaba en el interior de las instalaciones, parecía como si nadie habitase en ellas, nosotros nos mirábamos y nos preguntábamos si no se trataría de una trampa y en realidad ya habíamos sido descubiertos y solo esperaban caer sobre nosotros. Avanzando con la máxima cautela nos separamos al llegar al final del pasillo por el que habíamos accedido desde el exterior y que comunicaba con otros cinco pasillos que se abrían como cinco bocas dispuestas a tragarse al que se atreviera adentrase en sus fauces. La luz de una de las linternas que nos había facilitado Michel iluminaba con profusión el pasillo que había de llevarme a la sala de las cabezas, unos destellos naranjas producidos por las pequeñas balizas de señalización en caso de emergencia las podía observar en la distancia, con el coraje que da la ausencia de pensamientos adversos, me adentraba en dirección a mi objetivo. Recuerdo como en un recodo del pasillo por el que transitaba aviste una sombra que se hizo invisible al ser iluminada por mi linterna, esto me hizo disminuir la intensidad de esta -nuestras linternas poseían un dispositivo para tal fin; un gran avance pensé- para en el caso de estar siendo observado no ser detectada mi presencia con facilidad. Ya cerca de mi objetivo pude oír perfectamente unos pasos y algún murmullo procedentes del interior de la sala de los Bafomet; mis músculos se tensaron y todo mi cuerpo se dispuso como el de un cazador avezado que sabe bien que de un momento a otro puede pasar de ser cazador a presa. Delante de la puerta que daba acceso a mi objetivo, me detuve apague la linterna y doble las rodillas hasta sentir con las palmas de mis manos el frio suelo, en esa postura fui extendiendo mi cuerpo hasta adoptar la posición de reptar con él y avanzar de esta forma al interior de la sala. Mi apreciación había sido exacta, dos hombres hablaban en voz baja iluminados con una pequeña luminaria, los podía distinguir ahora con mayor claridad aunque no llegaba a ver bien sus caras, aunque algunos de sus rasgos me parecieron conocidos por mí. Un pequeño recipiente de cristal que por algún motivo no se encontraba en su lugar habitual y que yacía en el suelo justo en mi espacio de visión y a mi alcance, lo tome y lo arroje en la dirección donde se encontraban estos sujetos, la sorpresa de ambos fue muy grande pues en un rápido movimiento de estos, dirigieron sus miradas hacia el objeto que se había hecho añicos tras el impacto, uno de ellos saco un arma de su bolsillo y apuntando al frente avanzo hasta alcanzar el lugar donde este frasco se había estrellado. No es nada le comento al que había quedado a unos pasos de él, es una probeta, debe haberse caído de alguna estantería -dijo el que portaba la pistola-, sigamos con nuestro trabajo. Ahora al oír la voz del pistolero con mas claridad, pude reconocer esta, no había duda, se trataba de uno de mis queridos compañeros y hermanos que no pudieron viajar con nosotros a la Luna, mi sorpresa fue grande; sin levantarme del suelo por si a mi hermano le daba por apretar el gatillo del arma que aun portaba entre las manos, le hablé con la voz entrecortada anunciando mi presencia y pronunciado mi nombre. ¿Quién eres maldito? –respondió el que portaba el arma- ¡nuestro querido hermano por el que te haces pasar ya no está entre nosotros! –seguía argumentando el de la pistola-; soy yo –le respondí- ponedme a prueba; pedidme una palabra de paso y os la daré, muy bien –dijo- y pronuncio unas frases solo conocidas por algún iniciado en la orden y a las que respondí sin dudar. La voz de mi querido compañero, me indico cerrar la puerta del laboratorio; así lo hice y en ese momento las luces de la estancia se encendieron y ya con la certeza de saberme en buenas manos, desconecté la “invisibilidad” me dirigí a ambos; y nos fundimos en un fraternal abrazo de mutuo reconocimiento. Las explicaciones y avatares del viaje lunar fueron más breves de lo deseado por mi y por ellos, ahora lo más importante era saber qué demonios había ocurrido aquí. Ellos se apresuraron en ponerme al corriente. Al parecer y debido a nuestra gran demora los militares y los políticos que habían quedado a buen recaudo encontraron la forma de minar la moral de sus vigilantes y con unas buenas cantidades de dinero fueron suficientes argumentos para que estos liberaran las cerraduras de sus improvisadas celdas; el resto ya te lo puedes imaginar -me comunicaba uno de los compañeros-. El resto de los guardas de seguridad se sumaron a la rebelión, aunque hubo algunos que se negaron y por ello sustituyeron a los traidores en sus celdas. La cuestión estaba suficientemente clara; los militares y los políticos habían tomado el control de la base, los científicos, el personal técnico y la mayoría de los trabajadores eran obligados a continuar con sus labores cotidianas bajo amenaza de muerte y fuertemente vigilados.

Mi objetivo –formar dos nuevos Kroenen- estaba ya al alcance de mis manos; o, mejor dicho de nuestras manos, pues los dos colegas que se encontraban en la sala de los Bafomet habían discurrido la misma estrategia que nosotros y al parecer ya tenían casi listo uno de los Kroenen.

A la hora prevista nos reunimos los cinco viajeros regresados de “Lunatis” junto con Michel y Amaranta más los dos hermanos que por fortuna pude encontrar en la sala de las cabezas. Hubo un gran regocijo por parte de los cuatro hermanos al verme llegar con los otros dos hermanos; tras unos afectuosos y fraternales abrazos nos situamos en el sollado reservado al personal técnico; este era uno de los lugares más seguros de la base, pues para poder acceder allí había que tomar un largo e interminable pasillo sin más conexión a otras estancias por lo que era prácticamente imposible ser sorprendidos por ningún humano de la base.

Con uno de los hermanos haciendo el oficio de vigilante exterior, estábamos a cubierto de cualquier indiscreción profana a nuestros intereses. Los compañeros habían procedido con éxito cada uno con los cometidos acordados a nuestra llegada a la base. Estos habían sido entre otros averiguar el emplazamiento del puesto de mando de los militares, la revisión de los generadores y como no, entre otros, el lugar donde tenían retenidos al personal restante de la base.

Las opiniones de todos los que allí estábamos, incluidos los dos lunáticos, se planteaban con gran cordura, por turnos y con los tiempos adecuados en cada intervención. Transcurridas dos horas aproximadamente, se tomo por acuerdo mayoritario, intentar atraer con una excusa irrefutable -por ejemplo, conferenciar con Aramu- y con la colaboración del personal de la base retenidos contra su voluntad, a los golpistas mas destacados, a la gran sala del Portal Galáctico; una vez allí serian encerrados en la citada sala, y poner en marcha el anillo hasta conseguir borrar de sus mentes todo lo que había trascendido en la base. La estratagema planteada tenia “buena pinta”; aunque para llevarla a cabo con éxito necesitaríamos de un plan muy elaborado; a sabiendas que ya una vez se la habíamos jugado y estarían totalmente en alerta.

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Recuerdo muy bien, esos momentos de elucubraciones sobre la forma de atraer la atención a los que queríamos dejar KO dentro la sala del anillo; cuando de repente empezaron a sonar las alarmas en el interior de la sala del anillo; aquí y ahora, todo se centraba en ese asunto y por consiguiente lo demás había quedado relegado. Como un gran latigazo, los científicos que permanecían retenidos contra su voluntad, fueron llamados a sus puestos de trabajo en la sala de control del anillo; algo había puesto de nuevo en marcha la transmisión Luna-Tierra. Efectivamente la imagen del extraterrestre Aramu aparecía en los monitores de imágenes procedentes de nuestro planeta... La emoción -creo- de todos -sublevados y adictos- contrajo los ánimos de los que allí estábamos; cualquier cosa, cualquier cuestión, fuera de nuestro alcance podía sobrevenir. En las pantallas de los monitores de televisión, se pudo apreciar de nuevo la imagen de un amable Aramu, que, exigía de forma inmediata la comparecencia en la sala del anillo galáctico de todo el personal de la base, lanzando amenazas terribles y definitivas de no cumplir con esta demanda.

Los responsables políticos y militares acudieron los primeros a esta cita, pues el miedo de estos es comparable al que pueda sentir una rata acorralada. Ellos siempre se sienten seguros por la protección que le ofrecen sus sicarios comprados por el dinero y nunca por sus actuaciones falsas y deleznables.

Con la imagen de Aramu presente en los monitores y transformada su imagen desde el ser amable a la del ser monstruoso que a nuestra visión humana ofrecía su propia identidad, no cesaba de estar presente en ese monitoreo constante al que eran sometidos todos los técnicos y demás personal y que tenían acceso a estas imágenes. Con una cierta lógica, los insubordinados -políticos y militares-, hicieron traer a los controladores de los sistemas electrónicos, eléctricos, y por fin a todos lo que tuviesen algo que ver con el Portal Galáctico, para que se instalasen en sus respectivos puestos bajo la vigilancia de dos guardias armados .Esto supuso para los colegas retenidos contra su voluntad volver al control del sistema del Portal y esto claro esta representaba el principio del final de los “golpistas”; pues si accedían a la petición de Aramu, estarían perdidos. Una vez que todos trabajadores, militares y políticos, se encontraban dentro de la gran sala de Portal Galáctico, este (el anillo) y de una forma imprevista comenzó a girar ante el asombro de todos los allí concentrados; algunos al darse cuenta del asunto se dirigieron a la puerta por la que habían accedido; lastima por ellos, ya que la puerta se encontraban bloqueada y su apertura al exterior era infranqueable.

En este estado de cosas, los militares y los políticos se miraban con caras de terror y desconcierto, gritando, vociferando y al fin maldiciendo el engaño que ahora, eran conscientes al que se habían sometido de nuevo por su estupidez. El anillo comenzó a girar, esa luz que en el momento más álgido podía ser nefasta para las neuronas de los que contemplaban este espectáculo a esa distancia y sin las medidas de seguridad descubiertas posterior a su puesta en funcionamiento, llevaría inefablemente a todos los allí presentes a “ser borrados” de sus recuerdos y con la mala o buena consideración de los que en ese momento manejaban el Portal; ya que estos momentos vividos podrían quedar borrados desde la más intima niñez, o, hasta los años, meses, o días que dictaminaran los controladores del propio portal.

Nuestro amigo Michel, según nos explico mas tarde, había salido de la base sin ser detectado; al parecer se estaba aburriendo con tantos preparativos y charlas para atraer a la sala del gran anillo a los “golpistas” y sin decir nada opto por establecer contacto con Aramu y decidieron planear y ejecutar esta estratagema de inmediato. Nosotros acudimos dando una gran carrera a la sala de control sin miedo a ser descubiertos, pues en la sala del anillo se encontraban todo el personal de la base; todos salvo los anteriormente mencionados y nosotros. La sorpresa de los compañeros al vernos entrar fue mayúscula; también para los dos guardias al servicio de los golpistas que habían acompañado a los científicos a esta sala, estos quedaron paralizados al vernos y comprendiendo la situación arrojaron sus armas al suelo, levantando los brazos. Yo mismo acompañado por otro compañero los conducimos a la sala del Portal Galáctico; allí se encontraba Amaranta vigilando para que nadie pudiese salir, ella había sido la que había bloqueado la puerta una vez estuvieron todos dentro. Desde luego el plan de Michel había sido tan perfecto, que ninguno de nosotros pudimos notar la ausencia de ambos mientras nos entregábamos a nuestras deliberaciones. Con un rápido movimiento Amaranta entreabrió la puerta empujando a los dos guardias al interior cerrando de golpe la puerta bloqueándola de nuevo. Aramu volviendo a su aspecto más amble-humano, comenzó a hablar con nuestro director sobre que hacer con los amotinados. La cuestión estaba clara borrar sus memorias desde los momentos anteriores al proyecto del Portal.

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El anillo comenzó a girar y las columnas empezaron a descargar sobre este los arcos eléctricos –a estas alturas no sabría decir si los arcos eléctricos se generaban de uno u otro lado- con su atronador ruido; algunos de los que se encontraban allí rezaban, otros gritaban, y los demás simplemente habían aceptado su fatal destino; la muerte. Claro estaba que allí no iba a morir nadie; más lo que andan con la maldad por el mundo, creen que sus destinos iban a ser tan crueles como ellos lo serian para los demás. Después de un buen rato de funcionamiento, el anillo comenzó a detenerse, todos habían sido expuestos a la terrible luz que generaba el anillo y sus columnas al entrar en funcionamiento. La frecuencia que había sido seleccionada era la que correspondía exactamente con la frecuencia de resonancia de la glándula pineal pudiendo ser afectada esta para borrar con un margen de error bajo, el momento, o, los momentos de recuerdos deseados. La iluminación en la sala se había reducido a una semi penumbra; la puerta de acceso había quedado abierta para que todos los que allí habían permanecido y expuestos a la radiación generada por el anillo pudiesen salir.

Una gran confusión y un suave murmullo acompañaba a los que habían pertrechado la sublevación, y que con pasos torpes iban abandonando la estancia. Nosotros por nuestra parte los esperábamos en el pasillo de acceso y hacíamos los mismos torpes movimientos que ellos haciéndoles creer que también habíamos entrado allí y ahora abandonábamos juntos el lugar. Los políticos y militares se preguntaban unos a otros que había ocurrido y que hacían en esa gran sala; nosotros atentos a las preguntas respondimos que esa gran sala se había habilitado como refugio en caso de algún ataque exterior, o por algún tipo de fenómeno natural que pudiese afectar la vida de nosotros como en este caso había ocurrido. Un aviso de terremoto fue el que nos hizo refugiarnos en ese lugar ¿no se acuerdan? -les preguntaba nuestro director-, sí respondían algunos es verdad recuerdo algo, se decían unos a otros, ¿ya paso el peligro? -nuestro director respondió- la primera onda sísmica se ha desviado de nuestra base aunque se recomienda la evacuación de la base de todo el personal que no sea estrictamente necesario para el funcionamiento de esta; nosotros -hablaba el director- ya hemos dispuesto los autobuses para que puedan ser evacuados con toda rapidez. Así sea no perdamos más tiempo -dijo el máximo responsable de los militares- en abandonar estas instalaciones. Todos nosotros estábamos de enhorabuena y sin que se notase lo mas mínimo, celebramos con nuestras miradas cómplices la partida de todos los “insurgentes”. Había sido tan fácil que aun no lo creíamos; lo que podía haber acabado en un derramamiento de sangre para establecer el orden dentro de la base, había acabado al plantearse una buena estrategia en un simple “traslado”.

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Alcanzado el normal estado de cosas en las instalaciones, había que restablecer conexión con Aramu. Este había sido informado por Michel de todo lo acontecido desde el día de partida de los militares, políticos y sus adeptos, habían transcurrido tres días y era necesario una entrevista con el jefe de la estación lunar.

Parecía que la sincronicidad estaba presente; no habían transcurrido unas horas desde que en la comida habíamos hablado de este asunto cuando de repente sonó la señal que nos advertía de la presencia de Aramu en nuestros monitores. Con un aspecto de lo más agradable se desasía en elogios por nuestra actuación y la de sus colegas. Todo ha funcionado a la perfección -comentó- ahora creo que ha llegado el momento de reencontrarnos y buscar una solución que sea aceptable para todos acerca de la maquina, si vosotros estáis de acuerdo puedo visitaros en vuestra base el día que acordemos sin demorar demasiado la cita. Estoy de acuerdo -se pronuncio nuestro director- dejaremos un plazo de tres días para que podamos seguir poniendo orden en la base y pasado ese plazo nos veremos aquí. Muy bien -dijo Aramu- así será, y con una amplia sonrisa se despidió de nosotros.

Los trabajos para restablecer el funcionamiento de la base en sus límites aceptables nos llevaron los días que habíamos previsto y un gran desgaste físico a todos los que allí permanecíamos, afortunadamente nos habíamos quitado un enorme peso con la partida de los “insurgentes”; los trabajos se realizaban de forma autónoma, cada uno de nosotros sabía perfectamente su cometido y lo realizamos sin que hubiesen los impedimentos de los que queriendo esconder su falta de estima, abusan con sus ordenes por razón de estatus; los burócratas, que llevados normalmente por la incapacidad de una “visión global” en el trabajo, dictan ordenes a diestro y siniestro con el único fin de dirimirse como “grandes valedores del sistema”... retrasando, duplicando, y en muchos casos haciendo fracasar por sus egocentrismos, las iniciativas de los más avezados.

Con la satisfacción del trabajo bien hecho, nos reunimos para dilucidar que íbamos hacer con el Portal Galáctico y con todo el conocimiento que en estos últimos días habíamos acumulado en las relaciones que habíamos mantenido con nuestros ahora por fin “amigos lunáticos”. Aramu nos había pedido, y también exigido en su momento nos deshiciésemos de la maquina; ese volvería ser -estábamos convencidos- el centro de su planteamiento, ¿pero que debíamos hacer nosotros después de padecer en nuestras propias carnes la iniquidad humana?. Tras debatir algunas horas, todos estábamos de acuerdo en desmontar la maquina; el Portal habría que “retirarlo de la circulación” por el bien común de los más desfavorecidos; nos imaginamos a esos tiranos que habíamos alejado de nuestra base y que solo eran una pequeña muestra de la gran cantidad de ellos que pueblan nuestro planeta; la maquina se desmontaría, pero en ningún caso se destruiría. Había que buscar un lugar seguro donde poder almacenarla sin que ningún profano osase jamás encontrarla, nosotros estábamos en un momento clave de la evolución tecnológica de la humanidad pero ¿cuál sería el devenir de esta humanidad en el siglo XXI y venideros...?

Quizás los humanos para entonces hayan aprendido valorar desde otra perspectiva la significancia de este hallazgo y por consiguiente a darle un fin absolutamente exquisito para el bien de esta y, quien sabe, otra-s “humanidades” -reflexionaba nuestro director y nosotros asentíamos con nuestros gestos-. Aunque de acuerdo entre nosotros en lo que respectaba el asunto de la maquina, pretendíamos que Aramu nos hiciese algún tipo de contrapropuesta tan importante como lo era para nosotros el Portal Galáctico; alguna compensación por “destruir” la maquina y los planos de esta –he de confesar que ni lo uno ni lo otro íbamos hacer-, pero ¿qué?... mejor -pensamos nosotros- que fuese el mismo quien nos sorprendiera, y si no era de nuestro agrado, o, no estaba a la altura de nuestro descubrimiento lo que nos ofreciera, no aceptar la desaparición de nuestra maquina. Todos en pie y de forma ritualística aunque improvisada, formamos una “cadena de unión” y dimos gracias al Gran Arquitecto del Universo por los errores y también aciertos que en estos últimos días habíamos pasado. Ahora solo nos quedaba esperar el advenimiento de Aramu; esta función estaba a punto de terminar, ojala que los espectadores y actores -al fin y al cabo como en la vida cotidiana, éramos nosotros mismos, unas veces siendo observados y otras actuando- al final, nos diésemos un fuerte aplauso, los unos a los otros.

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Aramu se hizo visible en nuestros parlantes y monitores, tras saludarnos a todos afectuosamente, nos anuncio su llegada lamentándose no haber podido realizarla en el plazo previsto y hacerlo ahora dos días después de lo pactado. Mañana -anunció- me reuniré con vosotros si os sigue pareciendo bien; decidme a qué hora debo hacerlo y allí estaré. Nuestro director le respondió aceptando sus disculpas y dándole la hora del encuentro. Tras unas amigables palabras de ambos y en un tono muy cordial se despidieron hasta el próximo día.


Nuestros amigos Michel y Amaranta habían partido hacia ya cuatro días, en principio según nos dijeron tenían que asistir a sus respectivos hogares y obligaciones aquí en la Tierra, dejados estos de un lado por todos los acontecimientos acaecidos y de los que todos habíamos sido testigos.

A la hora anunciada una pequeña polvareda se hizo visible en el centro de nuestra plaza que separaba unos recintos de otros de nuestra base, poco a poco se fue haciendo visible una nave –para nosotros ya familiar- en la que viajaba Aramu, desde sus ventanas se podían apreciar las figuras de cinco viajeros, alguno de ellos saludaban y hacían gestos amistosos con las palmas de las manos levantadas. La rampa de la nave se hizo también visible y de ella empezaron a descender nuestros invitados, habría la comitiva, un “hombre” muy alto y con lo que parecía una insignia portada en un pequeño mástil, tras el pudimos reconocer a Aramu con un resplandeciente uniforme de gala, muy brillante y con unos adornos que le hacían parecer un dios menor llegado de alguna lejana galaxia... Nosotros nos habíamos situado de forma protocolaria haciendo una fila triple en la que nos reuníamos todos los habitantes de la base. Al frente de esta nuestro director y los que de alguna forma más activa participábamos en el proyecto de la creación y puesta en marcha de la maquina –el Portal Galáctico-. Con todos los visitantes ya desembarcados de la nave, nuestro director se adelanto y saludó a Aramu y a sus acompañantes; pasando después a presentar a los que allí estábamos, uno a uno y por filas. Esto era muy importante para nuestros compañeros que aun no habían tomado contacto directo con los lunáticos, ya que este estrechamiento de manos hacia creer a estos, fehacientemente la existencia más que real de estos seres y por supuesto la vibración que ese estrechamiento de manos lleva consigo en cualquier circunstancia – aunque he de decir que en muchas ocasiones y cuando se trata de visitas “oficiales”, la hipocresía reina en estos aprietes de mano acompañadas de falsas sonrisas-. Tras este acto protocolario nos reunimos en la sala que habíamos habilitado para tal efecto. Aramu se situó en el centro de la mesa, los demás le rodeábamos a la espera que el fuese el primero en abrir el debate; con voz seria pero melosa, empezó a rememorar el primer encuentro con el Kroenen y hablaba sobre el gran sobresalto y también miedo –esto era algo sorprendente pues en ningún momento se había filtrado por su conducta esta sensación- que habían experimentado al ver a este ser... de esta forma fue rememorando todos y cada uno de los contactos acaecidos y las consecuencias que, para ellos tuvieron estos encuentros...Transcurrió más de una hora la disertación de Aramu, en la que hubo reproches de un lado y del otro.

Esto nos hizo reflexionar a todos sobre la necesidad de ocultar nuestra maquina -debo recordar que Aramu debía creer sin dudas que la íbamos hacer desaparecer-, fue un planteamiento valiente en el que en ningún momento pudimos sentir en estas palabras rencor alguno. Nuestro director agradeció la oratoria del principal visitante, y mostro la necesidad imperiosa de que estos encuentros continuasen en el tiempo para nuestro bien y el de toda la humanidad. Cuando las palabras más amables habían acabado, pasamos a la cuestión relevante: el Portal Galáctico. Como era correcto en estos asuntos, nuestro director cedió la palabra a Aramu para que expusiese sus argumentos; este, con un tono rojizo en sus ojos expuso de forma breve pero contundente la necesidad de desmantelar y posteriormente destruir la ¡dichosa maquina! -aquí elevo la voz de manera ostensible-; aunque agradeció la existencia de dicha maquina al haber abierto un contacto nunca pensado ni planteado entre ellos y los humanos.

Nuestro director sopeso la importancia de la investigación y posterior construcción de “la maquina” y argumentó varias posibilidades para la desaparición de nuestro Portal. Como habíamos previsto solicito de Aramu la relevación de algún importante secreto que pudiese dar Luz a nuestra humanidad y respondiese al sacrificio de este invento. Aramu en un principio se negó; vuestra maquina debe desaparecer sin más -corto de forma súbita-.

Nuestro representante le recordó que si la obstinación iba a ser la tónica de esta reunión, la nuestra seria en dejar a nuestros Kroenen en su ciudad bajo la amenaza de destruirla en cualquier momento. Tres horas después, la reunión seguía estancada; por lo que he obviado en este diario esa parte ya que fue de lo más aburrida. En un momento determinado Aramu solicito amablemente un receso argumentando sentirse un poco cansado, como es natural nuestro director le ofreció una habitación dentro de las instalaciones para poder descansar y tomar nuevas energías, Aramu agradeció el gesto pero prefería retirarse con su comitiva a su nave y tomar este descanso allí. Michel -que también asistía a esta reunión-, nos hizo una apreciación al abandonar Aramu la sala de reuniones: creo que ahora mi jefe se comunicara directamente con los Seres de Luz para pedir y recibir órdenes de estos, tras vuestras duras reivindicaciones, seguramente –nos seguía diciendo Michel- traerá algún buen acuerdo al que no os podáis negar; os aconsejo si me lo permitid y por la amistad que hemos podido labrar en estos días, toméis este acuerdo y no forcéis mas esta situación ya que los Seres de Luz pueden ser imprevisibles en un momento determinado y temo que esto no acabe bien para vosotros y por ende también para nosotros.

Al cabo de una hora aproximadamente volvió aparecer Aramu con un semblante menos radiante que al inicio de la reunión y pidió seguir con las conversaciones. Nuestro director se mostro amable y receptivo con Aramu invitándolo a continuar. Aramu sin mostrar ninguna emoción en su rostro -sobre todo en sus ojos, que a estas alturas, eran ya para nosotros un semáforo de cómo se encontraba anímicamente- y el tono de voz, nos manifestó lo siguiente: He tenido una larga comunicación con los Seres de Luz y me han pedido os transmita un último acuerdo para poder cerrar esta reunión con el éxito que todos esperamos por el bien de toda la humanidad. Estamos de acuerdo -se pronuncio Aramu- en entregaros a cambio de la destrucción total del que denomináis Portal Galáctico, un importante descubrimiento con el que podréis dar más luz a vuestra civilización. La única condición que pedimos a la entrega de este magnífico descubrimiento, comparable al de vuestro Portal, será que permanezca en total secreto para, absolutamente todas las personas humanas, ajenas a las que participan en esta reunión, para ello os colocaremos un pequeño implante en vuestro organismo con el que podremos controlar si cumplid con vuestra palabra; además con este pequeño dispositivo podréis estar en contacto permanente cuando lo deseéis con alguno de nosotros. Ahora decidme si os parece bien este acuerdo -manifestó Aramu-, nuestro director se dirigió al representante de los Seres de Luz y le espetó: ¿cómo nos pide nuestra opinión sin saber de qué tipo de descubrimiento se trata?, además nos quiere “marcar” como si fuésemos algún tipo de rebaño. Creo -siguió diciendo nuestro director- con todo respeto, o, sin él, nos tomáis por muy tontos; esto es inaceptable y os encomiendo que de inmediato nos deis a conocer de que “regalo” habláis -dando un fortísimo golpe con la mano sobre la mesa-; ¡responded!. Aramu, dio un respingo que casi le hace levantarse del sillón de forma automática con el tremendo golpe que nuestro director había descargado sobre la mesa. Disculpad -respondió de inmediato Aramu- he sido muy torpe al no exponeros desde el principio de que magnifico descubrimiento se trata; os lo diré de inmediato, aunque he de asegurarme que en esta sala no exista ningún micrófono con el que nos puedan espiar. Muy bien haced lo que os dé la gana -respondió ahora nuestro compañero encargado de la electrónica y comunicaciones de la base- yo mismo he revisado la sala de conferencias en la que nos encontramos con anterioridad al comienzo de esta reunión y os aseguro que si hubiese algún micrófono, o, algún otro artefacto con el que pudiésemos ser espiados, lo hubiese detectado. De acuerdo -manifestó Aramu- no esperaba menos de vuestras capacidades, aunque era mi obligación recordarlo; dicho esto voy a proceder a presentaros nuestro regalo.

Se trata de una especie de transceptor minúsculo con el cual podréis desplazaros de un universo a otro, pero no podréis interactuar en estos universos; seréis como fantasmas que asisten a los acontecimientos que ocurren dentro de estos universos y más concretamente en los planetas habitados por seres vivos de todo tipo; pero en ningún momento seréis vistos por esos seres y tampoco a vosotros os afectara nada de lo pueda ocurrir en esos planetas. Para conocer donde se encuentran estos universos y los planetas habitados en ellos, os entregaremos unos mapas galácticos con las “frecuencias” donde se encuentran estos; es como moveros por el dial de una radio domestica en la que podéis seleccionar una u otra banda y dentro de cada banda una frecuencia -una emisora-, en este caso en concreto, el planeta en el que exista algún tipo de vida... Todos estos secretos y los que ahora os voy a manifestar deben quedar como vosotros en vuestra hermandad decid “bajo cubierto”; a esto me refería de forma torpe anteriormente cuando os pedí la aceptación de este acuerdo. Creo -seguía con su discurso- llegado este momento, debemos mis congéneres y yo mismo abandonar esta sala para que podáis discutir libremente y el tiempo que necesitéis este acuerdo.

Nos parece muy bien -respondió nuestro director- así sea. De inmediato todos los selenitas se pusieron en pie para abandonar la sala de conferencias, -Michel susurro mientras abandonaban la sala que ellos estarían en su nave- hasta el momento que tomásemos una decisión al respecto.

Bueno qué os parece esta propuesta -preguntó nuestro director- a mí personalmente me ha sorprendido en gran medida ¿y a vosotros? Hubo distintas opiniones al respecto; pero todos coincidimos que cuando menos era algo sorprendente y fuera de lo común, jamás se nos hubiese ocurrido la posible existencia de un artefacto así. Había muchas preguntas para Aramu acerca de este invento. ¿cómo podríamos desplazarnos de un universo a otro? ¿había más de un universo conocido? ¿de qué diablos hablaba Aramu? ¿nos estaría tomando el pelo para ganar tiempo? ¿Qué nos ocurriría si nos implantaban ese pequeño aparato; nos controlarían la mente? 

Muchas más preguntas se plantearon en las dos horas que pasamos reunidos, había que tomar una decisión que nos afectaría para toda nuestra vida; eso era seguro. En cuanto a la desaparición de nuestro Portal Galáctico, hubo algunos que opinaron que eso sería una locura y un desperdicio para el avance de nuestro planeta, aunque a la vez todos estábamos de acuerdo en el posible control de nuestra máquina por algún estado con pretensiones de supremacía sobre las otras naciones, sería desastroso para el planeta Tierra y sus habitantes. 

Hicimos un receso para tomar un poco de aire en el exterior -el gran patio que daba acceso a la mayoría de las instalaciones-. Fue como una bendición recibir en nuestras caras ese aire fresco que bajaba de las montañas que rodeaban las instalaciones. Sin mediar palabras entre nosotros, estuvimos paseando por ese patio durante unos minutos; habíamos olvidado que la nave de los lunáticos estaba allí aunque no la pudiésemos ver. Recuerdo como pusimos fin a este pequeño receso y fui precisamente yo quien tropezó con una de las patas de la nave cayendo de bruces al suelo ante la sorpresa de todos y claro también de sus risas; aunque debo decir que enseguida vinieron a socorrerme, afortunadamente no me hice más que un pequeño rasguño en una de las manos y un mucho de vergüenza por mi torpeza. Este incidente nos hizo volver a la realidad y regresar a la sala de conferencias. He de comentar como anécdota, aprovechando estar junto a una de las patas de la nave, di unos golpes sobre esta para llamar la atención de nuestros visitantes y les hice gestos ostensibles de enfado a estos -aunque no los pudiese ver, ellos si nos veían a nosotros-... 

Una vez dentro de la sala y antes de que nuestros lunáticos llegasen a esta, hicimos un balotaje, para decidir por mayoría si debíamos aceptar las condiciones propuestas por los extraterrestres. El resultado de esta votación dio como resultado un sí rotundo por parte de todos a la propuesta de Aramu y encomendándonos al Gran Arquitecto del Universo nos preparamos para recibir a Aramu y compañía. 

Cuando todos volvimos a nuestros respectivos lugares sobre esa gran mesa, la reunión tomó de nuevo vida. Los lunáticos nos observaban con semblante de interrogación, nosotros a ellos de igual forma... todos nos preguntábamos en silencio, en qué acabaría todo esto. Nuestro director levantó la mano para tomar la palabra, Aramu con un gesto condescendiente le animó a ello. Muy bien -se pronunciaba nuestro colega-, antes de dar una respuesta a vuestra oferta, tenemos una serie de preguntas a la que deseamos respondáis y según sean de asertivas estas, daremos un sí, o, un no a vuestro “regalo”. Pronunciad esas preguntas -respondió Aramu-. Las preguntas cómo se puede imaginar el lector de este diario ya las conoce y así fueron transmitidas al jefe de la expedición lunática y representante de los “seres de luz”. Una vez oídas todas estas preguntas por la expedición lunar, fueron respondidas en el orden en el que se habían planteado; he aquí sus respuestas: La primera pregunta que habéis realizado -nos hablaba Aramu-; la de poder desplazarse de un universo a otro, os puedo decir que es así. Este pequeño artefacto pliega el tiempo y el espacio, aunque no podáis entender esto, pronto lo entenderéis si aceptáis el acuerdo. Vuestro colega Albert Einstein, ya está en vías de solucionar este que ahora os parece un misterio, con su teoría de la relatividad; se acerca un poco al funcionamiento de nuestra maquina, pero aun faltan muchas investigaciones para alcanzar el éxito. La posibilidad de plegar el tiempo, viene de cambiar el tiempo por el espacio. La base para esta cuestión, es la clave de este asunto; nosotros hace muchos centones de tiempo descubrimos el hecho que la denominada por vosotros “velocidad de la luz” en realidad es superable y bajo ese convencimiento, nuestras sociedades pudieron avanzar; nunca mejor dicho más que la velocidad de la luz. El cosmos, también este universo “vuestro” que vosotros estáis empezando a descubrir es un organismo vivo y como tal es posible utilizar su sistema circulatorio, digestivo, nervioso, etc. de hecho está compuesto por una infinita trama de “hilos invisibles” más delgados que un átomo. Como organismo vivo que es, no es único, dicho de otra forma no hay un ser único, un único ser humano. Igual ocurre dentro del cosmos. Con esta explicación extremadamente general, puedo responderos ahora a la segunda pregunta que formuláis. Por supuesto existen muchos otros universos dentro de un gran cosmos. Nosotros descubrimos como pasar de un universo a otro al comprender que dentro de un todo existen muchos más organismos interactuando entre sí y que se conectan por esos a los que vosotros empezareis a denominar agujeros negros dentro de unos años. Situando estos agujeros negros “túneles” dentro del gran mapa estelar del cosmos y con la ayuda de algo que vosotros denominareis “pulsar” (son como semáforos de intervalos exactos), es fácil pasar de un universo a otro sin moverse del sitio en el que tú crees que estas; por ejemplo si usamos nuestra máquina para desplazarnos a otro universo y dentro de este a algún planeta de alguna constelación de las allí existente, nuestro cuerpo físico no se movería “casi nada”, ya que el tiempo ha sido plegado por haber sido superado este por la velocidad de la luz. Una vez elegido el planeta (puede ser también al azar) en nuestro mapa, nos vamos a dirigir allí, elegir una ciudad, un pueblo, un espacio determinado etc. Una vez estéis en esa ciudad podréis andar por sus calles, visitar las casas, apartamentos, etc. claro está si estas tienen la puerta abierta; pues no tendríais la habilidad de traspasar objetos sólidos. Estando allí podríais por ejemplo bañarnos en un mar, un río, etc. etc. pero no es posible interactuar con las personas ni con el entorno; nosotros estaríamos “a otra velocidad” dentro de ese mundo. He de deciros que en algunos de estos planetas que podréis visitar existen seres “sensitivos” y que por alguna razón que aún no conocemos, después de estudiarlos con bastante dedicación por nuestra parte, tienen un “don” especial y podrían veros e incluso oíros, aunque nunca existiría contacto físico; en algunas ocasiones estos seres especiales, podrían incluso mantener alguna conversación con vosotros. Si esto llegase a ocurrir debéis ignorar sus preguntas y presentaros como algún antepasado suyo, o lo que mejor os parezca, pero eso sí nunca decir la verdad sobre la máquina, ni interferir dando datos de interés que puedan afectar a esa civilización si estuviese más atrasada que la de vuestro momento “real” de vuestro mundo la Tierra. Otra pregunta que habéis planteado, es sobre el implante que deberíais llevar en caso que aceptaseis el acuerdo que os proponemos. Pues bien este implante es absolutamente necesario para poder localizaros en todo momento, por vuestra seguridad y la nuestra (ya se os implantó uno y no ocurrió nada). A nosotros se nos implanta pasados unos momentos de nuestro nacimiento, además de saber nuestra ubicación exacta informa a una especie de macro ordenador central galáctico, si padecemos alguna enfermedad y si es así y estamos comenzando a enfermar, nos informará como sanar ese mal que empieza a afectarnos. Estas son algunas de las ventajas de llevar debajo de nuestra piel este pequeño artefacto; lo que sí os puedo asegurar, es que nunca jamás puede ser usado para afectar vuestro comportamiento sea el que sea. Acerca de cómo nos desplazamos por estos universos de forma tangible (real, física), era otra de vuestras preguntas, pues bien os contestaré también a eso. 

El combustible ya lo pudisteis ver en la visita que realizasteis a Luna. Los propulsores se alimentan de este plasma, así que lo llamamos de Magnetoplasma de Impulso Específico Variable y los más pequeños como el de la nave en la que habéis viajado a Luna generan una potencia de 10 Megavatios cuando la temperatura del plasma alcanza los trece mil grados centígrados y solo se necesita para este tipo de nave un recipiente de treinta centímetros cúbicos para contener este plasma. Además de esto las naves estelares, las de largos recorridos llevan incorporada en sus proas un sistema que generan ondas gravitacionales que vuelven a reducir aún más el fenómeno de antigravedad para neutralizar los campos externos. Nuestras naves están fabricadas al igual que las viviendas y todos los espacios que habitamos por un material “inteligente” que también pudisteis ver y como los pequeños robots construyen, o reparan con este material. Espero haber aclarado lo suficiente las cuestiones que nos habéis planteado -seguía diciendo Aramu-, si queréis podéis preguntar a cualquiera de mis compañeros que están aquí; por mi parte creo no tengo más que decir, ahora la decisión final es vuestra. 



Habían transcurrido tantos años desde que firmamos el acuerdo con los lunáticos -me recordaba mi querido maestro el profesor Pablo M-, que ya casi no recordaba alguno de los hechos que en su día pude transcribir en ese diario que ahora me devuelves. Como ves seguimos vivos todos y cuando digo todos no me refiero a los colegas con los que tuve el gran honor de vivir esos momentos ya que algunos de estos han marchado al “oriente eterno”; me refiero a toda la humanidad, estoy convencido ahora que de no haber firmado ese acuerdo y admitido todas las imposiciones de nuestros “vigilantes”, la Tierra habría desaparecido, o, nos habrían exterminado a todos y habrían “sembrado” otras nuevas formas de vida... La conversación transcurría mientras tomamos un té en el salón de su casa; por mi parte tenía tantas preguntas y dudas que plantear al científico, a mi estimado amigo Paul M., que me había quedado en blanco, no sabía por dónde empezar. Tras un pequeño silencio mi maestro retomó la conversación. 

Bueno ¿cuál es la primera pregunta que deseas hacerme?, supongo te habrás quedado embotado por la cantidad de cuestiones que se plantean en este diario. Tómate tu tiempo, tenemos unas horas antes del almuerzo y hoy parte de mi tiempo es para ti. Agradecido por sus palabras y un poco más tranquilo saboree el té y unas deliciosas pastas que su mujer nos había dejado en la misma bandeja con la tetera. Ya con las ideas más ordenadas comencé a hablar; la primera pregunta que me acucia es esta, ¿les entregaron la maquinita para desplazarse por los universos? ¿a quién se la entregaron?... Paul M. me respondió con una amplia sonrisa, sabía que esta era la primera pregunta que me formularías, pues sí nos la entregó, y no solo una como por lógica todos habíamos discurrido, no, ¡nos entregó una a cada miembro de la expedición a todos, incluso a los dos compañeros que por motivo de espacio en la nave de los lunáticos debieron permanecer en la base, ¿qué te parece? me parece alucinante –le respondí-.

Como ahora estás obligado por tu juramento en mantenerte en silencio, te mostraré la máquina. De una pequeña caja que había permanecido a mi vista todo el tiempo y que se encontraba en la mesa de trabajo sobre la que el profesor construía las cartas astrales de personajes famosos que se lo solicitaban, o, con la ayuda igualmente de la astrología y la astronomía, le pedían saber dónde y en qué lugar exacto tenían que colocar un nuevo proyecto comercial, o que día era el más conveniente para celebrar un concierto, o cualquier evento de importancia para estas personas. 

La caja debía de tener unas dimensiones de 15cm x 10cm y una altura de uno 3cm, de ella sacó Paul M. un objeto rectangular con una textura parecida al acero y unos pequeños botoncitos; también tenía una especie de display justo en uno de sus extremos. Con una cierta delicadeza me la entregó para que la pudiese examinar más de cerca, aquella pieza apenas pesaba, su tacto no era ni frío ni cálido, parecía tener la misma temperatura de mi cuerpo. El profesor me pidió que apretase uno de los botoncitos que apenas sobresalían de su superficie, así lo hice y de repente un halo de luz azulada se proyecto desde el display hacia el exterior; en él se podían ver como una serie de cifras se entremezclaban unas con las otras, muy bien le dije ¿y ahora qué debo hacer? Marca una cifra de ocho dígitos -me indico el profesor- y espera, tal como me había indicado mi amigo marqué los ocho dígitos, entrégamela y dime ¿esta numeración se corresponde a una fecha en concreto, o, es una libre selección de números? mi respuesta fue que había marcado el día, el mes y el año de mi nacimiento ¿qué te ha llevado a ello? pues por simplificar, para dar rapidez a mi respuesta -le contesté- ¿qué te parece si pudiésemos desplazarnos justamente a esa fecha en concreto? me parecería muy interesante –le respondí- ¿pero no decían los lunáticos que solo se podía “ver” una acción en el momento actual nuestro y el momento actual del lugar de la elección hecha? 

Veo que has leído con interés el diario –me respondió Paul M.- así nos lo hizo creer nuestro amigo Aramu, pero esto no es así exactamente, o, dicho de otra forma él, Aramu no imaginó que nosotros pudiésemos alterar el menú de esta máquina; los primeros años que pasamos en posesión de las máquinas, todos experimentábamos por nuestra cuenta y en alguna que otra ocasión lo hicimos invitando a alguno de nuestros antiguos camaradas, además nuestras reuniones de Logia se seguían celebrando dos veces al mes, por lo que nuestros “viajes” y también descubrimientos sobre la máquina, lo compartíamos; debido también a esto, nuestro “aprendizaje” fue mucho más rápido; todos teníamos un mismo cometido; aprender lo máximo posible sobre este inmenso regalo de nuestros amigos lunáticos. Con el paso del tiempo y tras visitar otros universos y mundos dentro de estos y algunas de sus ciudades, con la ayuda inestimable del “mapa” que también nos regalo Aramu, fuimos experimentando con el menú de la máquina y pudimos averiguar que, la máquina tenía un margen de cien años atrás, o, adelante. El porqué de esto lo descubrimos más tarde en una de las conversaciones que mantenemos con Aramu. Su tiempo y el nuestro no están en la misma sincronización para ellos uno de nuestros años equivale a 12h terrestres, de ahí el “error” de ajuste de la máquina. Es decir podemos avanzar, o retroceder un poco en, vamos a decir “nuestro tiempo” respecto al ajuste interno de la máquina de desplazamiento universal; que por cierto es así como la hemos denominado por común acuerdo. 

¿Dispuesto a viajar? -preguntó mi maestro- sí estoy dispuesto -le respondí- aunque si he de decirte la verdad, estoy bastante nervioso, no tengas ninguna inquietud me respondió Paul M. , todo está como se suele decir en estos casos “bajo control” 

Ven colócate justo a mi lado y toma esa cinta que ves aquí; ahora debemos encintarnos una de las muñecas; la tuya y la mía, con esto estaremos en pleno contacto corporal. 



Nosotros mis compañeros y yo aprendimos que la máquina es capaz de trasladar la masa de dos personas en estos desplazamientos siempre y cuando exista este contacto íntimo con alguna parte de los dos organismos. 

Bien, ahora voy a recrear con el mapa el lugar exacto al que debemos dirigirnos ¿listo? sí le conteste disimulando mi nerviosismo. ¡Pues allá vamos! -pronunció solemnemente mi maestro- No hubo ninguna conmoción, ninguna alteración física, nada; simplemente tenía delante de mí (de nosotros) otro paisaje, otra calle, otra ciudad... 



EPÍLOGO 

Hasta aquí he intentado transcribir lo mejor que he podido el diario de mi querido profesor P. Menier; las aventuras y acontecimientos que se produjeron posteriormente con el uso de la “máquina de desplazamiento universal”, será mejor para no confundir al posible lector de este relato, hacerlo en otro aparte, ya que ahora sí lo podré contar en primera persona.



FIN



Mercurio Marín; a 17 de Julio de 2017 

Título: Tiempo de viaje ©2017

Autor: Mercurio Marín Badillo ©copyright



Mercurio Marín; a 17 de Julio de 2017 (EV)


Titulo: Tiempo de viaje ©

Mercurio Marín Autor

Género: Novela, Ensayo, Ficción, Suspense.